“El tema con Poseidótica siempre fueron los bateristas”, suelta su bajista, Martín Rodríguez, a pocos segundos de encarada la charla con el NO por su nuevo álbum, Crónicas del futuro, un disco vertiginoso nacido de la urgencia. “Hernán (Bertrand), el baterista que lo grabó, conoció a una francesa en un show de Poseidótica, se enamoró perdidamente y se iba a vivir a Francia”, cuenta. Frente a la situación, el grupo decidió grabar unos temas que venía elaborando y que sentía maduros. Eran sólo cinco, por lo que tuvieron que encontrar una alternativa que sumara al repertorio: “Decidimos hacer pasajes espaciales, cargados de texturas y ambientes, y entonces pensamos en Ernesto Romeo, del grupo local Klauss”. El ya había colaborado con Poseidótica para la presentación de su segundo álbum, La distancia (2008), en un show que casualmente funcionó como el traspaso de banquetas entre el batero que grabó ese LP, Federico Bramanti, y Bertrand. En Crónicas del futuro, el líder de Klauss volcó sus sintetizadores en temas como la onírica Otra fuga incierta, en la inusual experiencia con guitarras acústicas Confesiones del caos y en la apertura Elevación.

Mientras terminaban el disco, probaron a casi diez bateristas, antes de que Walter Broide, de los Natas, empezara a acompañarlos en shows. Broide conocía a Poseidótica –que completan los guitarristas Hernán Miceli y Santiago Rúa– desde sus comienzos, y fue quien tocó en Intramundo (2005), su debut. “Les propuse salir a tocar el disco que habíamos grabado juntos, y hubo tanta química y alegría por el reencuentro que decidí quedarme”, recuerda Broide, instalado ya como miembro estable durante este descanso de los Natas. “La música de Poseidótica es mucho más arreglada y tengo un acercamiento mucho más mental que espiritual, que es el que hay con Natas, donde la mente está completamente anulada y se vive desde otro lado. Con Poseidótica todo requiere mucho ensayo”, explica.