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Una de las ventajas de llamarse Dave Mustaine es que uno no necesita pensar un gran título para su autobiografía. Todo fanático de Megadeth, del thrash y de la música pesada en particular (o de la música, en general), sabe que su nombre cataliza todo lo que se espera de una estrella de rock: éxitos, desenfrenos, excesos y fracasos, no siempre en ese orden. El libro Mustaine da crédito de todo eso en 350 páginas en las que el cantante cuenta su vida, con la ayuda del escritor Joe Layden, desde su niñez en California hasta esta versión blanca y cristiana que reconoce encarnar ya con medio siglo a cuestas. Mustaine es el inventario autorizado de un tipo que motorizó su obra artística con el despecho de haber sido echado de Metallica y, buscando destruirlos, casi se destruye.

Al cabo de sus discos, peleas, canciones, mujeres, globos de heroína, traiciones, shows, cambios de músicos y rehabilitaciones, Dave construye su historia y también la de Megadeth, su alter ego, con el que trazó historia grande en el heavy metal y caló hondo en corazones criollos (aunque de Argentina solo hable en la última página de su último capítulo). Lanzado el año pasado al circuito comercial de Europa y Estados Unidos, Mustaine estrenó aquí su flamante edición en castellano de la mano de Hugo García, periodista de FM Rock and Pop, editor de la revista del palo Jedbangers y fanático de Megadeth, aunque no “el típico ciego”, como aclara: “Tengo esa cosita crítica que tiene que ver con mi trabajo”.

“Mustaine es Kill Bill en versión metalera”, dice García, que le compró los derechos a la compañía editora y lanzó el libro en un “digipack” con clara inspiración en la tapa de Rust in Peace. Profundizando en historias de drogas y abusos varios (que incluyen un pasado como dealer juvenil y 17 internaciones por intoxicación), promediando el relato emerge un Mustaine que encuentra en el cristianismo una válvula de escape. ¿Otra cantata más de un reventado arrepentido? “Toda su carrera, hasta hace no mucho, fue de la mano con sus adicciones y las de los músicos que lo acompañaron. Por eso están siempre presentes la heroína, la cocaína y todas las drogas que consumían. No diría que el tipo se muestra arrepentido, pero creo que se da cuenta y, a su manera, dice que tanto descontrol colaboró a que nunca haya podido conseguir su objetivo principal: vengarse de Metallica”, sostiene García, que en 2010 publicó la versión argentina de Eligiendo la muerte, una guía sobre el death metal y el grindcore. Por el momento, los libros se consiguen en la web de Jedbangers y en disquerías metalizadas.

* Megadeth toca el jueves 10 de noviembre en el Estadio Malvinas Argentinas, Gutenberg 350, La Paternal. A las 21.