COSMO PRESENTA COSMO
El nacimiento de este pop dulce y enamoradizo que genera Cosmo puede rastrearse en bandas anteriores como Mataplantas.
› Por Julio Nusdeo
nLa naturalidad es la pauta en Cosmo que sienta la base para todas sus actividades. Algo de eso se percibe en el ambiente relajado en donde el septeto charla de su homónimo álbum debut. Bien describe esa sintonía existente Ricardo “el Flaco” Balado, el único de los miembros de Cosmo que no tuvo otra experiencia musical antes que ésta: “La banda funciona como la conversación de un grupo, que existía como grupo humano antes que musical. Instrumentalmente funciona de la misma manera; es armónico arriba y abajo del escenario”. Sus integrantes se conocen de tiempo atrás, algunos hace diez años o más. Y casi todos han estado ligados en bandas amigas o colaborando entre sí. Ellos son Pablo De Caro, que compone las letras, canta y toca la guitarra eléctrica; junto al bajista Maxi García, quien fuera su compañero en Mataplantas. Ayar Sava toca la acústica y conocía a De Caro desde su época en Interama. También está Diego Chamorro, que toca la batería acústica y que en otros tiempos con su banda Bulnes compartía sala de ensayo con Les Mentettes, de donde se desprende Pablo Font para aportar teclados a Cosmo. Este nombre ya venía rondando en la cabeza de De Caro, que “había soñado toda una cuestión que tenía que ver con los instrumentos chiquitos que estamos usando ahora. Como vivía en un monoambiente, la gracia era que todo pudiera ser contenido en esa atmósfera”.
“Las buenas bandas no se separan, sino que se multiplican”, es una frase que el músico y productor Mariano “Manza” Esaín le dijo una vez a De Caro, y que explica cómo se expandió y se profundizaron más caminos derivados de ciertas cosas esbozadas en Mataplantas. Desde ahí, el nacimiento de ese pop dulce y enamoradizo que genera Cosmo puede rastrearse al momento en que De Caro consiguió prestada una máquina de ritmos, una Yamaha DD-5, de la que habló con Balado en un viaje en taxi. La casualidad hizo que fuera ésa la máquina de ritmos que Balado había tocado alguna vez en su infancia. “A la semana siguiente, un domingo, le dije ‘che, venite a casa a boludear’. yo tenía dos canciones y las grabamos ese día. Pasó otra semana y había con el Negro (Chamorro), que tenía ganas de tocar y lo invité también a grabar, y el Flaco vino a ver cómo había quedado lo que grabamos. El Negro justo lo había llamado a Ayar, yo le había dicho a Maxi para que grabara unos bajos, y justo pasó Font, que tocó timbre, entonces ese día ya estabamos los seis que estamos acá menos Andy (Ravioli)”, recuerda De Caro. El trompetista y percusionista Andrés Ravioli, miembro del ensamble Brian Storming se sumó a Cosmo para tocar dos temas en el segundo show de la banda. “Ese día recuerdo que vine para acá, había preparado alguna cosas, pero lo gracioso fue que terminé tocando en todos los temas. Aún no conociendo los temas, se dio naturalmente que estando arriba del escenario me quedé a tocar aportando lo que se me ocurría en el momento”, cuenta Ravioli, entre risas.
Toda esa armónica combinación de arreglos, algunos más premeditados que otros, y que De Caro siente “irreverente y con tono de fiesta por el placer de estar juntos”, construye canciones que hablan de amor, que de a ratos suenan tímidas y felices y excitadas por la emoción de ver la luz del sol.
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