Jueves, 11 de agosto de 2011 | Hoy
EL POST “POST MATTIOLI”
Por Luis Paz
Leo Mattioli fue tan parte de la banda de sonido de la crisis de 2001 como Las Manos de Filippi, Bersuit o Damas Gratis. El León Santafesino no le cantó al país, a los políticos, ni a los argentinos, sino al amor. Días antes del estallido de diciembre había hecho dos Gran Rex a caballito de tres discos que fueron el empuje para su carrera solista: Un homenaje al cielo, su debut de 1999; En directo piel con piel, el disco en vivo de 2000 que recuperaba su etapa de cantante en Trinidad, una de las naves insignia de la cumbia santafesina con acordeón; y el indispensable Ese soy yo, de 2001, dedicado a lo más miserable del romance y la vida.
Desde entonces y durante una década, Leo fue “el más romántico” para dos generaciones de chicas jóvenes, a la manera de “las nenas” de Sandro, pero sin canas ni bombachón, a pura tanga y grito. Mattioli sobrevivió entre el piberío más tiempo que el MSN, el fotolog o los chupines. Pero mientras gozaba de ese reconocimiento, luchaba contra la conspiración del destino: accidentes, un cáncer de garganta y la adicción a la morfina. El domingo 7 sufrió un paro cardiorrespiratorio en un hotel necochense. Falleció a las 12.07, a la tibia edad de 38 años. Nada de “sexo, drogas y cumbia”. En la movida tropical, el único modelo es el de “trabajo, trabajo y trabajo”.
Mattioli fue una parte más en la cultura joven de la década pasada; un exponente menos reivindicable “de un modo rockero” que Pablo Lescano y algo así como el Cacho Castaña de nuestra generación, por lo menos para la parte de nuestra generación crecida en ese interior que empieza en el conurbano. A los pibes nos daba aventuras, a las pibas les daba calentura o ternura, pero indudablemente sus presentaciones fueron highlights para Pasión de sábado y sus canciones teñían los torneos de metegol de esquina.
Tanto es así que Nico Landa –ex Los Auténticos Decadentes, actual Los Animalitos y solista, y un conocedor de la tradición romántica de nuestra región cumbiera– se copó con la convocatoria del NO para despedir a Leo: “Lo más insólito en él, para la tradición de la cumbia santafesina, es que fue un autor y no hay cantautores en la movida tropical. Lo vi en Radio Studio y tenía la mejor banda de santafesina con acordeón. Eran como los sesionistas de Richards, pero en cumbia. Creo que su mejor obra está en sus primeros discos y me han contado que era una persona generosa. La mayoría de los genios de la cumbia santafesina, como (su mismo creador, el guitarrista) Juan Carlos Denis, nunca obtuvieron reconocimiento. Sí Leo, y con todo el derecho”.
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