ENTRE RíOS DURARá LO QUE DURE ESTE AñO
El compositor Sebastián Carreras anuncia que su banda presenta Era, y su banda dejará de existir cuando termine la presentación del disco. “Hacer de a diez canciones me parece obsoleto”, dice. ¿Esperando la última era?
› Por Julio Nusdeo
El camino que Sebastián Carreras transitará este año suena plagado de sentimientos encontrados. Su banda, Entre Ríos, lanzó su nuevo álbum Era (Ultrapop 2011), y con él quedó fijado su resto de vida. “Es algo que va a tener una duración. Cuando termine la presentación, ahí va a haber terminado Entre Ríos”, explica Carreras. Las razones de por qué éste es el último disco del grupo se hallan en cómo Carreras entiende su entorno. Al comenzar la charla, Sebastián explica que dejó de creer en el formato álbum: “Hace bastante tiempo que noto que la idea de juntar diez temas para armar un disco no me cierra. No me parece que se aplique a la realidad de la gente que escucha música. Creo que lo que está haciendo es armar selecciones propias. Su propia colección de canciones. Entonces pensar en una obra, en una secuencia de diez, once canciones, me parece que es algo obsoleto”.
Las nuevas tecnologías, y en particular las redes sociales, generaron en Sebastián un sentimiento de rechazo a lo volátil que resulta expresarse por estas vías: “Todo lo que pueda hacer que tu discurso llegue a una potencial audiencia, no existe hoy. Aunque parezca que no, porque vos decís: ‘Subo un tema y la gente se lo puede bajar, y lo puede escuchar en Japón o en Alaska’. Pero es como una nube de moscas con zumbidos constantes, donde nadie puede llegar a discernir cuál es tu discurso y cuál es el mío”. Estas percepciones lo llevaron a entender un vacío ideológico en la música popular, y a repensar detrás de qué andaba: “Si realmente quiero hacer algo que produzca algún tipo de cambio cultural en este entorno social, me parece que ese algo no está en el rock, ni en un grupo de música”.
Irónicamente fue también el avance de las tecnologías lo que permitió que se formaran grupos como Entre Ríos. Allá por comienzos de la década 2000 surgió este fenómeno de música electrónica, que no tenía que ver con un estilo o una moda sino con una forma de componer con los primeros softwares de fácil acceso, y lograr un buen sonido en tu casa con una computadora bastante simple. Eso te volvía independiente porque no tenías que recurrir a sellos grandes, que ponían una guita encima y te llenaban de condicionamientos. La intención era hacer algo vendible que, por lo menos, recuperara la inversión. “Como en tu casa la inversión era cero y el riesgo también, durante los primeros años de 2000 aparecieron una infinidad de grupos de música electrónica”, cuenta Sebastián y recuerda: “Pensamos que esto de acceder tan fácilmente a la posibilidad de hacer música iba a ser transformador”.
La banda, integrada inicialmente por Carreras, Gabriel Lucena e Isol, comenzó como un grupo conceptual con un EP de cinco canciones llamado Litoral (2000), el cual respondía a un “guión”, según Carreras: “La idea era usar canciones compuestas por mí para que cante una chica y que arregle otra persona, con la intención de trabajar el sonido de manera diferente a lo que uno tenía como información. Música cantada por mujeres con sonidos innovadores”.
Ahora, pasados diez años, Entre Ríos goza de un público que sigue su música. Aunque para Carreras la situación por la que atraviesa la banda parece dejarlo algo decepcionado: “Ahora, que no te pagan por hacer música, no me parece extraño. No me parece bueno tampoco, pero es una realidad, y eso también hace que un grupo como Entre Ríos no siga avanzando en un infinito. Porque uno va creciendo y, si no te pagan por lo que hacés, es muy difícil que puedas seguir haciéndolo. Es la lógica por la cual yo entiendo la continuidad que pueda o no tener un grupo como el nuestro. Es una ecuación que no cierra”. Por momentos, Sebastián parece haberse tragado el vocabulario de un libro de marketing: “Hay sellos que todavía editan discos, pero de lo que se habla es de un mercado residual, como que queda gente que va a seguir comprando discos, pero bueno... la palabra residual me hace mucho ruido a mí”.
Resulta algo fuera de lugar entonces que Entre Ríos tenga un nuevo álbum acabado. Pero los motivos de Sebastián responden como un gesto de cortesía con su trabajo y con sus compañeros. Algo así como no poder abrir una puerta sin cerrar bien otra. “La tarea de este álbum fue llevar a Entre Ríos a su puerto final —explica—. Es el epílogo de una construcción de diez años.” Es la primera vez que Carreras ocupa el lugar de arreglador de las canciones (lugar que en los álbumes anteriores tenía Lucena). “Yo le pasaba (a Lucena) la voz grabada con una melodía, alguna base, y él construía toda la música sobre eso. Así que abarcar la totalidad de la idea Entre Ríos fue algo arduo.” También resultó una tarea satisfactoria porque le dio más conocimientos en cuanto a creatividad y técnicas. “Sé que cuando termine este año de Entre Ríos voy a tener un montón de herramientas para hacer otras cosas, conocimientos que me dio la experiencia de hacer música.” Son en estas frases en donde se encuentra la incertidumbre existencialista que parece agobiar a Carreras: “Si hiciese otro disco de Entre Ríos, buscaría una manera, un lugar de decir otra cosa. Pero ahí ya aparece el ‘para qué’ lo estoy haciendo. ¿Para qué voy a juntar otras diez canciones? ¿Para cambiar qué?”.
Eso que en la charla suena a contradicción son preguntas que Sebastián se hizo durante el proceso de gestar Era y que le dieron ánimos para terminar el disco: “Lo que yo sé hacer es esto. Música. No sé hacer otra cosa. Es un poco como en la película The Wrestler, la de Mickey Rourke, donde el tipo sabía que si iba a pelear, se moría. Pero era lo único que sabía hacer. Es eso. Te subís al ring y luchás”.
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