Jueves, 8 de marzo de 2012 | Hoy
ATARI TEENAGE RIOT, HARDCORE DIGITAL
Lo sorprendente de la reunión de ATR es que después de haber escuchado a Alec Empire despotricar contra la enorme ola de bandas que resolvieron rearmarse es que, al fin, lo hicieron ellos también. Hablan de Wikileaks y de Anonymous.
Por Mario Yannoulas
Berlín era una olla a presión, y el joven Alec contemplaba los ladrillos apelmazados, buscando inspiración en la rigidez. Hace exactamente veinte años, un Alec ya un poco más mayor fundaba Atari Teenage Riot, banda esencial del hardcore digital cuya bandera de guerra fueron siempre la independencia artística y la intransigencia ante los valores de la cultura pop. Uno de esos grupos en los que el diagnóstico y la intervención en materia sociopolítica no se instalan como un plus sino como componente elemental. Al menos es lo que dicen.
Hace un par de años, ATR llevó a cabo lo que pocos creían que pudiera ser posible: una reunión. Sorprendente después de haber escuchado a Alec Empire despotricar por años contra la enorme ola de bandas que resolvieron rearmarse con los años, y de ver cómo les caía a los Pixies por haberse reunido sólo por la guita. Es que la historia de los alemanes parecía haber llegado a su fin con el siglo pasado: sumado a la aspereza de las relaciones con sus compañeros Hanin Elias, Carl Crack y la japonesa Nic Endo, un urticante –y memorable– experimento noise durante el show en la Brixton Academy de Londres como previa de Nine Inch Nails fue la gota que rebalsó el vaso. Apenas un año más tarde y unos días antes del 11-S en Nueva York, Carl Crack murió por causa de su adicción a las drogas.
Después de años de no dirigirse la palabra y de trabajar con sendos proyectos solistas, fue Nic Endo la que llamó a Alec para proponerle un regreso, aunque fuera con fecha de vencimiento. Alec aceptó, pero entendiendo que en la banda tenía que haber cambios. El primero, obligado: resolver la ausencia de Carl Crack. “No necesitaba armar ATR de nuevo, simplemente aceptamos el desafío de hacer las paces y volver a encarar el proyecto, pero con modificaciones. Los cambios sientan bien porque es una banda electrónica y funciona distinto que una banda de rock: parte de la esencia del proyecto es no tener una línea constante, tratamos de no estancarnos. Entró CX Kidtronik para completar el cuarteto, algo que trastorna bastante el sonido; también cambiamos las canciones y algunas letras. Es una constante en ATR y una diferencia con la mayoría de las otras bandas: no somos una celebración de lo que pasó”, marca la cancha Alec desde su casa en la Berlín del muro derruido, y aclara que la reunión no durará más que otros cuatro o cinco meses, incluyendo su primera visita a la Argentina.
Parte de la intención de no empantanarse se vincula con la salida de un nuevo álbum, el interesante Is This Hyperreal? lanzado el año pasado en forma independiente –como todas sus producciones–, y cuyo corte más resonante es Black Flags, en la justa intersección entre Kraftwerk y Rage Against The Machine. La canción gatilla: “Atari Teenage Riot / Anonymous Teenage Riot / El gobierno y el poder corporativo forman un eje único sin restricciones ni leyes / De eso deberíamos hablar / Las corporaciones explotan el poder del Estado para incrementar aún más su poder / Mientras los verdaderos criminales huyen”.
–No estoy seguro. Si bien el activismo hacker es muy importante en relación con nuestras vidas, no diría que reemplaza a la rebelión del rocanrol. Son cosas distintas. Algunos activistas de Anonymous nos contactaron después de escuchar la canción en nuestro website, y nos pareció bien incluirlos en el clip, porque son parte de la canción y del tópico general del disco. Se juntaron varias cosas, porque mientras hacíamos ese video la gente mandó su propio material de la ocupación de Wall Street, y quedaron también imágenes de eso, sumado a que nos dimos cuenta de que podíamos linkear con Wikileaks. Assange lo vio y dio el ok. Tanto el clip como la canción son una evidencia de lo que estuvo pasando en este tiempo, y eso se acerca bastante a lo que la música debe ser. No debe tratarse sólo de entretenimiento sino de reflejar el tiempo que uno vive.
–Cada disco nuestro tiene un tópico, como una película. Y éste es sobre el activismo hacker. ATR siempre suena como ATR porque detrás del sonido hay una filosofía, todavía usamos las computadoras Atari para hacer música. Sin embargo, para cada disco exploramos aristas distintas: por ejemplo, Delete Yourself! es un disco limpio, con una influencia más punk rock que The Future of War, que es más rápido, con bases bien derechas, cercano al hardcore americano, incluso al heavy metal. Revolution Act tenía beats punk rock hechos con una máquina de ritmos y hay discos en vivo con una impronta más noise. Con esta placa no queríamos hacer nada de eso de nuevo porque es nuestra posición ante la música, pero también porque el tópico es distinto, así que metimos más influencia tecno combinada con la parte metalera de ATR. Siempre sacamos distintos aspectos del grupo, pero extrañamente la banda siempre suena como sí misma.
–Pienso que están mal, aunque es un tema complicado y un gran debate. Hay que separar a los músicos independientes de los grandes sellos. Las culturas masivas agonizan y dentro de no mucho la gente va a escuchar la música que le guste, no lo que dicten las corporaciones. Hay toda una nueva forma de consumir y producir música, y estas leyes pretenden volver a una realidad que no existe. Sin embargo, también hay que decir que los artistas independientes –sobre todo los jóvenes– tienen problemas de financiamiento, les cuesta ser remunerados por su trabajo, y ése es un agujero en toda esta discusión. Nadie habla de ellos. Con estas leyes los gobiernos quieren meter la nariz no sólo en la música sino también en blogs políticos. Ya no es más la discusión Napster versus Metallica, ni las plataformas gratuitas contra los grandes sellos, es más complejo que eso.
* Atari Teenage Riot se presenta el jueves 15 de marzo a las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.
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