Jue 20.02.2003
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ELLA ES PROSTITUTA Y LO CUENTA TODO

“Amo el sexo, y por mi voluntad lo vendo un rato”

Esta serie de entrevistas que hoy comienza intenta reflejar de manera directa (en primera persona) las vivencias de jóvenes que eligen profesiones en las que, por uno u otro motivo, se viven experiencias límite. Esta chica de 31 años y más de una década como trabajadora del sexo describió al No sus motivaciones, gustos, ambiciones y certezas. Sin nada que ocultar.

ENTREVISTA: FEDERICO QUINTERO
FOTOS: NORA LEZANO

Desde chiquita me dijeron que me tenía que ganar la plata con lo que más me gustara. Cuando descubrí el sexo, me di cuenta de que eso es lo que más me gusta. Así encontré mi profesión. Yo pude ser cajera y tesorera de un banco, incluso trabajé en uno varios años. Si quiero puedo entrar a trabajar en cualquier lugar, pero no me cabe ésa. No me cabe. Probé las dos cosas, y prefiero ésta porque me gusta lo que hago, me re-gusta. Vivo de esto.
Digamos que estoy para conseguir plata. ¿Qué tengo que hacer para conseguirla? Darle sexo a un hombre, a grandes rasgos. Si profundizamos, vemos que el sexo a un hombre se le puede dar de muchas formas, pero si se lo das de la manera que a él más le gusta, es probable que ganes más plata y que ese tipo quiera volver. Es una cuestión de ganar dinero... Es como la frase del shopping: “Lo que queremos no es que venga, sino que vuelva.” Vos jugás con la felicidad del otro. Cuanto más feliz esté, más plata te va a dar. Es una regla. Yo aprovecho porque a mí me gusta el sexo a todo nivel, hasta ver una pornográfica me gusta, me calienta. Pero cuando trabajo no voy persiguiendo mi orgasmo, disfruto viendo cómo la pasa el tipo... Y si yo lo gozo, el tipo la va a pasar mejor. Siempre les digo cosas chanchas, tipo: “Cómo me gusta tu pija, cómo se te pone de dura, meteme esa pija adentro de la concha que te la abro toda para vos, papi. Cogeme, cogeme”. Me encanta decirlo, ¿entendés? Lo hago para mí cuando estoy con alguien por placer, y también lo hago cuando trabajo. Muchas veces viene algún pendejo que me la hace pasar bárbaro, y me sale naturalmente.
Cobro entre 50 y 100 pesos... En realidad el techo depende del lugar y de la persona. Pero por menos de 50, no, a ninguna parte. Lo que yo cobro es la hora... En esa hora podés hacer lo que quieras. En ese tiempo soy toda tuya. Esas son mis reglas. Si trabajás en un departamento privado o agencia, hay otras. Por ejemplo en Recoleta, valía 100 pesos la hora, por un servicio convencional, que no incluye la cola, obvio. El completo, con la cola, vale 120. De esa guita yo me llevaba la mitad. Ellos ponen el anuncio, el lugar, y tenés 4, 5, o 6 clientes por día. Lo único que hay que hacer es estar ahí. Es como que ya tengo la cabeza como para no hacerla por menos. Hay mujeres que tienen la necesidad de plata, o que son ambiciosas. Yo no, cuando tengo lo que quiero no laburo más. En el departamento ese estuve más o menos dos meses. Hay otras que en un año se llenaron de plata... Pero quedan baqueteadas, no dan más. No sólo del cuerpo, sino de la cabeza. Te ponés muy fría a todo nivel. El ánimo, no sé... Creo que si no lo hacés de manera inteligente te puede hacer mal. Si perseguís plata, plata, plata, llega un momento en que te hace mal a todo nivel: físico y sentimental. Y cuando querés estar con alguien de otra forma, no te sale. Yo perdí ingenuidad, perdí magia... Inocencia. Por ahí, perdés cosas, no te voy a decir que no. Pero me di cuenta al toque... El día de hoy, cuando estoy con una persona, a lo mejor digo: “Loco, dame placer, porque si no...” Te acostumbrás a no poner los sentimientos, y eso se extiende a cada vez que tenés sexo. No es fácil cambiar la marcha cuando ya pasaste un montón de cosas. A mí a veces me enternece cuando me quieren seducir, cuando me besan, y me sacan la ropa despacito, no sé. Son cosas que perdés, pero cuando las volvés a vivir te das cuenta de lo buenas que están.
No es que soy exigente con los tipos con los que estoy por placer. No marco reglas. Cuando me preguntan qué es lo que me gusta, les digo que quiero que me pajeen mientras me cogen, eso es lo que más me gusta. Y capaz que después no se hacen cargo... ¿Para qué me preguntás, entonces? Yo hago todos los mimos, lo que me pidas te lo hago, pero me gusta que mehagan también. Si el tipo me gusta, soy de coger 3, 4 veces al día, es un ritmo que hay que seguir. En realidad quiero que me busquen el orgasmo, que piensen también en mí, porque es una cosa de a dos. Te voy a ser sincera en esto... Me cuesta más excitarme, calentarme y llegar al punto que a otra persona que no tiene o no tuvo tanto sexo, no sé, tal vez 20 minutos. Muchos tipos a los 10 ya te dicen “dale”. A veces me pongo en papel, y me concentro en el otro, me olvido del mío. Quiero que me hagan acordar de mí. Pero también me gusta ser así. El hombre, en general, es como la cartera: da hasta donde lo llenás. En definitiva, me gusta que sea de a dos, como a todo el mundo. Si no me dan placer, para mí es trabajo. Y por eso cobro. Una vez que lo entendés así, no hay marcha atrás. De onda, no. Si ya gané plata haciendo esto, ¿para qué lo voy a hacer gratis?
Incluso a esta edad, a los 31 que tengo, si puedo no hacerlo no lo hago... Es un ciclo. Creo que los tipos buscan juventud. Les dejo el turno a las más fresquitas, porque creo que vender sexo es algo que se hace entre los 20 y los 30. Tampoco te digo que no lo voy a hacer más, pero prefiero tener más puntería... Un tipo con plata, y estar con él solamente mientras que me dé todo lo que quiero.

