Jue 13.10.2011
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LAS NUEVAS ORQUESTAS QUE ARMAN EL BAILONGO

Es sólo cumbia... pero me gusta

Sonora Marta La Reina, La Delio Valdez y Todopoderoso Popular Marcial son las orquestas cumbieras más bailables del momento. Un combo explosivo de cumbia colombiana, porros (un ritmo), vallenatos y música andina es la nueva banda de sonido de las fiestas del weekend.

› Por José Totah

Nadie podría asegurar en qué momento exacto sucedió, ni cuáles fueron los inexplicables tramados sociales que engendraron el fenómeno. Pero, de un día para el otro, la cumbia dejó de ser –para muchos– eso que pasan al final de los casamientos, justo después del carnaval carioca, cuando los invitados ya se pusieron la corbata de vincha y andan demasiado borrachos para protestarle al DJ. Tampoco se sabe cuándo ocurrió, pero la cumbia trascendió la bailanta y se convirtió en ritual de baile obligado, con un toque definitivamente cool, en fiestas en las que antes se escuchaba de todo menos esa música. Al mismo tiempo, cada vez son más las orquestas jóvenes que incursionan en géneros como el porro colombiano, el chamamé y los ritmos andinos. Las que arman los mejores bailongos del momento se llaman Sonora Marta La Reina, La Delio Valdez y Todopoderoso Popular Marcial.

Se da un cruce curioso en estas bandas, no sólo por el nuevo público que las escucha (suena en el patio de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y en festicholas en Belgrano y Barrio Norte) sino por la propuesta musical, ya que basan el grueso de su repertorio en las primeras orquestas de cumbia colombiana de los años ‘50, con el mítico Lucho Bermúdez como gran inspirador. Trompetas, trombones, tubas, saxos, clarinetes, acordeón y percusión son algunos de los instrumentos que integran estas big bands (en general son más de quince músicos en el escenario).

“Tocamos porros –un ritmo tradicional colombiano–, cumbias, vallenatos y chamamé, pero también temas de acá con arreglos de orquestas de los ‘50”, dice Juan Pablo de Mendonça, de Sonora Marta La Reina, en la que participan muchos músicos conocidos del jazz local, que grabaron como sesionistas para grupos de cumbia argentos, como Los Palmeras (padres santafesinos del cantadísimo Bombón asesino).

De Mendonça es uno de los fundadores de Alegrías de a Peso, la banda con la que, a fines de 2006 y durante ocho meses, recorrió Cuba, México y Colombia para investigar las canciones populares de esos países. Con Sonora Marta La Reina, Juan Pablo cuenta que hicieron una profunda indagación de los instrumentos para interpretar los géneros afroamericanos. “Yo toco un acordeón que es estrictamente para vallenato. Realmente hilamos muy fino”, afirma, y no reniega de su pasado bailantero como músico profesional, ya que fue miembro de Los Chakales. “Con ellos llegamos a hacer 2 mil shows en cuatro años, 70 por mes y hasta nueve en una noche”, recuerda de esa etapa, pero sostiene que “el mundo de la bailanta es un universo paralelo”.

El acordeonista explica que “en la Argentina siempre existieron buenos grupos de cumbia pero, por algún motivo, hay quienes siguen considerando que es grasa escucharlos; lo nuestro tiene una impronta que hace que la gente se relaje y diga: ‘Yo sí puedo bailar con esto’”.

Hasta los punks lo bailan

Santiago Moldovan es clarinetista de otra de las orquestas más convocantes de cumbia colombiana, La Delio Valdez, formada hace tres años. Y comenta que el grupo en el que toca abarca la música popular de Colombia y algunos temas de cumbia peruana. “Respetamos los géneros y funcionamos con la dinámica de una big band, sobre todo en lo que se refiere a la orquestación de los vientos; pero también deformamos las canciones a nuestra manera. Queremos volver a la lógica de las orquestas de antes, donde lo importante no eran los músicos sino la música en sí misma”, destaca.

El clarinetista opina que con la cumbia colombiana sucedió algo distinto al rock y que muchos ya no se contentan con “ir a ver una banda”. “Ahora quieren salir a bailar y eso es lo que les damos. He visto a punks agitando con nosotros”, asegura. “El público cumbiero tradicional también se copa; de hecho hicimos una fecha increíble con Mala Fama”, agrega.

Además de ser contratados para eventos privados, La Delio Valdez pasó por escenarios como Niceto, el Uniclub de Abasto, las fiestas Bubamara y tiene una asistencia promedio de unas 500 personas por show. Este sábado a la medianoche tocan en una fiesta en un galpón, en la calle Jorge Newbery 4880.

Una de las orquestas más nuevas es la Todopoderoso Popular Marcial, creada este año por Luciano Choque Ramos (ex Imperio Diablo). En este caso, la banda tiene un formato más callejero. “Nos encanta tocar caminando sin enchufar absolutamente nada”, afirma Luciano, quien se confiesa fanático de la música peruana. “Por más que la base de nuestra propuesta esté en la cumbia, hay una gran búsqueda por todo lo andino. Conceptualmente somos una banda de calle; vamos a un parque o a una casa y armamos el baile”, dice. El grupo, que viene de animar un multitudinario festejo en Parque Avellaneda, el domingo pasado (en el marco del contrafestejo del 12 de Octubre), está formado por casi una veintena de músicos, entre trompetas, tubas, bombardinos, clarinetes, saxos y percusionistas. Cada uno de los instrumentistas viene de palos distintos, como el rock latino, el jazz, los ritmos afroamericanos o la música clásica.

Finalmente, De Mendonça sintetiza bastante bien el fenómeno de la cumbia colombiana en la Argentina. “La cumbia como la tocamos nosotros es un caos. Nadie te va a decir qué está bien o qué está mal, ni cuál es su origen. Es como el rock. ¿Quién sabe realmente de dónde viene?” Lo que sí queda claro es que, con semejante cruce de públicos, se podría cambiar la letra de esa canción que dice “toma un trago y vuelve a Belgrano”. En este caso podría ser: “Baila una cumbia colombiana y vuelve a Belgrano”.

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