Jue 17.11.2011
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INSPIRAL CARPETS EXPLICA POR QUé, SIENDO DE MANCHESTER, NO SON TAN MíTICOS

“Nosotros no nos falopeamos”

Se reunieron a 30 años de su formación inicial y pasaron por el Movistar Free Music como teloneros de Interpol. “Nos han dicho la banda más fea de Inglaterra”, se ríen. Y acá están.

› Por Luis Paz

“Cuando la escena de Manchester era lo más excitante de Inglaterra, la prensa nos amaba y todos querían andar con nosotros porque éramos menos ortibas que los Happy Mondays y Stone Roses. Sacamos cuatro discos, cuando la mayoría de las bandas de Manchester no llegaba al segundo, vendimos más que todos y tuvimos 18 temas en los rankings. Fuimos los más prolíficos, pero cuando se acabó el interés en la escena se quedaron con los Mondays y los Roses porque les rendían más: nosotros no nos falopeábamos ni éramos parranderos, así que no les servíamos.” En la voz de su tecladista Clint Boon, eso fueron los Inspiral Carpets, un hito de un puñado de años amado, odiado, olvidado... y recordado, ahora, durante su reunión a 30 años de su formación, que comenzó el viernes pasado en Buenos Aires, con su recital como teloneros de Interpol en la jornada final del ciclo Movistar Free Music. “La banda más fea de Inglaterra, nos han dicho, pero acá estamos.”

La historia de los Inspiral Carpets reúne anécdotas variopintas y deja en claro que, más allá de las desavenencias, tienen el suficiente grado de terquedad, de humor o de necesidad como para seguir adelante. “Lo que no se puede es negar que fuimos una banda tan buena como cualquier otra de las de la movida y de las de la música de garaje bailable.” Con matices, Inspiral Carpets fue una banda para bares y pequeños boliches, incapaz de subirse a pretensiones mucho más grandes, pero jugetona en su mezcla de post punk à la Joy Division, canciones de ritmos fuertes à la The Smiths, psicodelia à la Costa Oeste estadounidense, cosmología animal à la Pink Floyd, chombas à la Lacoste y eructos à la Shrek. Boon: “Esa mezcla surgió porque esas cosas eran en las que andaba cada uno de nosotros y debido a que nadie quiso restringir al otro. Más importante que lo de mechar punk y garaje, músicas similares de cualquier modo, fue lo que le aportó Craig (Hill, baterista) a la banda, que tenía 14 cuando lo conocimos y escuchaba esta cosa nueva llamada rap y hip hop y nos dio una base contemporánea y nos convirtió en una de las primeras bandas psicodelias con onda disco”.

–Bueno, luego los remixarían Justin Robertson y Paul van Dyke...

Hill: –Claro, porque fuimos realmente parte de esa escena bailable del indie dance rock también. En los ‘80 había un pulso bailable que terminó llegándonos, por supuesto. Las tres bandas, Stone Roses, Happy Mondays e Inspiral Carpets mamamos de eso y fue nuevo porque no era algo común.

Boon: –Hoy hay un montón de bandas con las que Inspiral Carpets podría alinearse: bandas contemporáneas como Interpol y tantas otras. Es una buena época para tener este nuevo comienzo, porque el garaje y la disco han vuelto a juntarse y ahora tenemos todos estos festivales donde podemos tocar con bandas de todos lados. Es excitante, es una resurrección. Las bandas no duran tanto... ¿tres décadas? Muchas bandas no se soportaron ni por tres discos. Pero nosotros no nos mentimos ni hicimos giladas para ganar plata: nuestra ambición es volar en la alfombra de la inspiración.

En 1981, el guitarrista Graham Lambert (el gran baluarte que sigue en el grupo y se la pasa retwitteando sobre Carlos Tevez y el Kun Agüero), el cantante Stephen Holt (que se fue en el ‘88, se perdió la época más dulce para el grupo y regresó recientemente), el bajista Tony Welsh (hincha del Manchester United en una banda de hooligans del City) y el baterista Chris Goodwin armaron Inspiral Carpets en Oldham, un pueblo ubicado en el Gran Manchester, a once kilómetros de esa ciudad cabecera. La mezcla de violas garajeras y Hammonds en la línea del uso armónico y psicodélico de los Stones, Jefferson Airplane o los Doors les dio crédito instantáneo y los llevó a oídos del mítico locutor John Peel, y de allí a la eternidad.

