La Perla Irregular tomó forma en algún rincón de Pablo Vidal. Quizás haya sido gestada a su paso por el prestigioso conservatorio Manuel de Falla, o haya sido consecuencia de la atracción por el pop orquestal hijo de Phil Spector, y por bandas argentinas surgidas entre las décadas de 1960 y 1970. Desde esa base emerge algo como la criatura de Vidal. A fines de 2007, Pablo se salió de la banda en la que estaba, Colores Primarios: “Tenía esta serie de canciones y buscaba gente que se copara. Eran canciones que, creía, tenían que tener un montón de instrumentos, arreglos y demás. Como no conocía músicos que pudieran sumarse, grabé un demo con las canciones que iban a integrar el primer disco de La Perla, y con ese demo, en el que interpreté varios instrumentos, salí a tocar con una acústica por distintos lugares”, recuerda.

De esa manera conoció al baterista Marcos Fernández, con el que registró, junto a invitados varios, su álbum debut, La Perla Irregular (2008), un EP virtual, El Nadir del Rock (2009) y un segundo LP, La Novena Utopía (2009), con el que ahondó aún más en la psicodelia beat y las capas de instrumentos. A mediados de 2010, y a pesar de formaciones inestables, Pablo siguió la corazonada de grabar Rafael, su tercer disco editado a fines del año pasado. “Habíamos conseguido otro guitarrista que es el que está ahora, Joel Bonelli, y tenía esa sensación, un instinto que me dijo: ‘Hay que hacerlo ahora’”. Para noviembre de 2010, Rafael tenía edición física vía su sello, De Regreso a la Fantasía, el mismo por el que sacaron sus trabajos anteriores.

“El álbum, tanto musicalmente como en las letras, intenta generar una especie de novela de principio a fin; una suerte de viaje iniciático de Rafael, que pierde sangre, se transforma, atraviesa distintos estados y sueños, distintas realidades en las que va adquiriendo un mayor nivel de conciencia sobre sí mismo, hasta llegar al punto cúlmine, Descanso, el último tema”, explica Vidal. Consecuentemente es Rafael el track que abre el disco en un melancólico y reverberante arpegio acústico bajo un tono de voz reminiscente al Spinetta de Almendra, en el que Vidal canta: “Rafael / sal del placard / ven a dar mil vueltas”.

En la charla reconoce esa influencia junto a la de Francisco Bochatón y Bob Dylan, de quien admira sus textos surrealistas que inspiran su escritura. “Me interesa que en el receptor se genere una especie de caos cuando interpreta. A veces me gusta guiarme por la sonoridad de las palabras; no perderme tanto en la semántica sino usar las palabras como objetos que anulen la posibilidad de una única interpretación.” Algo de eso podría hallarse en el track Guadalú y su estribillo: “Guadalú / No hay aún / Puentes que naveguen Baires a Singapur”. Dice Vidal: “Ese tema lo compuse primero en inglés. Tenía armado el estribillo que decía ‘wanna do’ (quiero hacer). Creo que estuve dos años buscando, porque no quería cambiar ni el gua, ni el du, y no sabía qué poner. Cuando apareció Guadalú, dije: ‘Ya está, es la mujer y tengo el punto del que agarrarme para toda la canción’”.

El estilo beat rioplatense y las melodías, que van de melancólicas a amigables, visten por completo a Rafael. Su sonido espaciado responde a cómo Vidal asimiló el álbum anterior de La Perla: “La Novena Utopía fue un disco muy ambicioso en cuanto a cantidad de instrumentos, capas sonoras y texturas. Por momentos había una bola gigante de instrumentos. Con Rafael quería seguir usando instrumentos de cuerdas y caños, pero a la vez buscaba que suene más aireado. Entonces me preocupé en revisar cómo se comunicaban los arreglos entre sí: que cuando aparezca una guitarra, salga un teclado, o que cuando aparezca una voz, los platos se callen; una mejor comunicación para que se hagan más lugar unos a otros”.

–¿Cómo encarás el trabajo de las armonías vocales?

–Laburo más desde el lado teórico que desde la intuición. En los coros, lo más común es sumar terceras o sextas. Entonces digo: “Acá quiero cuartas... o que quede una séptima que moleste en el oído y después se resuelva”.

–¿Es igual con las cuerdas?

–Con los cuartetos de cuerdas tengo una lógica bastante pop: no quiero hacer algo difícil para que académicamente represente algo revolucionario, quiero que suene bien y al mismo tiempo buscarle una vuelta de tuerca para que no sea un mero “colchoncito” de acompañamiento.

Incluso con Rafael, la habitual metodología de grabación de La Perla Irregular consistía en la fórmula “Vidal + baterista + invitados” (miembros de Mi Pequeña Muerte/Jackson Souvenirs, Onda Vaga, y el productor Manuloop, compañero de Vidal en sus días de conservatorio). El cambio ocurrió meses atrás con la oportunidad de colaborar en el compilado Los Ellos. “Fue el primer tema que grabamos en banda. Empezamos a laburarlo y estuvo bueno porque cada uno propuso sus arreglos. Casi que fue hecho en la sala de ensayo”, cuenta. El resultado es el tema Quien te ama, te odia: “Una balada oscura, medio setentosa, apoyada en las guitarras y con sitar”.

–¿Cómo te inspiró El Eternauta para armar el tema?

–Entre las distintas líneas de sentido que tiene la historia, había una que me pareció que se le escapaba a la mayoría. Es la historia de amor del protagonista. Cuando Juan Salvo se une al ejército para luchar contra los extraterrestres, lo hace porque quiere salvar a su familia de la tragedia. Entonces se me ocurrió encarar la letra como una carta que él le escribe a su esposa, perdido en el tiempo.