Para la época en la que los Pampa Yakuza decidieron hacerse músicos, “los arquitectos eran taxistas y las carreras universitarias capitalistas más populares estaban caídas”, reseña el guitarrista Luciano Katz. “Para hacer una carrera capitalista y no poder trabajar, yo me hago músico”, pensó Lucho. “Tampoco iba a tener guita, pero resulté más feliz”, evalúa hoy, a doce años del comienzo de este noneto mestizo que sobrevivió a las dos crisis de su época (2001 y Cromañón) con crecimiento sustentable y una galería de discos que acaba de sumar una sexta placa, nuevamente con el mérito de ser superadora de la anterior, pues Pampa Yakuza es de esas bandas que disco a disco logra ajustar sus ideas y afilar sus canciones.

“No hay mucha vuelta: hay una rama musical que mezcla rock con música latina y folklore, que viene de los Cadillacs y pasó por Bersuit. Nosotros estamos en ésa”, trae al frente Katz. Oscar Righi y Pepe Céspedes, de Bersuit justamente, produjeron el reciente Singularmente, expresamente dedicado a narrar la alienación (y a intentar una vía de escape de ella), presentar las contradicciones de esta sociedad (de sus medios, políticas y comportamientos) y celebrar un compendio de músicas americanas. “Nuestra idea, y de allí viene el título del disco, es buscar la singularidad en lo popular, porque estos ritmos son populares: cumbia, rock, reggae. Nuestra pregunta es cómo encontrar en eso una singularidad que tenga que ver con Pampa y la respuesta la encontramos mediante la maduración. No sé si es que maduramos como compositores de música popular, pero hemos podido hacer canciones más sencillas y más descomprimidas”, pone en la balanza Luciano.

“Es un disco en el que nos permitimos jugar y aprender muchísimo”, suma el cantante Hernán Saravia. Y el guitarrista Adrián Brunetto completa: “Uno tiene facilidades y dificultades, así que me parece que lo importante es balancear. Si te sale bien poner 25 mil acordes, bueno bien, pero tal vez se te caiga otra pata: hacer las letras, supongamos. Buscar la originalidad en cada aspecto sirvió también para ver qué estaba de más y balancear la canción como letra, melodía, armonía, ritmo, interpretación.”

En esa búsqueda de darle forma a un nuevo paquete de canciones, algo que les llevó cuatro años desde UnicoySentido, los Pampa Yakuza volvieron a conectar con los jóvenes: “Esta nueva camada que está mamando política, del lado que sea, me emociona. Los contras tienen que entender que no todo es ser contra porque sí, como un adolescente enfrentado a sus padres en todo. Me parece que hay que saber convivir con matices y que los pibes son más tolerantes y están mucho mejor formados que nosotros. Los de 20 años vienen de ocho años de un gobierno más cuerdo que los que vi yo, entonces la realidad que viven es distinta a la de los que tienen 27, que a los 17 venían saliendo del que se vayan todos, que no querían tener nada que ver con la política, y a la de mi generación. Yo tengo 36 y, en mi época, te prendías fuego si entrabas en política”, distingue momentos el cantante.

Mientras preparan una posible gira por el norte del país y conciertos de reencuentro en otras zonas de las provincias argentinas (“La intención es ser una banda cada vez más federal”, apunta Saravia), Pampa Yakuza sigue intentando maneras de hacer música coherentes con su momento, como dice Lucho: “Hoy las decisiones las tomamos nosotros. Si fortificamos nuestros cimientos y tratamos de salir de los problemas mediante la autogestión, dependeremos sólo de nosotros mismos. Así como la región está en un gran momento, liberándose de los poderes, los músicos también vamos por ahí”.

* Pampa Yakuza toca el viernes 25 de noviembre en La Trastienda Club (Balcarce 460). A las 21.