Jue 10.02.2011
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MACACO BONG EN EL TERCER FESTI-PEZ

Hogar obrero

Esta banda del Mato Grosso, perteneciente a la clase trabajadora del sonido, combina elementos del post rock, el metal alternativo y el free jazz con la siempre rica armonía brasileña.

› Por Santiago Rial Ungaro

”Voy a morir de viejo. No voy a estar zarpado, no. No tengo nada que ver con tu idea del rock”, cantaba Minimal allá por 1993, época en la que salía el primer disco de Pez. ¿Qué otra idea puede haber del rock? La participación de Macaco Bong en el tercer Festi-Pez confirma que hay otro rock posible: rock autogestionado, con búsquedas musicales, con conciencia gremial y experimental. No es casual que Macaco Bong aterrice en el Festi–Pez: esta banda del Mato Grosso, cuya propuesta instrumental, que combina elementos del post rock, el metal alternativo y el free jazz con las siempre ricas armonías y rítmicas de la música brasileña, podría seducir tanto a los fans de Mars Volta como a los seguidores del rock progresivo a lo Rush, viene de “tocar en 130 ciudades en los que presentamos siempre el mismo concierto”. Bastante para un grupo alternativo.

Para quienes tengan su primer disco (Artista igual pedreiro, editado en 2009), ésta es la oportunidad de experimentar cómo suenan en vivo estos “obreros del sonido” (de hecho pedreiro quiere decir “albañil, obrero”): “Hacemos siempre el mismo recital, nos interesa analizar la reacción del público; en ese sentido somos una banda muy objetiva. Aunque la música que hacemos no sea muy comercial, porque nuestros temas son largos, con partes instrumentales, la reacción del público es algo a lo que apuntamos mucho. Creo que tocar siempre lo mismo hizo que la química que tenemos haya ido creciendo”. El español de Ney Hugo, bajista del grupo, es perfecto y sus ideas son claras: “Nosotros empezamos haciendo jams de 4 o 5 horas, improvisando y grabando hasta que pudimos armar nuestro sonido. Por eso ahora siempre tocamos el mismo show; el vivo es nuestra mejor fuerza”.

A sabiendas de que su música tenía potencial, pero no se ajustaba a las tendencias del mercado, el trío (que completan el virtuoso guitarrista Bruno Kayapy y el versátil baterista Ynaiä Benthroldo) pronto tomó conciencia de que el camino había que ir inventándolo al andar. Macaco Bong es, decididamente, un grupo original por varios motivos. “Hace cinco años que estamos trabajando con la Asociación Brasileña de Recitales, desarrollando la música alternativa junto a muchos otros artistas. Y la realidad es que ahora hay una escena mucho más sólida. De hecho vamos a participar en un Foro del gobierno, explicando cómo funciona El Colectivo Fora do Eixo, la red de colectivos de la que somos parte, que a mí me parece revolucionaria.”

La unión hace la fuerza: el encuentro con Pez (con quienes planean hacer un split, es decir un disco compartido) es en ese sentido una consecuencia de la “afinidad personal y estética que hay entre las dos bandas, tanto por el modo de organización como por todo el proceso y la fuerza que tiene ese proceso en la música”.

Por este tipo de decisiones y por la potencia musical del trío es que su único disco tiene algo de manifiesto. “Es una palabra coherente, yo creo que es así”, se entusiasma Hugo desde algún lugar del Mato Grosso. Aquel adagio que recomienda pensar localmente y actuar globalmente (¿o era al revés?), y esa operación sonora que ellos mismos alguna vez definieron como “una deconstrucción de los arreglos de la música popular brasileña aplicada a la estética del rock”, los llevó pronto a ser una promesa de la escena brasileña. Claro que esa promesa ya se ha vuelto una realidad: el año pasado llegaron a compartir una enriquecedora experiencia musical con Gilberto Gil (que hasta hace un par de años todavía ejercía el cargo de ministro de Cultura) en el prestigioso Festival Futurivel. “La conexión la hizo Claudio Prado, que es amigo de Gil de toda la vida y ha reflexionado y escrito sobre la filosofía de la cultura digital en estos tiempos. Claudio conoce nuestra música y también estaba al tanto de los festivales independientes que nosotros venimos armando con El Colectivo Fora do Eixo, que a Gil le interesaron, así que nos conectó con él. Estuvimos tres o cuatro días ensayando y él fue conociendo nuestra música.” Hugo reconoce que al principio la adaptación les costó un poco, porque tuvieron “que re–aprender a tocar con un cantante”. Lo fascinante fue que Gil (demostrando una vez su apertura mental) les permitió total libertad para elegir el material a tocar (eligieron la época de sus colaboraciones con Lanny Gordin en los ‘60, su etapa más experimental) y para arreglarlos como se les ocurriera. El resultado (un referente de la Tropicália al frente de una banda de rock experimental pesada) dejó abierta la posibilidad de volver a colaborar juntos.

“El Movimiento Funk de San Pablo o la Tropicália misma fueron movimientos sociales además de artísticos, y es ese tipo de combinación explosiva la que a nosotros nos interesa encontrar. Generar una renovación estética desde el contexto en el que uno vive. Nosotros cuando éramos chicos escuchábamos mucho rock: grupos como Pantera, Hendrix, Mogwai, Block Party, Tortoise o Sonic Youth. Todo eso es una parte de nuestra raíz musical, pero también desde antes de empezar a tocar quisimos incorporar mucha música de raíz del Mato Grosso. Y creo que ésa fue una forma de diferenciarnos con nuestra propuesta: nutrirnos de la música de nuestros padres, la música de nuestros abuelos. Y lograr fusionar todo eso de una manera sutil, subjetiva y orgánica. Para nosotros, la fuerza de Macaco Bong es un 50 por ciento por la composición y otro 50 por ciento por el movimiento en el que estamos trabajando.”

* Macaco Bong toca el 12 de febrero en el Festi-Pez, junto a Pez y Humo del Cairo. Niceto Club, Niceto Vega 5510.

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