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La primera imagen de Milena Hot, la actriz más conocida que ha dado el porno argentino, es muy romántica. Está mirando el mar desde un sillón blanco, en el lobby de un hotel setentoso de Punta del Este, y suspira como una mujer enamorada. Esta chica de 32 años, con su vestidito negro bien corto, aros y collar de cebra haciendo juego y un enorme escudo de All Boys tatuado en el brazo derecho, es la postal viva de la potranca pampeana: piel tostada, carnes abundantes, labios churrascosos, melones firmes, cola para detener el tránsito y expresión de “si te agarro, te hago de goma”. Es indudable que uno se siente una virgencita descalza frente a una señorita que ostenta el record latinoamericano de haber sido penetrada por 25 muchachos en una película (¿cómo hicieron?), un hito del denominado Gang Bang o “sexo en pandilla”.

En un primer contacto telefónico, Milena había citado a este cronista a la una de la mañana en El Sótano, un boliche swinger de Flores, en Carabobo y la Autopista. “Después me voy a Punta a trabajar y si querés hacemos la nota allá”, avisó. Sin coraje para acudir a El Sótano (en donde ese día había “fiesta romana” y, claramente, estaban todos en pelotas), el encuentro se produjo días después en el Tánger, un viejo hotelucho esteño de los que quedan pocos.

Ahora, frente al mar, comienza la entrevista, a la que se suma Rubén Danilo, su representante y mentor desde que ella era jovencita. Juntos –con Milena como actriz y socia– filmaron 256 películas y conocieron la gloria con títulos como Gorda caliente, Oficina hot, Lamásputa.com (que ya tiene su secuela) y Prisioneras (una oda al sadomasoquismo). También se codearon con famosos del porno como la Cicciolina y el rey italiano del género, un italiano llamado Rocco Siffredi, quien porta un manillar de 26x7 centímetros.

Se sabe que el precursor del cine porno en la Argentina es un viejo cascarrabias llamado Víctor Maytland, con fama de hacer los castings “en persona” (es decir: bajarse a las actrices él mismo antes de darles el papel), quien empezó a filmar allá por 1986. Sin grandes éxitos para vender al mundo, las películas porno locales naufragaron en el olvido y fueron consumidas por dos gatos locos. Sólo una porno-star emergió del barro, Milena Hot, y hoy sus films se venden a todo el mundo. Compinche de Ron Jeremy (icono del porno yanqui), viaja todos los años a Las Vegas a recibir un premio que gana desde 2000: el de mejor actriz latina porno. También es considerada una de las cinco gangbaneras más famosas de la historia. Milena pasa más tiempo arriba del avión que siendo enfiestada en tierra. Sus éxitos llegaron hasta Corea, en donde estuvo hace poco en una partuza que dejó duros por igual a los del Norte y el Sur. Cuando llega la temporada de verano, pasa sus noches de enero en Punta del Este, donde hace shows eróticos para los chetos en varias discos.

Final feliz

“En mis pelis, el sexo se muestra bien llevado, con la mujer como una reina, una diva a la que le dan todos: anal, facial, lo que sea; todos se voltean entre todos, pero siempre hay final feliz”, interviene Danilo, mientras toca el muslo derecho de su representada, cual carnicero que muestra al cliente las virtudes de su mejor corte. “Me gusta contar historias de la vida cotidiana, como si ahora viniera la mucama del hotel, saltara la barra de la recepción y le tirara la goma al gerente del Tánger. ¿No sería lindo?”, grafica.

Pero Milena no es sólo un rostro (o un cuerpazo) bonito. Estudió media carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires y asume que, cuando el físico no le dé para más, va a ser ella la que ocupe la silla de director en su productora. Y pensar que a Danilo lo conoció cuando era tarjetera en un boliche... “Esa noche, Rubén se estaba yendo a ver a All Boys y, como yo también soy fanática, me fui con él a la cancha; tenía 18 años”, recuerda la actriz, que ya compraba películas y revistas porno desde la secundaria.

Actualmente, ambos son barrabravas de “La peste blanca”, la pesada del Albo, y Milena se sube al paraavalanchas para dirigir a la hinchada todos los domingos. Hace poco, inclusive, se ofrecieron a formar un pool para juntar medio palo verde destinado a la compra de jugadores. El club les dijo que no, porque no sabía cómo devolverles la plata.

Cuando se le pregunta a Milena quiénes son sus ídolos, no lo duda: “Belladonna”. Se refiere a una actriz y directora porno estadounidense que hizo un carretón en esta industria, con films como Dominación travesti y Armas de destrucción anal. “Tiene todo lo que se necesita para triunfar en el género: es una mujer fuerte, descontrolada, con cara de viciosa y muy gangbanera”, afirma, respetuosa. Entre las leyendas de Belladonna se cuenta que fue a ver al papa Benedicto y le regaló una caja con cincuenta películas porno. “A ver si con esto contribuimos a que los curas se masturben más y no violen menores”, parece que le dijo Belladonna al Papa.

Para Milena, las claves del éxito son dos: actitud y humildad. Y acá vuelve a meterse Danilo. “En el set de filmación no se toma alcohol, ni se fuma, ni nada. Todos son muy profesionales. Afuera acostate con la hinchada de Boca si querés, pero en el set se trabaja como en una oficina”, comenta.

Milena y Danilo son organizadores del Feria Internacional de Cine y Arte Erótico en Sudamérica (Ficea), que se lleva a cabo todos los meses de noviembre en Buenos Aires. Con semejante currículum, la actriz no entiende por qué no la convocaron todavía para Bailando por un sueño. “Trajeron a la Cicciolina, a Pamela Anderson y a Milena no la llaman; no se entiende”, acusa Rubén. Pero hay algo del CV que nos guardamos para el final y es que Milena dice que hizo muchos shows para políticos. “En uno estuvo un ex presidente que no está muerto”, sonríe, picarona. Y no hay que sacar demasiadas cuentas para saber quién fue.