HERCULES & LOVE AFFAIR
El productor, DJ y flamante cantante de Hercules & Love Affair atiende el teléfono en algún lugar de Estados Unidos y asegura que el house se convirtió nuevamente en el consentido del dance global.
› Por Yumber Vera Rojas
Alguien en Nueva York no quiere ser Andy Butler. Después de varias llamadas a un celular con prefijo de la megalópolis estadounidense, el interlocutor afirma por última vez, con la ira a punto de colmarlo, y en un inglés que modula con suma precisión para que se entiendan cada uno de sus insultos, que él no es el nigromante de Hercules & Love Affair. Luego de varias idas y vueltas aparece el error: un número pifiado fue el que le quemó la cabeza al mortal y transeúnte neoyorquino y el que puso en vilo durante varias horas esta entrevista con el productor, DJ y flamante cantante. No obstante, él se lo pierde. Ahora jamás será parte de uno de los emprendimientos homoeróticos más exitosos de los últimos tiempos, ni tendrá la chance de convertirse, tomando prestado uno de los pasajes de la cinta Being John Malkovich, en el nuevo Eros que nos intoxica con ese exquisito semen cargado de dance que mana del cielo. “Les pido mil disculpas. Pasamos mal el número”, explica apenado al NO el líder del laboratorio sonoro patentado a mediados de la década pasada, tras acabar un ensayo en la madrugada europea.
Hercules & Love Affair actuará finalmente la semana que viene en este rincón del mundo. Lo iba a hacer algunos meses atrás, pero debió cancelar la gira con la que se encuentra presentando su último disco, Blue Songs, publicado en enero de este año, debido a una afección de salud de Butler. A pesar de que éste será el estreno del ensamble neoyorquino en la capital argentina, su creador ya estuvo acá dos veces, aunque en plan de DJ. Es más, su primera visita se produjo antes de que saliera a la venta su ópera prima, titulada igual que el conjunto, considerada uno de los 10 mejores álbumes de 2008, y de la que se desprendió el himno Blind, que sonó hasta el hastío inclusive en el programa de Gerardo Sofovich. “Fue encantadora esa ocasión. Di un DJ set en Cocoliche, un club con un estupendo espíritu underground, con un maravilloso sonido, y, por sobre todo, con un público grandioso”, recuerda Andy. “En 2009 regresé para hacer lo mismo en un festival (Personal Fest) que encabezaba Depeche Mode. Así que fue difícil esa performance porque la gente no vino a verme a mí, y tenía que buscar la manera de captar su atención. Sin embargo, me lo pasé bien.”
Pero el artista originario de Denver marca diferencias entre lo que es una actuación suya tras las bandejas y un directo con su banda. “Son aspectos muy diferentes. Si bien me divierto mucho presentándome como DJ, con el grupo puedo desplazarme hacia otras instancias sonoras. Y eso lo disfruto. Para esta gira armamos un espectáculo con muchas voces, con una base rítmica potente, con estilo y con glamour. De manera que no me sorprendería que el público se dejara llevar y terminara sobre el escenario bailando en calzoncillos.” Aunque ese hedonismo festivo non stop es el rasgo que aúna a sus dos producciones de estudio, Blue Songs asume varios contrastes con respecto al disco debut del combinado. “Las expectativas con este material fueron superiores a las del primer álbum debido a la repercusión que alcanzó nuestra propuesta. Es cierto que sentí la presión de mantener el nivel, pero las variantes no fueron parte de un plan conceptual. No hago música para mis fans, sino para mí. Creo que es lógico que haya diferencia entre uno y otro trabajo, especialmente porque en esta oportunidad me concentré en cantar. Estoy muy satisfecho.”
Además de la incursión interpretativa del cacique del grupo, Blue Songs, realización que precede al álbum de remixes Sidetracked (2009), está repleto de novedades. La primera es que, pese a que se había confirmado que Antony Hegarty —el de los Johnsons— prestaría nuevamente su voz para este proyecto, al final no lo hizo. “Como tuvo mucha participación en el primer álbum, y a mí me gusta probar con diferentes cantantes, no se dio esta vez”, detalla Andy. “Pero no descarto que muy pronto nos volvamos a meter en el estudio.” La otra es que Nomi Ruiz ya no forma parte de la alineación de Hercules & Love Affair. Su lugar lo ocupó la increíble cantante y performática venezolana Aérea Negrot (N. del R: el NO tuvo una exclusiva con esta ahijada artística de Ellen Allien en febrero de este año.) “Aérea estuvo involucrada desde el principio del proceso de nuestra última producción. Es realmente muy talentosa. Si bien inicialmente su función era más la de improvisar, tiene la capacidad de enganchar la armonía y tirar una melodía. Es un gran placer trabajar con ella, y espero que se quedé mucho tiempo con nosotros.”
Completan la troupe de vocalistas Kim Ann Foxman, quien interviene en el combinado desde su fundación, y Shaun Wright, un fan de Hercules & Love Affair al que incorporaron no sólo porque se parece a la desaparecida leyenda de la música disco Sylvester, sino porque canta como él. Cantando por un sueño. Blue Songs cuenta asimismo con el aporte interpretativo de Kele Okereke, frontman de Bloc Party, quien el año pasado se lanzó a la pileta de los solistas con un trabajo orientado a la electrónica The Boxer (2010). “Soy amigo de Kele, y me parecía muy copado que colaborara con nosotros en esta oportunidad”, justifica el productor y DJ de 32 años. Este segundo álbum de estudio significa igualmente su estreno en la escudería Moshi Moshi Records, luego de que debutara de la mano del sello de culto DFA Records. “Nuestra antigua disquera se gastó parte del presupuesto que tenía para este disco. Al mismo tiempo, Moshi Moshi estaba muy interesado en incluirnos en su catálogo. Por eso nos pasamos a esta compañía, aparte de que tiene muy buenos artistas (Au Revoir Simone, Architecture in Helsinki, Kate Nash).
Painted Eyes, la canción que abre el último elepé de este plenipotenciario de las pistas de baile en tiempos del indie, es posiblemente una de las mejores concepciones de su obra. Sin embargo, Blue Songs, a medida que avanza, demuestra que no tiene el mismo encanto de su antecesor. Lo que sí logra es despegarse de la veta nü disco que le dio un lugar y poner un pie en el house de la era de Technotronic, Black Box y Crystal Waters. Y el sencillo “My House” es un tributo hacia esa era. “Me marcó la época de Technotronics, que en su momento pensé que era lo más grosso que podía existir. Crecí con el house, básicamente”, confiesa Andy Butler. “Después me transformé en un coleccionista de vinilos de música disco. Y en un punto me cansé de eso. Por eso nuestra primera producción tiene muchas reminiscencias de ese género, mientras el más reciente tiene uno que otro track. Experimenté un poco, pero no necesariamente deba seguir haciendo lo mismo.” Y ante la pregunta de si el house nuevamente se convirtió en el consentido del dance global, el muchacho grandote, colorado y jolgorioso no duda en responder: “Lo certifico”.
* Hercules & Love Affair actuará el 5 de octubre en la fiesta Embassy, en Niceto Club. Av. Niceto Vega 5510. A partir de las 22.
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