Jue 01.03.2012
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ANDRéS CALAMARO

“Me gusta tener enemigos”

Febrero de 2000. La primavera delarruista empieza a chamuscarse el primer verano, la Justicia da cadena perpetua a los asesinos del fotógrafo José Luis Cabezas y Andrés Calamaro está en llamas. Vive su “lost weekend” entre Honestidad brutal y El Salmón. Habla con las escamas de punta, no duerme jamás, construye con las persianas bajas el mito del millón de canciones, tiene una caja repleta de CDRs con temas inéditos y las pone:

› Por Esteban Pintos

“Esta es buena, uy, no... (señala con el dedo) Esta es buenísima.” Sube el volumen, ecualiza de nuevo, golpea la reproductora que a veces se niega a arrancar y comenta como al pasar. Cosas: “No tengo pasado, ni futuro”, “No sé qué día es hoy, ni me acuerdo cuando entré acá”, “No me puedo dormir sin hacer cinco canciones por día, ¿sabés de algún colega que lo haga?”, “Hoy salí a la calle por primera vez”, “Me gusta tener enemigos”, “El próximo muñeco a voltear es Joaquín Sabina”, “Yo le salvé la carrera a Charly García... Ya nadie le daba bola, ahora la gente está otra vez con él”. Uy. En medio de cada sentencia, parte de un diálogo (monólogo, en verdad) algo incoherente y suspendido reiteradamente por la búsqueda de una canción que versionar –una bolsa llena de revistitas con tablaturas de canciones para tocar y cantar– o un ritmo por descubrir en los pianos eléctricos, Calamaro aporta algún dato de color sobre la cumbre de domingo a la mañana que tuvo con su archirrival. El remate es elocuente: dice que cuando Mr. Say no More se dispuso a mostrarle una parte de su sinfonía, él se fue. No le interesaba... Cuando lee Crónica del jueves 27 de enero, la sección de los chismes de la última página, que reza “Cantante rockero debió refugiarse en un hotel por su estado alterado que lo impulsa a la violencia”, él aprueba: “Es cierto, esto es verdad: soy propenso a la violencia”...

–¿No podés parar?

–No encuentro una cosa mejor que hacer, nada me gusta más... Hacer una canción nueva, hacer una grabación, es una gran sensación. Qué sé yo. El material está muy bueno, el que tenía hace dos semanas estaba muy bueno, pero el de los últimos dos días ya me encanta.

–¿Y en qué termina todo esto?

–Supongo que hay un plan standard... Viste que todos los discos son iguales, doce o trece canciones. No sé. Intento salirme de ese molde bestialmente o si no, sigo cumpliendo. Puedo dar doce o trece canciones. Lo que más me gusta es hacerlas...

–¿Y te sacaste una foto con Bob Dylan?

–No. Hicimos una gira juntos, no quería meter la gamba... Igual, seguro que la metí, quién sabe... Me pareció que tenía que guardar cierta corrección, hablamos, fue súper cariñoso, me pidió discos y yo miraba desde abajo...

–Hay chicos que no pueden creer que hayas grabado y cantado con Luca Prodan...

–Es increíble que con una camiseta de Boca... la pendejada ésta se cree que el rock and roll es una cosa como de espíritu xeneize, ¿viste? Que sos reo y todo eso. Totalmente equivocados, los flacos... Pero ahora estoy contento, estoy conforme con mi poderío.

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