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Jueves, 8 de septiembre de 2011

LES MENTETTES PRESENTA SONGS FOR AN IMAGINARY FILM

Historias mínimas

Esta banda de sonido en vivo relaciona su obra con el cine, lo cual no parece ser un juego para nada desacertado. Aunque en este caso, desde el título de su nuevo material, el juego empieza desde adentro.

 Por Juan Barberis

Cuando el capricho más ambicioso de un artista no termina en escándalo es un buen primer paso. Y si encima acaba resultando una maniobra superadora, y deparando un panorama mucho más amplio y colorido, el asunto termina dando premio. Algo de eso existe en el presente de Les Mentettes, esta banda que, construyendo sobre su ADN de folk, rock y pop, se las ingenió para multiplicar o dividir y llevar las cosas a un plano mayor, donde sus canciones son capaces de someterse a peligrosos experimentos que nunca salen mal. Todo lo contrario.

Primero fue el turno de Let’s Mentettes, un disco debut que los mostraba sólidos y esbeltos, con composiciones que podían recordar a los Arcade Fire o los Flaming Lips mezclados con el nervio de un Johnny Cash no tan cansado de la vida. Después fue Les Mentettes Orquesta, aquella revisión de sus primeras canciones en plan multitud, cargadas de vientos y cuerdas, escenas y climas, en manos de un amplio equipo conformado por varias piezas del puzzle-indie-local: desde Los Hermanos McKenzie, pasando por Onda Vaga, hasta los resabios de Mataplantas. La confirmación de que incluso podían sonar económicos y sutiles, sean seis los que estén tocando o... treinta.

Y así, finalmente, llegó el turno de Songs for an Imaginary Film, un trabajo algo más masticado y maduro que decide resumir todo este trayecto, capitalizando la experiencia de la sobreinstrumentación para saber lo que hace falta y lo que no sobre una misma canción. Y para entender, también, que la belleza es una bendición que escapa a las formas.

“Creo que nos cambió la cabeza y la manera de tocar a todos”, asegura Adrián Rivoira, cantante. “Este disco es un poco el resultado del trabajo que hicimos con la orquesta. Utilizamos algunos recursos que tiene ese disco y tratamos de seguir compartiendo la música con toda esa gente que de alguna forma se involucró con el proyecto muy sentimentalmente. El factor humano al momento de estar tocando suma mucho. Y que haya alguien disfrutando de lo que hace y que eso esté grabado, me parece increíble.”

Puertas adentro, Les Mentettes parece tener la configuración de cualquier grupo de amigos; sólo que éstos, además de todo, son capaces de internarse en una casa en construcción y, en medio de sesiones maratónicas distribuidas en baños, habitaciones o placares, darle forma a uno de los discos más esperados del año por fuera del mainstream. “Lo grabamos en esa casa porque era el espacio que teníamos accesible”, explica Rivoira. “Era el lugar más cómodo que había y en donde podíamos tener todo armado por tiempo casi indefinido hasta que termináramos. Nos pudimos dar espacio para la experimentación, para jugar y probar. Fue más que nada para tener todo el tiempo del mundo.”

De esas sesiones que duraron meses sale un disco que, lejos de tratarse de una obra conceptual, se encarga de desglosar únicamente todos los estadios del amor. Una temática que a esta banda de tórtolos en celo, acompañados por la belleza pura y natural de su cantante Eugenia Brusa, le calza a la perfección. “Es como de la intimidad de una pareja, y de las idas y vueltas dentro de una misma relación”, señala ella. “O de esos amores más idílicos y fantasmales. De todos los estados del amor, digamos. Hasta de esas relaciones más complicadas.”

“Creo que escribimos más que nada pensando en un momento más que en un disco. Justo se dio que había un grupo de canciones que habían salido todas juntas, como una familia, que terminaron dándole forma al disco. De alguna manera no debe ser casualidad que todas tengan que ver con lo mismo”, dice Adrián. “Es claramente un disco de amor. Figuran situaciones de relaciones de pareja, no mucho más que eso. Es como súper simple el contenido, nada enroscado. Y tiene mucho más que ver con lo interior y no tanto con el contexto. Siento que nuestro primer disco un poco estaba enfocado en la historia de un personaje con el contexto que lo rodeaba. Bueno, este viaje es mucho más para adentro.”

Relacionar la obra general de Les Mentettes con el cine, esa que parece desarrollarse de manera literalmente lineal, parece ser un juego para nada desacertado. Aunque en este caso, desde el título de su nuevo material, el juego empieza desde adentro. “Creo que tiene que ver con una historia, y ahí es donde uno lo conecta con una película o una obra de teatro, quizá. Creo que ésa es la relación con la película que uno se hace de la vida o de un momento”, dice Pablo Font, tecladista. “También es lindo pensar que con la familia de canciones que quedaron se arma un relato que tiene una introducción, un desarrollo y un desenlace. Entonces aparece esa línea cinematográfica en el relato entero.”

—En este disco tampoco hubo producción externa... ¿cómo manejaron los límites, teniendo en cuenta las posibilidades musicales con las que contaban?

Eugenia: —Creo que se dio naturalmente, sobre todo por cuestiones de tiempo o ese tipo de cosas. Si alguien no estaba en el momento preciso en que se cerró un tema, bueno, ya está. Es cuestión de encontrarse. A veces alguien más decide y uno tiene la confianza de dejarlo que decida. Es normal, si no, se vuelve un caos.

Tomás (baterista): —Hubo mucha aceptación, igual. Todo lo que se planteaba, se aceptaba, y al menos se probaba y después se decidía. Justamente como no había nada premeditado para conseguir algo específico, el camino fue mutando mientras se iba haciendo.

Pablo: —Aprendimos a escuchar, antes era todo como enchufado a 220, tocábamos todo el tiempo. Ahora fue mucho más profundo hasta el vínculo con la canción, por eso tampoco hubo tanta diferencia de criterios porque las composiciones estuvieron marcando claramente qué era lo que necesitaban. El laburo con la orquesta nos hizo más conscientes de los silencios y los espacios, de los registros de cada instrumento y de a dónde funcionan mejor. Para lo que fue el primer disco de Les Mentettes, éste tiene una instrumentación muy distinta. Y por ahí en algunas canciones somos muy pocos los miembros de la banda que estamos tocando, pero sigue siendo un disco muy nuestro.

—¿Les molesta que se les siga preguntando por qué cantan en inglés?

Adrián: —Yo no me siento ofendido por la pregunta, para nada. Aunque a veces siento que la pregunta viene desde un lado descalificador. Como que el cantar en inglés descalificaría de alguna forma, que no entiendo cuál es todavía, el hecho de que uno hace música acá.

Eugenia: —Para mí, el mensaje en la música y en el arte no es directo. El camino no es de lenguaje en el sentido comunicativo. Es otro el recorrido, yo te estoy hablando con música... Por eso a veces uno tiene que hacer un esfuerzo especial para responder a esa pregunta.

* Les Mentettes presenta Songs for an Imaginary Film el sábado 17 de septiembre en Niceto Club, Niceto Vega 5510, a las 21.

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Imagen: Cecilia Salas
 
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