Secretos
profesionales
Hay truquitos, secretitos profesionales. Se juega mucho con la calentura del tipo. Si pagó el convencional, cuando está ahí, le digo: “¿No te gusta este culito?”, lo tentás un poco con la palabra, hasta que agarra. “Arreglemos y hacémelo ya”, y sale el arreglo ahí nomás. Tienta mucho. No me niego a nada, salvo a hacerlo sin forro. Te la chupo sin forro, pero te hago una jugada para que no me acabes en la boca. Tirámela por acá, por allá, pero trabajando no me la voy a tomar. Con la persona que amo eso no me pasa, soy re chancha. Con mi pija fija no me niego a nada. A nada.
¿Si me canso cogiendo? No. Vienen 5, 6, o los que sean, te voy a explicar... Si yo no llego a un orgasmo puedo estar cogiendo todo el día, capaz que en algún momento los músculos se cansan un poco, pero si tengo que seguir, sigo. Distinto es si estoy por placer, y tengo un orgasmo... Cuando trabajo no tengo orgasmos, lo controlo mucho eso. Imaginate que si estás con cuatro o cinco tipos por día, y acabás con todos, quedás muerta. Mis amigos saben lo que hago, por eso somos amigos. Lo mismo mis amigovios, que incluso a veces me pasan clientes. Todos sabemos quienes somos. Mis parejas estables, depende. Algunos sabían y otros no. Pero si estoy de novia, no trabajo. Soy muy leal, voy de frente. Si estoy con un pibe, saliendo y todo, no lo cago ni ahí, ni con clientes ni con otros hombres. Soy así. Soy leal porque soy drástica. Si no quiero estar más con él, se lo digo de frente. No me cabe la doble vida.
Igual reconozco que es un dato re-importante, y a veces lo salteo a propósito. No es que lo oculte, pero si no sale no lo digo. Creo que si se da una relación en serio, al final lo va a saber. No tengo nada que ocultar. Esto es lo que soy, y soy así porque hice las cosas que hice. Creo que si nos ponemos a pensar, por arriba de tu cuerpo también habrán pasado un montón de manos, gratis o no... Yo lo hice con un objetivo. Creo que el entorno mismo no me va a llevar a dar con una persona que busque una santa. No va a dar conmigo.

Fantasías
Mi fantasía es tener pito para cogerme una chica, y sentir lo mismo que un hombre. Es de esas que sabés que no se pueden cumplir nunca, pero me gusta tenerla como fantasía. Igual al otro día quiero ser mujer de nuevo.
Una vez, estando con una chica, hice el papel de hombre, porque ella quería eso. Si sos una chica y estás con otra chica pero todavía te gustan los hombres, todo bien, pero en algún momento necesitás algo adentro. Me puse el cinturón con la cachiporra de goma y es como que me posesioné,porque hasta los movimientos tengo estudiados. Es otra actitud. Sé moverme en el papel de un hombre, y creo que me sale bien. Al menos a ella le encantó.
Estar con una chica era una fantasía, y la cumplí. Lo mismo estar con más de un hombre. La de la chica tiene que ver bastante con la piel. Estar con tres hombres para vos... No sé... Es una sensación grosa, es lujurioso. La de estar vestida como una trola, que para muchas es una fantasía, también la hice. Pero hay una escena que me imaginé varias veces, teniendo sexo y también masturbándome, que es la de estar con dos hombres que estén juntos entre sí y conmigo también. Esa no la cumplí. La vi en películas y me re calentó, pero nunca se dio la situación de estar con dos chicos que sean bisexuales y tengan sexo entre ellos también.
Si te tengo que hacer un ranking de lo que más piden, te digo que quieren que les chupe la pija. Esa es fija, te la piden todos. Después, el 50 % por ahí te piden la cola, no todos. Muy pocos te piden acabarte en la cara. Generalmente acaban adentro con el forro. Y raras veces te piden que les metas un consolador o cosas así.

