Jueves, 20 de octubre de 2011 | Hoy
COMOTTO SACó BLINDADO
Toca con el Indio Solari y el Flaco Spinetta cuando éstos necesitan armar sus respectivas bandas. Se supone que es alguien con carácter fuerte, pero nada de eso. Un tipo tímido y amable.
Por Lucas Kuperman
Cuando se piensa en el tipo que buscaron el Indio Solari y el Flaco Spinetta para armar sus respectivas bandas, se supone que es alguien con carácter fuerte y hasta con cierta distancia a la hora de hablar. Baltasar Comotto no lo es. Es alto, amable, y tiene una tímida sonrisa que le invade la cara ante cada pregunta. Cuando su respuesta va a ser larga, piensa unos instantes, respira fuerte por la boca y se larga con todo. Tiene perfil de una persona simple y súper frágil; imagen que derrumba a la hora de subirse al escenario.
Ligado a la música desde muy chico, recibió de regalo su primera guitarra a los once años. Estudió poco tiempo con profesores porque se reconoce algo indisciplinado, aunque admite que “se aprende mucho de las personas que tenés al lado, con los que construís música. Hay que escuchar de todo, y estar abierto a cosas más allá del rock”, aconseja el eximio guitarrista. Luego de armar algunos grupos, en la adolescencia empezó a vincularse con diversos músicos del ambiente local. Años más tarde tocó con Patán Vidal, con el que participó en distintas agrupaciones y en un festival de jazz en el Sur. Después de algunas invitaciones de Nico Cota, y Javier Malosetti, en 2003 recibió un llamado de Luis Alberto Spinetta para convocarlo y armar la banda para la presentación del disco Para los árboles. Al año siguiente le presentaron al Indio Solari para que grabara unas guitarras en El tesoro de los inocentes, el debut en solitario del ex Redondo. El resultado fue tan bueno que terminó formando parte de la banda estable del pelado.
Recientemente editó Blindado, su segundo disco de estudio. Con un sonido más rockero que Rojo, su predecesor, Baltasar expande el universo de su obra. “Es un disco bastante trashero, podrido –reconoce el guitarrista y cantante–. Las letras son bastantes anarcas e incoherentes. Busqué que tengan sonoridad, fuerza y que impacten. Que tengan sangre en algún punto. Son más viscerales y dramáticas que en el primer disco”, reconoce.
En Rojo hay algunas secuencias y baterías programadas, lo que le da un aspecto más rígido, que remite más a lo electrónico que a lo eléctrico. “Igual, tampoco es un disco de house”, arremete sonriendo. En esta nueva placa, el concepto sonoro fue distinto. Y continúa: “El otro día lo escuchó mi vieja, y lo puso al volumen como si fuera el primer disco (risas). Arrancó con todo y no lo podíamos parar. Le dije: ‘Pará. Este disco no es para almorzar’. Le di un par de indicaciones y al final se terminó copando”, admite el guitarrista.
–Eso está buscado desde el sonido. Es bastante industrial. Se asemeja a los ruidos que escuchás en la calle. Las sirenas, los bocinazos, las frenadas. Me gustó reflejarlo con las guitarras, con los riffs y las texturas. Las letras son bastante urbanas, y la música refleja el noise, el ruido de la ciudad. Las voces suenan muy ásperas, estridentes. La idea era ésa, que suene fuerte.
–Es una imagen de una base militar en Arizona, de la Librería del Congreso de Estados Unidos. Hace poco me comentaron que de un lado de la ruta tenés esa base aérea medio abandonada, y del otro encontrás un campo de papas, del cual los norteamericanos están súper orgullosos, porque es su gran espacio verde. Esas papas son las que sacan para McDonald’s. Mirá lo que es la contradicción. La radioactividad que debe haber en ese lugar. Es muy loco ese detalle. Además lo que me gusta es que tiene esa cosa futurista, que termina de cerrar ese concepto. Se puede ver desde el lado del comic de los ‘80, tipo Tótem y todas esas revistas que yo leía.
–Sí, además mi hermano es dibujante. Por el lado de él me gusta mucho el comic, las historietas. De hecho la portada de Rojo la hizo él.
Este segundo disco de estudio cuenta con la participación de músicos que acompañaron al guitarrista en su desarrollo profesional. Patán Vidal –”un gurú”, como lo llama él–, el Indio Solari, Luis Alberto Spinetta y Ricardo Mollo fueron parte de la troupe reclutada para las sesiones de grabación de esta placa. “Tenía la idea de que haya invitados durante todo el proceso del disco. No quise que la elección para los temas sea obvia –comenta–. Por ejemplo, Quién sos es bien Hendrix, y la podía haber grabado Ricardo, pero era lo más predecible. Lo pusimos en La gente, un tema en el que podía haber estado Luis. Creo que rindió un montón eso. Buscar el espacio justo en cada canción para el invitado”, confiesa Baltasar.
–Es un honor y un orgullo. Una suerte que se haya cumplido esto, que esté la gente que soñé. Desde los invitados, los músicos que grabaron, hasta los que están en los créditos. Fue un bloque, un adoquín. Una unidad que no desencaja para nada. Fue todo muy sólido. Es gente que brindó mucho a la música, y que tiene una conexión increíble. Es mucha experiencia, vivencias y años de conocimiento.
Más allá de su actual proyecto solista, el violero sigue tocando en las bandas estables de Spinetta y el Indio. Admite que, si bien es ecléctico, es bastante variado. Le gusta el compromiso y el desafío que le plantea la música.
–Son formas diferentes de laburo. Pero en todos me preparo a full, para ser un guerrero en vivo. Son metodologías y formas de trabajo distintas. Incluso en mi grupo. Por ejemplo, el Indio se concentra mucho en los shows, en los ensayos previos, que son mucho más seguidos. Con Luis los ensayos son más espaciados, pero con más continuidad en los meses. Son distintos, obviamente. Las situaciones, la música y el contexto. Lo principal es rendir, estar cien por ciento para cada situación. Si te gusta todo lo que hacés, por más que haya diferencias estilísticas y de conceptos, hay que hacerlo lo mejor posible para poder contribuir de la mejor manera.
–Sí, tengo eso. La música es una cosa sagrada, es lo más importante. A veces se pierde y hay que cuidarlo porque es lo que más deja. Hay que tener nuevos retos, sumar experiencia, nuevos shows y todas las cosas que te gustan hacer. Que no sea aburrido, no hacer algo que ya hiciste. La música es lo que queda. Hay que tener compromiso y convicción para que brille y quede por siempre. A veces se logra y a veces no, pero siempre hay que intentarlo. n n n
* Baltasar Comotto presenta Blindado el miércoles 26 de octubre en La Trastienda, Balcarce 460.
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