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Jueves, 1 de marzo de 2012

PAPPO

“Yo no me voy a poner en estrella”

Septiembre de 1993. La Selección Argentina del Coco Basile se come un baile ante Colombia, en la noche mágica del Pibe Valderrama, y pierde 5-0, en la cancha de River, por las Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos. En el mismo escenario, Soda Stereo da sus “gracias totales” con el concierto que daría lugar al disco en vivo El último concierto, aunque no sería el último. Y en una parrilla porteña, Norberto Napolitano –con Juanse y Vitico como comensales-testigos– paladea unas carnes, prepara su regreso al estadio de Obras Sanitarias y habla con el NO sobre su experiencia, un mes atrás, en el Madison Square Garden de Nueva York, junto a BB King.

 Por Javier Andrade

Lo primero que dice Pappo cuando vuelve a la mesa, después de estirarse, bromear y quitarse las gafas que llevaba atornilladas a su cara, es que sí, que se producirá una gran reunión de amigos. Vitico, que acaba de llegar de Londres, también estará allí. El Carpo la define como “la banda de siempre; el negro Black Amaya, Julie Ruth, Luis Robinson, Vitico, Botafogo, Juanse y yo”. –¿Qué recordás de la noche en el Madison? –Ahora que ya bajé, siento que esto es un premio que te da la vida. Cuando es BB King el que te invita, te tratan de otra manera. Cuando entré y lo vi ahí, sentado, parecía un gurú. Y a mí se me cayó la cabeza –se posesiona–; entonces le regalé una placa que le hice especialmente, que dice: “Al gran maestro, gracias por todos los blues, Pappo”, y él se emocionó muchísimo. Se le llenaron los ojos de lágrimas y me dio un beso... La historia continúa: tiene las puertas abiertas como para tocar en el BB Club, de Memphis, pero difícilmente pueda hacerlo, ya que en ese momento iniciará una gira por las principales ciudades de la Argentina. –¿Te cambió en algo la invitación de BB King? –Yo no me voy a poner en estrella por haber estado en el Madison, sería muy estúpido de mi parte. Por ahí sí, alguna gente de otro palo ahora me dice: “Che, qué grande, fuiste a tocar allá”. Pero los que me conocen de verdad, mis amigos, saben que yo siempre fui el mismo y que a cualquiera de nosotros nos puede tocar en cualquier momento. Ahora todo es más fácil que en los ‘70, cuando el rock era mal visto socialmente. Las épocas cambian. Ahora hay más libertad, que es lo importante. El ser humano no puede vivir bajo represión porque la vida es muy aburrida, y al fin y al cabo siempre hay que acordarse de que todos, todos morirán. Nadie se salvará.

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