Clientes
Cuando me salió la primera historia por dinero yo tenía 18, y me había puesto de novia con un chico que se había ido a Claromecó de vacaciones. Yo tenía una sospechita de que había una piba que él conocía y que la estaba viendo allá. Y hablando con una chica del barrio, le conté que no tenía 30 pesos para el colectivo. Yo recién había terminado el colegio. Ella me dice que si quería, un tipo me pagaba eso por 30 minutos... Era el año ‘89. Agarré al toque.
A mí me pareció re natural, porque hasta ese momento lo hacía con muchos sin cobrar, solamente para experimentar –y experimenté a full–. El tipo iba a pasar por una esquina, y fui a esperarlo. De pronto veo venir el auto y flashié porque era un señor que tendría 60 y pico, al que conocía casi desde que había nacido. Esa primera vez me encantó. Fue re dulce, re limpio, re amable, todo. El tipo nunca supo que era la primera vez, porque yo sabía lo que tenía que hacer. Entramos a un telo con el auto. Me empezó a tocar y decía “ay, no lo puedo creer”... Y claro, yo re tierna, 18 años. Hicimos lo que teníamos que hacer. Respondió mejor que lo que yo pensaba por ser un tipo grande. Me pareció re natural, porque le di mi sexo, que no me costaba nada, al contrario, fue un momento en el que la pasé bien. Con esa plata me fui a sacar el pasaje.
Otro cliente favorito es un viajante de mi edad. Está casado, tiene un chico. Y me decía que amaba a su esposa, que estaba todo bien... Pero que yo le daba cosas que ella no. ¿Qué cosas? Le chupo la pija, y me hace la cola. Es del interior, pero cada vez que viene a Buenos Aires me llama y nos juntamos a hacer nuestras cosas en un hotel de por ahí. Su mujer es muy conservadora, pero la quiere. Entonces prefiere hacerlo conmigo, porque le genera menos culpa que engañarla... Tendrá que ver con el tema de que hay plata de por medio, qué sé yo. Yo elijo si vamos a un telo lindo o feo. Es cuestión mía, de ganar más plata o menos. Si el telo cuesta 20, yo me gano 80, y así. Y capaz que si es de noche nos quedamos a dormir, y me abraza. Una historia de esa noche. Me cabe la onda, pero siempre por plata.
Trabajando no acabo nunca... Una sola vez, un tipo al que ya conocía, que era cliente mío, me vino con que me pagaba para que me deje chupar y tenga un orgasmo así. Es un empresario del centro. Le dije que no, que no me podía pedir eso. El insistió a full y bueno, al final acepté. Qué más quería... Me relajé y gocé. Obvio que lo disfruté un montón, si tuve un orgasmo re lindo, y encima el tipo me pagó. Pero fue esa vez sola, la única vez que me pidieron algo así. Para tener uno, tengo que soltarme, acomodarme como a mí me gusta. Cuando estás laburando, hacés solamente lascosas que le gustan al cliente porque el tiempo es suyo. A este señor, cada vez que lo veo le doy todos los gustos, le cumplo todas las fantasías. Es uno de mis preferidos.

Grandes amores
Yo soy re mimosa, no soy bruta, soy delicada. Hago mi trabajo, pero lo amo, lo hago con amor. Al margen de que no tenga 180 de tetas, los tipos se quedan re contentos. A mí me encanta el sexo, y por plata me gusta con cualquiera. Soy una persona muy abierta. Pero para disfrutarlo a full tiene que ser una situación especial. Tiene que ser con alguno de mis amores, de esos que te digo que tengo, que ya están en el corazón, con los que voy a tener sexo durante toda mi vida, porque los amo. Esos amores eternos pueden llegar a ser 10, uno por cada dedo de la mano, pero con las personas que he tenido sexo son más. Tengo en la espalda un millón de pecas... Mirá... Yo digo que cada una de estas pecas es una experiencia amorosa que tuve. Y acá, cerca del corazón, ¿las ves? Tengo otro par. Esos son amores especiales.
Las dos cosas que acompañaron mi vida permanentemente, y es lo que marcan y seguirán marcando todo para mí son el sexo y la música. La música porque la asocio al baile, que es muy natural en mí. Soy profesora de jazz, pero enseñé latino, y hasta tango para extranjeros. Pero te diría que el baile erótico está desde siempre en mí. Me acuerdo que a la hora de la siesta, en verano... Yo estaría en tercer o cuarto grado, muy chiquita. Y agarraba la enagua de mi abuela, que era muy suavecita y me gustaba, me miraba al espejo, me tocaba toda, me sacaba la ropa. Tendría 8 o 9 años. Lo sexual es algo que me gusta de toda la vida, y nunca lo vi como algo malo.
Si yo soy una persona que ama el sexo, y por mi voluntad lo vendo por un rato, lo alquilo, ¿qué es lo que está mal? Si es un laburo como otros. Cuando trabajás estás alquilando tu tiempo, tu cuerpo, tu cabeza. Y si encima disfrutás del sexo, conseguís trabajar de lo que te gusta. A mí me gusta dar placer a cambio de dinero, mirarles las caras a los tipos me pone contenta. Estoy orgullosa de mi trabajo y de cómo lo hago: con amor.

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