En el foro oficial de la banda, un fan posteó una foto en la que se lo ve con un cartel: “Treinta y pico, sin casa, sin trabajo, ¿sin Sonic Youth? ¡Ocupemos Murray Street!”, clama, indignado. Sería un poco exagerado protestar en plena área bursátil neoyorquina (allí donde el grupo tuvo en un tiempo su estudio) ante el posible fin del cuarteto que inventó el noise rock y lo llevó hasta límites insospechados. Pero es cierto que leer el comunicado que anuncia el divorcio entre Thurston Moore y Kim Gordon se sintió un poco como cuando tus viejos te dicen que ellos van a seguir queriéndote igual que antes, pero que papá ya no va a vivir en casa. Con más de tres décadas junta, la pareja era algo así como un mojón, la esperanza blanca de la creatividad compartida con los quehaceres domésticos, The Eternal. Y cuesta imaginarse un futuro para Sonic Youth ahora que ese vínculo se quebró y el comunicado anuncia que no hay certezas más allá de la gira que traerá al grupo por segunda vez a Buenos Aires. Porque Sonic Youth no es otra banda de rock y ya. No. La sola mención de su nombre arremolina muchos otros y los hace chocar con conceptos, ideas y movimientos artísticos que cruzan tres décadas y se ramifican en el pasado y el futuro. Kurt Cobain, el dadaísmo, Patti Smith, la mirada sobre el pop de Madonna y Karen Carpenter, la Generación X, el punk, el feminismo, las corporaciones, Lydia Lunch, el ruido, los poetas beat, SST y Geffen, Lollapalooza, los 120 minutos de MTV (cuando era Music Television), Velvet Underground, Charles Manson, antihits, las películas de Richard Kern, la multiplicidad de proyectos paralelos, Mike Watt... Mucha música, mucho arte, mucha fuerza creativa y vital. Por eso, si la segunda visita será la última, eso la hace todavía más ansiada, más esencial. Moore, Gordon, Lee Ranaldo y Steve Shelley (más el “nuevo” Mark Ibold) quizá no vuelvan más... Ma sí, ¡ocupemos Murray Street!

* Sonic Youth toca el sábado 5 de noviembre en el Personal Fest, GEBA sede San Martín, Figueroa Alcorta 5575. A las 00.15.