En el principio fue la velocidad: 160 beats por minuto (bpm), como mínimo eso. Y si la música house suele estar a alrededor de los 130 bpm, subir la velocidad del ritmo (y de paso proponer una forma de bailar más intensa) sigue siendo, a 10 años de sus comienzos, lo que marca la esencia vertiginosa y catártica de + 160 y de Bad Boy Orange, su principal referente y pionero en el país. Como si se tratara de un competidor olímpico, este muchacho adoptó un género ignorado por los Dj’s, se robó un color para él solo (el naranja) y en base a rítmicos quebrados y bajos trepanadores logró mantener durante (casi) 10 años un vibrante y funcional ciclo bailable semanal los días martes.

Está bien, ahora el ciclo es mensual y el propio Orange (también conocido como Eduardo La Forgia) comenta que se sorprendió “cuando “me hicieron una anota porque el ciclo había parado. ¿Qué podía decir? Obvio que me puse triste, pero la verdad que hacerlo mensual nos va a permitir que + 160 siga. Y la verdad es que recibí buena onda por todos lados”. La verdad es que lo que hace 10 años parecía un locura (un ciclo de música bailable dedicado al Drum & Bass o Jungle los días martes) hoy, 10 años después, es... un delirio: no era de “buen chico” pasar Drum & Bass en las pistas pero Orange lo hizo, y en un par de días ya estará listo Música bajada de Internet, su tardío pero logrado primer disco que confirma tanto su eficacia como su humildad. A mediados de los ‘90, desde sus inicios junto a Dj Buey con Buenos Aires Frente Jungle (BAFJ, sigla que delata su pasado hardcore), La Forgia descubrió estos polirritmos que lo decidieron a llevar adelante la aventura de introducir el género en el país. Luego de más de 500 fiestas (siguiendo con las cifras más 3500 horas de baile libre frenético), el mérito principal de este rebelde de las pistas es el de haber “logrado ir más allá del bombo en negra en las pistas de baile”. Bailarines y bailarinas de todas las razas atravesaron las pistas del Dorado y Bahrein a toda velocidad, para continuar con la idea de que Buenos Aires sea un hermoso “crisol de razas”. No sorprende que Orange nombre a Emisor como uno de los artistas locales de los que se enorgullece de que haya tocado en la Drum & Bass Suite: Giorgiolive, Reche, Fauna, Morgan Audio. Intima, Miguelius, Felipee, Gustavo Lamas, Diego Ro K y muchos otros Dj’s y Vj’s locales pasaron por ahí demostrando coherencia y apertura a un ciclo de proyección y nivel internacional: Bad Boy Orange se animó a traer al país desde U. K. a Dillinja, Bryan Gee y TC, y siguiéndole los pasos a la evolución del género y sus flirteos con la bossanova y la samba, también se las ingenió para traer a los brasileños Marky, XRS y Patife. Orange (que también se dio el gusto de tocar con Goldie y Roni Size) logró poner a Buenos Aires en el mapa del Drum & Bass mundial e imponer el género a una ciudad que, por lo que fuera, decidió ignorarlo olímpicamente. Al fin de cuentas, más allá de quién gane y quién pierda, la historia la escriben los que se animan a ser parte de ella: “Creo que la influencia de + 160 en términos generales es sustancial, pero lo más importante es que demostramos que la alternativa siempre es una gran posibilidad: el nuestro es un espacio en el que realmente se generaron cosas. Los chicos de Catupecu Machu venían siempre y Gabriel (Ruiz Díaz) me confesó que + 160 lo inspiraba mucho musicalmente”, comenta y vienen a la mente los remixes a Gustavo Cerati (Altar), Babasónicos, Miranda, Altocamet, Los Pericos y Eterna Inocencia, en los que demostró que se le puede poner Drum & Bass a todo. “Yo escucho jungle y me sigue poniendo la piel de gallina.”

* Viernes 17 de agosto +160 celebra sus días años en Bahrein, Lavalle 345 con Pedro D’Alessandro, Carnapp y, desde las 3.30 Bad Boy Orange. Desde las 23.