Cuando nacieron Los Pakidermos, allá por 2006, pensaron que esa formación duraría lo que un amor de verano. Pero no. Aquel enero en su Goya natal se repitió, los votos se renovaron cada año, los discos se sucedieron y el amor maduró. Los cambios en la formación fueron más bien rotaciones de instrumentos o alguna desvinculación: donde antes eran seis, ahora son cuatro que emanaron de Montevideo, Mar del Plata, Corrientes y Buenos Aires. Haciendo una síntesis de la propuesta inicial y federalizados más de la cuenta, se instalaron en Quilmes, donde armaron su propio estudio de grabación, Wacala. Allí grabaron casi todo Semi-rápido, su tercer disco: gritos y algunas voces rotas de Rafael Isimo Ferraiolo aceitan las letras surrealistas que lacran la psicodelia pakidérmica.

El blues pesado como concepto es el azafrán que condimenta Semi-rápido, que como tercer disco de una banda logra lo que busca: licenciarse con éxito a través de un sonido exclusivo que no se escapa de cierto matiz anodino. “Pipo Lernoud nos dijo que éramos fuertes y volados. Para mí es una buena síntesis de la banda. Es fuerte, bastante hard rock, pero a la vez no pierde psicodelia: tiene mucha inspiración en la marihuana, el LSD, los ajenjos y el surrealismo”, asegura el cantante.

Un detalle es que este disco fue mezclado dos veces. “Primero lo habíamos mezclado en el estudio de los Bicicletas, que nos habían ayudado con la producción. Nos apuramos en esa mezcla; ellos tenían que ir de gira a México, estaban con muchas cosas, mezclamos principalmente todos los días de noche, lo que es peligroso por los excesos. ¿Viste que te copás y después terminás escuchando mal?”, busca apoyo Rafael. Se dieron cuenta de que a la mezcla le faltaba un hervor para las tomas adicionales, que habían conseguido en El Pie. “Esperamos a que volvieran de México y terminamos el proceso juntos. Alquilamos Panda, mezclamos dos temas por día y lo masterizamos también ahí.”

Semi-rápido continúa la línea estética con la que comenzaron, gracias a Juan Bobillo, dibujante y acérrimo fan, que se encargó de ornamentar con buen gusto la portada, además de diseñar dibujos para las remeras que vende el grupo. Influenciados por el alquimista Francisco Piria (fundador de la ciudad uruguaya Piriápolis), la transmutación y la fuerza femenina de Yoko Ono y Anaïs Nin, Los Pakidermos pusieron en el librito que acompaña al disco a tres chicas viajando en un descapotable. Bobillo dibujó a una de ellas, que va desnuda y tomando vino, con patas de elefante. No, pantalones oxford no, patas de elefante: una especie de metamorfosis que le cayó en suerte por escuchar a Los Pakidermos en un viaje quién sabe adónde.

“Me he encontrado con opiniones de algunas chicas que entienden mal lo de poner una mujer desnuda. Me parece que es pasarse de feminista, porque en realidad es lo contrario. A mí me parece que este siglo es de las chicas, viene con esa fuerza. Esto es como mostrar las chicas que nos gustaría que nos acompañen, tomando vino, fumando”, explica y redobla la apuesta de que la magia es cosa de locos, como dice su desesperada rola La procesión.

* Los Pakidermos tocan el martes 4 de septiembre en el Auditorio de Radio Nacional (Maipú 555). A las 18.30. Y el domingo 16 en el Festival Corrientes Rock (Teatro Cocomarola, San Juan 546) con Massacre, Catupecu Machu y Las Pelotas.