nLa diferencia entre unos chicos que ensayan dos horas por semana cuando el dueño de la sala les viene a anunciar que se terminó el tiempo por hoy; y los mismos chicos que tienen su sala, es sin dudas Las partes, un disco de envidiable sonido. La sala propia es el antes y el después de una banda de rock, según dice Ese Perro, que tuvo la experiencia de usar su espacio a gusto y piacere en la casona que alquilaron en Caballito en la que además viven los hermanos Alejandro y Mariano Crimi (bajo y batería). Si las ganas lo pedían, Ese Perro jugaba a la play, y si tenían que mostrar canciones nuevas a sus productores, se ponían a trabajar. A casi dos años de habitar la casa, dejaron de ser cinco perros para convertirse en los que el año pasado telonearon a Dave Matthews en el Luna Park. “Un gran evento para nosotros a nivel sonido y equipamiento fue alquilar una casa con la idea de que una de las habitaciones fuese una sala de ensayo. Y eso, no solo de las horas que tenés para ensayar, te hace adquirir conocimiento técnico, te enseña cómo sonar, pasás más tiempo con tu equipo. Porque si tocás en una sala alquilada usás todo el tiempo otros equipos”, dice Mariano. “Además del tiempo, nos equipamos inmensamente, incrementamos la calidad de equipos”, suma Bruno (voz y guitarra acústica).

Con 24 años de promedio de edad, Ese Perro tuvo la fortuna de ganar un concurso para bandas creativas y el premio era grabar con Pop Art. Con diez canciones en la bolsa, la banda esperaba que le dieran por fin el ok para editar su disco. Pero fueron demasiadas vueltas de parte de la compañía, más los rumores de posible cajoneo, cuando aparecieron Agustín Rocino (actual baterista de Catupecu Machu y ex bajista de Cuentos Borgeanos) y Patricio Hernández (ex baterista de Cuentos Borgeanos), excitados con la idea de producirlos. “Y dijimos me chupa un huevo Pop Art, qué me importa, vamos a grabar nosotros, vamos a sacar un disco de la concha de la lora”, se anima Alejandro. Así nació Las partes en Circo Beat, un disco que pone en un anaquel a Café Tacuba, Babasónicos, El otro yo y, por qué no, un aderezo propio difícil de precisar. Cuando los ex Cuentos Borgeanos terminaron de grabar Psicomágico en 2009, empezaron con la preproducción de Ese Perro. Pero esas diez canciones no fueron suficientes para estos exigentes productores que les pedían al menos treinta canciones.

Ese Perro trabajaba toda la semana y los sábados les mostraban tres temas nuevos. A fuerza de un entrenamiento cual pre temporada y con la exigencia a tope por parte de los ex Cuentos, nacieron canciones que hablan de ciencia, fetiches, Sandro, caretas acodados a una barra, amigas que se enamoran de ellos y chicas que toman sol en la terraza de quienes ellos se enamoran. “La idea es que Ese Perro sea una banda que abarque todos los ámbitos artísticos que nos gustan, ya sea un videoclip o la forma de vestirnos, y un todo. Teníamos un concepto muy claro de las ideas y estábamos muy celosos de por ahí delegar a alguien que no nos entienda. Viceoclip: ¿banda tocando y chicas desnudas?, no es eso lo que queremos”, explica Bruno. Y después se dieron cuenta que era necesario confiar en las personas que hoy son sus amigos y en ese entonces oficiaron de psicólogos y hermanos mayores. Descontando que además hicieron su trabajo sin cobrar un centavo.

Otro productor (tal vez podría ser quien los apadrina), el padre de Kurt, manager de la banda, invirtió en un motorhome para que se vayan de gira. Así anduvieron por Villa Gesell y Entre Ríos. Y también se les ocurrió sacar los colchones del camión y salir a tocar por la noche porteña. Dicen que los vieron por el Obelisco, fuera del Quilmes Rock, Niceto y otros lugares de Caballito y Flores. El Perromóvil ya es uno más de este proyecto en donde la banda se da cuenta que las personas aun conservan el sentido del asombro al encontrarse con cinco monos todos apretados cantando desde las ventanas de un camión. Así lo comprueban cada vez que cargan los instrumentos en su interior y arrancan. “Lo seguimos repitiendo por los lugares a donde estuvimos yendo y la gente reaccionaba de una manera absolutamente sorprendida. Nos encantó la reacción de la gente. Lo definimos como música rodante”, cuenta Pedro (guitarra). Y como las partes hacen un todo y la pureza musical de cada uno de los integrantes confluye en un fin, este producto termina siendo lo que los cinco persiguen. “Lo que más me gusta de Ese Perro es la búsqueda, el no conformarse con algo. La música es para mí, no solamente el hecho de tener talento, sino el hecho de laburarlo”, finaliza Roco, de la batería.

* Ese Perro toca el sábado 2 de julio en el ciclo la Fiesta B! (Florida 328). Entrada: $15. A las 23.