O, por lo menos, a un puñado de discos: Life, The Beast Inside, Revenge of the Goldfish y Devil Hopping, cada uno menos exitoso que el siguiente, aunque entre sí dejaron una estela de 18 canciones, algunas memorables como This is how it Feels, Dragging Me Down, She Comes in the Fall, I Want You y Generations, bastante más morrisseianas que ianbrownianas o drugas al modo de los Happy Mondays. “Más arriesgados que sus contemporáneos y más profundos y oscuros para observar la vida de la clase trabajadora”, decía la prensa de ellos en aquellos años en los que ya desembarcaban en la Argentina. “Vinimos en el ‘91 para un festival (el Derby Rock Festival en River, donde tocaron entre... Nito Mestre y Paul Simon) y nos compramos zapatillas Pony”, recuerda Boon. “Cuando volvimos a Inglaterra y bajamos en el aeropuerto, un pibe nos paró: ‘¿Dónde pegaron esas zapas?’. ‘En Argentina’... ‘¿Y dónde queda ese shopping?’” Las risas retumban en el trailer que hace de camarín de la banda, en el predio en Puerto Madero, rato antes de su show 2011. “Es genial estar de vuelta y con Interpol, porque me los imagino en Manchester, intentando que la gente se indigne.”

Aquella vez anduvieron por lugares históricos y por los barrios y las canchas de Boca, Racing e Independiente, con un joven Noel Gallagher que los acompañaba como plomo. “Lo mejor que compramos fueron las camisetas azules de la Selección argentina, las suplentes. En esa época hacíamos muchos partidos benéficos y las usábamos como camiseta de nuestro equipo. Hay una foto de todos nosotros con la camiseta suplente de Argentina, creo que era la del Mundial del ‘90, que hasta se publicó en libros”, devuelve Boon la pared a un público que, pese al desconocimiento general acerca del grupo, agitó con onda pelotas inflables en el Anfiteatro de Puerto Madero.

–Les llevó veinte años volver...

Boon: –Es que fuimos creciendo. Ahora tenemos como 15 hijos entre todos, así que el tiempo que lleva hacer un show tiene que justificarse. No le podés decir a tu esposa: mañana no vengo porque en Argentina tienen zapatillas deportivas geniales y son muy hospitalarios. Tiene que rendir.

–¿Y lo de los animales de dónde viene?

Boon: –Es pura coincidencia. Oldham está fuera de Manchester, es la zona conurbana de esa ciudad y tenés algunos lugares rurales. De chiquito tenía vacas en mi casa y era lo primero que veías cuando salías al patio. Cuando empezamos a tocar yo también empezaba a filmar y a sacar fotos, y Nick, el amigo que nos ayudaba con las luces, andaba con trasparencias, así que lo más natural fue proyectar vacas detrás nuestro y eso generó una cosa icónica en la banda bastante accidental: no fue por lo de Pink Floyd.

–Estuvieron fuera de la industria discográfica desde el ‘95, sacaron un single bastante poco celebrado en 2003 y ahora planean grabar en 2012. ¿Se toparon con una industria muy diferente?

Gill: –Totalmente, cuando decidimos grabar hablamos más de cómo íbamos a lanzar el disco que de cómo componerlo. Es un juego nuevo para nosotros, tenés mails y sitios de Internet y un negocio de la música muy diferente, las radios, los shows, todo el juego ha cambiado; sacamos un track para ver qué onda, cómo se hacía ahora. Antes sólo estaba la Radio 1 de la BBC y ahora hay estaciones especiales de rock. Probablemente sea mejor para bandas como nosotros porque podemos seguir viviendo sin precisar contrato.

Boon: –Nosotros nos dimos cuenta de cuáles eran nuestras opciones y medios en el ‘85 u ‘86: decidimos publicar casetes, que no se usan más, y difundirnos por fanzines de universidades, que se convirtieron en Internet. En los ‘90, la gente que los hacía entró a los medios y acompañó el crecimiento de la escena, pero eso ya no pasa.

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