“Oh, Argentina... hicimos unos shows bárbaros ahí, ¿no? Fue todo muy divertido, las dos veces que estuvimos. Claro que un sector de la prensa... pero, bueno, no creo que eso realmente tenga importancia. Se escandalizaron porque me bajé los pantalones, pero los chicos estaban ahí, y ellos sí saben qué es importante y qué no...”

–¿Cuál es el futuro de los Guns?

–Después de los shows en Buenos Aires con Snakepit, voy a ir allá (por los Estados Unidos) para ver cómo anda todo con Axl. Yo no me fui de los Guns, y no me importa lo que digan por ahí. Snakepit es algo así como mi amante. La que me permite hacer de todo cuando no estoy con los Guns. Yo nunca cambié, los demás lo hicieron. La música se ha vuelto demasiado complicada con los años, así que ésta es mi manera de volver, haciendo simple rock and roll. No sé cuál es el estado actual del verdadero rock and roll, pero creo que Snakepit es el único programa auténtico de rock and roll divertido. Todos los demás están haciendo rap, o esa cosa realmente deprimente que es el post grunge. La movida de Seattle sólo vino y se fue.

–¿Cómo es Los Angeles?

–(Espera unos segundos antes de contestar) No tengo la menor idea. Jodida, eso sí. Lo era antes, y ahora está peor. Cuando estoy en mi casa de L.A. me paso la mayor parte del tiempo pensando en irme. En lo que respecta a mí, no pasa nada.

–¿Cómo se lleva con hoy con los excesos?

–He llegado a un punto en que puedo manejarlos, especialmente las borracheras.

–¿Cómo fueron sus colaboraciones con Lenny Kravitz y Michael Jackson?

–Lenny es mi amigo, he pasado grandes noches con mi mujer gracias a sus canciones. Y en cuanto a Michael, bueno, me alegro de haber grabado con él. Fue sólo cuestión de ir y hacerlo. Estar con él y apoyarlo cuando todos tratan de joderlo. Es injusto lo que le pasó, pero es lo que recibió por ser tan famoso.