ENTREVISTA EXCLUSIVA CON JIM MORRISON
“Morrison es mi segundo nombre”, dice Jim Morrison Varela Devotto, juvenil de la selección uruguaya de fútbol, recientemente encontrado por el NO. Come on baby light my pava para el mate.
› Por Javier Aguirre
A las numerosas virtudes que la historiografía rockera le reconoce a Jim Morrison –su poesía reverberante, su temeridad escénica, su voz abrasiva, su onda a toda prueba– habrá que sumarle otras habilidades muy distintas, como buen manejo de la pelota, despliegue en la mitad de la cancha, disciplina táctica y remate de media distancia. Es que Jim Morrison ya no es únicamente el mítico líder de la banda clásica norteamericana The Doors, uno de los muertos más seductores del rock. Ahora, Jim Morrison también es un adolescente futbolista uruguayo que juega en las divisiones inferiores de Peñarol, uno de los clubes grandes del Uruguay, y que ha integrado varias selecciones juveniles de su país. “En realidad, mi nombre completo es Jim Morrison Varela Devotto; Morrison es mi segundo nombre”, presenta credenciales ante el NO Jimbo, que tiene 16 años, todavía no debutó en la Primera de Peñarol y... ¡no escucha rock! “El rockero de la familia es mi padre, y por supuesto, su banda preferida es The Doors”, aclara Jim Morrison (Varela). “Yo no escucho rock, la verdad; aunque a mi padre hubiese querido que me gustara; prefiero la cumbia argentina, y algunas bandas de cumbia uruguaya... como verán, no le hago honor a mi nombre”, señala, casi a la defensiva, el mediocampista que a último momento, y por un problema legal, se quedó fuera del combinado uruguayo que por estos días compite en el Sudamericano Sub-17 de Ecuador, clasificatorio para el Mundial de la categoría.
A pesar de que él reniega del rock, las posibilidades que abre la presencia del joven Varela en la elite del fútbol mundial son ilimitadas: desde tener un Jim Morrison en los planteles de la Playstation hasta que las botineras intenten seducirlo con la leyenda “Hello, I love you”; desde que, cuando Peñarol esté ganando, los relatores de fútbol digan que Jimbo “enciende el fuego del equipo” hasta que, cuando Peñarol esté perdiendo, la prensa especializada sugiera que el mediocampo del equipo “se ahogó en su propio vómito...”
A Jimbo no le parecen extraños esos forzados paralelismos: “Jim Morrison es el nombre que me pusieron mis padres, y a mí me resulta natural”. Aunque sabe que la apertura de las puertas de la percepción y el barderísimo espíritu psicodélico de su tocayo fallecido en 1971 podrían ser “antecedentes” no muy bien vistos en un mundo tan competitivo y estricto como el deporte profesional. “Vi la película The Doors y sé bien que Jim Morrison era bastante rebelde y tuvo muchos juicios en su contra”, reflexiona Jim Morrison (Varela). “Pero, como dice mi padre, la rebeldía que yo tengo la muestro dentro de una cancha de fútbol, y mi nombre para nada se conecta con las drogas; yo me cuido mucho, ya que el fútbol exige la máxima concentración física y mental”, despeja toda duda. Ese mismo tono solemne de futbolista entrevistado lleva a que Jimbo, como tantos jugadores, no descarte una eventual transferencia que lo lleve a jugar en algún club europeo, o de la Argentina: “Siempre miro los partidos del fútbol argentino y, aunque soy hincha de Peñarol, simpatizo con Boca”. ¡Epa! Atención rockers xeneizes: ¿se ven en cinco años luciendo la camiseta de Boca con el nombre “Jim Morrison” en la espalda? Serán días extraños, sí.
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