Jueves, 5 de mayo de 2011 | Hoy
DJ MARKY EDITA FABRICLIVE 55
El DJ brasileño es uno de los astros latinoamericanos –al lado del argentino Hernán Cattáneo y del chileno Ricardo Villalobos– en la escena dance europea.
Por Yumber Vera Rojas
Hubo una época en la que el jungle, por sobre cualquier otro estilo de la música electrónica, personificó el latir de la selva de concreto. Hubo otro momento en el que el bit arrabalero se sofisticó y cambió su nombre a drum and bass. Y hubo un instante en el que este género, fundado en Inglaterra y que se aferra a las bases del hardcore y a las raíces del folklore jamaiquino, se brasileñizó. Ese tercer instante fue generado por DJ Marky, uno de los astros latinoamericanos –al lado del argentino Hernán Cattáneo y del chileno Ricardo Villalobos– en la escena dance europea. “Descubrí el jungle a través de una revista. Aquello me fascinó. Era una propuesta diferente. Y yo era consciente de que si quería ganarme un espacio, debía ser distinto”, recuerda el productor y disc-jockey paulista en un hotel del microcentro porteño, antes de su actuación en las fiestas + 160. “Debo agradecer a Dios y al público por haber llegado hasta acá. Batallé mucho viniendo de una familia pobre. Mi intención era sólo la de ir a Londres para conocer a los DJs y la movida, pero caí bien y los artistas comenzaron a mandarme sus lanzamientos. Así no compraba discos y ayudaba a mi gente. Sin embargo, sucedió algo mayor.”
A manera de celebración de sus 11 años de faena en la capital inglesa, DJ Marky publicó en enero FabricLive 55, compilado mezclado por él –además flamante título de la colección creada por el súper club londinense Fabric– y con el que revalida su rasgo ecléctico. “Estuve bastante ocupado produciendo este disco y preparando un nuevo álbum, que seguramente sacaré a fines de 2011 en compañía de S.P.Y., productor brasileño con residencia en Londres”, explica este alquimista del bit contracturado, quien fue introducido en la movida británica por la estrella del drum and bass Bryan G. “En 2010 me pasaron cosas muy buenas. Hice remixes para Deadmau5, se fortificó mi selló Innerground Records, curé el recopilatorio The Kings of Drum and Bass y seguí organizando mis fiestas DJ Marky & Friends.” Aunque su sonido es una marca registrada, no descuida la veta innovadora. “Necesito inspiración. No puedo llegar al estudio sin una idea. Me gusta usar la pista como laboratorio creativo. No estoy de acuerdo con que te pongan una etiqueta por cada vuelta de tuerca que le des a tu concepto. No existe un drum and bass inglés, brasileño o argentino. Todo es drum and bass.”
Si bien el dubstep se tornó en el género rey de la pista de baile en la última década, el productor y DJ brasileño descarta la decadencia del drum and bass. “Tanto el drum and bass como el house, el techno, el reggae o el jazz nunca murieron”, afirma el paulista. “Una manifestación artística, cuando alcanza cierto pico, deja de ser mainstream. Por eso muchos piensan que acabó. Y no es así. El drum and bass volvió a ser underground, al igual que el techno. Respeto el dubstep, tiene cosas interesantes, pero no me agrada. No obstante, en el under se encuentra el público fiel, el que le gusta el trabajo del DJ. En mi país, particularmente, el movimiento hoy es un poco menor, aunque hay gente que realiza producciones de calidad.” Considerando su origen humilde, DJ Marky es un gran creyente del poder político y social de la electrónica. “Creo que el arte en sí encierra un compromiso. En Brasil, esto lo vimos con Gilberto y Caetano, quienes se tuvieron que exiliar en Londres porque la dictadura suponía que sus letras eran peligrosas. Ahora lo que sucede es que muchos DJs llevamos nuestra labor a la favela para educar a los jóvenes y sacarlos de las drogas y la delincuencia. Hay que creer en la gente.”
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