CHAU PEKíN! O GOOD BYE LENNIN
Chau Pekín! suena a diario en la cortina de “Metro y Medio”, el programa de FM Metro. Una banda que alegra con su sonido.
› Por Brian Majlin
Baja la música, se oye un grito. Han cantado bingo. Cartón lleno y premios para el espectador afortunado. Entre bailes, risas y humo, Chau Pekín! desgrana notas en su último invento: el bingo musical. El encuentro, un par de semanas atrás, expresa la creatividad, la búsqueda, la innovación y, sobre todo, el ideal detrás del engendro. Divertir y divertirse. “Cuando tenemos fechas sin bandas amigas, tratamos de que tenga color especial. Un condimento nuestro”, cuenta David (percusión). Y lo corta Macha (guitarra): “Era un desafío hacer algo distinto y pintó el juego”.
Chau Pekín!, que después de cinco años sigue sonando a diario en la cortina de Metro y Medio, el programa de FM Metro, se completa con Ariel (trompeta), Diego (voz), Goyo (teclados), Lío (batería), Daro (vientos) y Coco (bajo). Una lista extensa con algo en común: lo lúdico. Si quiere una banda que alegra con la música, está en la correcta. Si busca una que esperance con sus letras, vaya a la nota de al lado. Es miércoles por la tarde. Bar porteño en Villa Crespo, bastante ruido. Mitad de la semana, los músicos van cayendo. Cuestión irresoluta de los músicos apasionados y a mitad de camino entre la gloria y el despegue: tienen dobles vidas.
Piden un café y dos medialunas. “Yo quiero una”, dice David. “Viene con 3”, avisa el mozo. “Entonces mejor”, ríe Ariel. Parece que en todo hicieran un equipo. Un abroquelado grupo de amigos que se superponen para responder y se complementan para existir como banda.
Ariel: –Grabar el disco nuevo. Tenemos algunos temas, pero hay que seleccionar lo que queremos que quede definitivamente. Nos gustaría laburar con algún productor de los grupos que escuchamos, como Karamelo Santo, Bersuit, Las Manos de Filippi o Los Decadentes.
Ariel: –No, pero justo hoy les mandé un email.
(risas)
La espontaneidad es una característica. La banda, lejos de la homogeneidad –”acá tenés desde la izquierda más izquierda hasta uno de derecha”–, se nutre de la divergencia. Y no sólo en lo musical, donde destaca la mezcla entre el reggae y un predominante ska pegadizo. Emergentes del under porteño después de Cromañón, les cuesta unificar una postura sobre ciertos temas.
David: –Nos está jodiendo bastante la forma en que los dueños de los espacios encaran la forma de trabajar. Sólo pensando en el máximo beneficio económico y bajando la calidad.
Macha: –Al haber menos espacio tienen más fuerza para imponerse. A veces lo hacen bien, a veces no. Y eso perjudica a las bandas. El Estado no es muy transparente a la hora de controlar habilitaciones. Y nos pone en peligro a todos.
“Yo soy el que no quiere saber de los arreglos, porque soy de los que más se enoja con esta gente”, explica Ariel, entre muecas. Y aclara su postura: “Después de Cromañón, a veces prefiero no tocar a menos que nos den todas las garantías. Creo que en el rock hubo poca autocrítica y poco acuerdo. Se dieron algunos pasos, pero falta centralizar el reclamo”.
La idea de organización de bandas amigas ronda la mesa. “Si no tiramos para el mismo lado, nos perjudicamos todos”, dice uno. “El bolichero agarra al que acepta su negocio”, dice otro. Y un tercero cuenta que se aprovechan de que “hay poca información y poco espacio para conectarse”.
Ariel: –Constituir un espacio más profesional. Todos aspiramos a vivir de la música. Estaría bueno que tengamos más corporativismo, más identidad gremial. Más de decir “Esto es nuestro trabajo también”. Ahora con la muerte de Leo Mattioli salieron algunas cosas. Más allá del género y de que sea muy diferente el circuito de la cumbia, donde estuve un tiempo, son perjudiciales para los músicos. Beneficia a los bolicheros, que son tres y a los representantes, que son dos...
Macha: –Y cuanto más nueva es la banda, peor. Cuando arrancás, pagás para tocar. Y eso no existe. En otros países o en el interior te pagan o te bancan...
“En otros países”, imposta la voz de un anciano y bravuconea Ariel, antes de sentar postura: “la organización debe venir de parte de las bandas, pero también falta una respuesta del Estado”. Las diferencias, decíamos, emergen de lo espontáneo y los enriquece. Sin embargo, rara vez aparece una pelea.
Macha: –A veces el clima enardecido es de afuera, entre amigos no nos peleamos.
Ariel: –Uno se pelea por cosas importantes, minas o traición... pero por fútbol y política no.
(Risas)
* Chau Pekín! toca el 22 de octubre en el anfiteatro Parque Sarmiento. Gratis.
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