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El golpe de gracia sucedió cuando José González, el bioquímico devenido a ídolo del indie cerró sus tres cuartos de hora de actuación con su maravillosa versión del himno de Joy Division, Love Will Tear Us Apart dentro del Planetario. Fue la gran sorpresa del Movistar Free Music y de la que tan sólo 200 afortunados pudieron disfrutar. “Me habían dicho que iba a tocar ahí, pero no sabía en qué consistirían las imágenes. Me gustó lo que pasaron hasta que pusieron el logo de la marca”, se lamenta el trovador de última generación en su camarín, tras su performance. “No es la primera vez que me presento en planetarios. Ya estuve, por ejemplo, en el de Nueva York y en el de Gotemburgo. Ambas fueron experiencias muy lindas.”

La intervención de José González en el Galileo Galilei fue en realidad un B Side debido a que horas antes se había encargado de desvelar el telón del festival sustentable efectuado el pasado sábado, en el que además participaron los tacvbos, Onda Vaga y el pirotécnico Carlinhos Brown, y al que asistieron 20 mil espectadores. Si bien el artista de padres argentinos actuó acompañado por un trío de percusionistas, no era la banda que inicialmente se anunció, Junip, de la que forma parte, al mismo tiempo que lleva adelante su trayectoria en solitario.

“El que toca teclados tiene familia (N del R: se refiere a Tobias Winterkorn, quien junto al baterista Elias Araya cierra el ensamble originario de Gotemburgo, y cuya historia se remonta a fines de los noventa), y se sentía un poco mal”, justifica el cantautor de 34 años, que en su tercera expedición a Buenos Aires, la última sucedió en 2008, ofreció un show adicional el domingo en Samsung Studio en la que, al igual que tanto dentro como fuera del Planetario, repasó el repertorio de sus dos álbumes. “Decidimos no hacer conciertos en el otoño europeo. Justo hemos terminado de grabar el nuevo disco de la agrupación, que lo traeremos más adelante. Así que frente a la posibilidad de desechar definitivamente la invitación para estar acá, decidí hacer estos recitales solo.”

–¿El nuevo álbum de Junip mantendrá la veta kraut folk de Fields (2010), el debut del trío?

–Los sonidos son similares a los que hicimos antes, pero no tenemos ninguna canción kraut. Tiene elementos de folk, muchos sintetizadores y percusión. Está bastante mezclado, fiel a como queríamos que quedara.

–El año que viene se cumple ya una década de la aparición de Veneer, tu primer álbum en solitario, y con el que saltaste instantáneamente a la fama. ¿Sentís que el tiempo pasó muy de prisa?

–Ahora veo que empieza otra fase de mi vida personal y artística, de estar más tranquilo en casa, pero manteniendo la constancia para hacer música. También toco menos en vivo. Lo llego a hacer sólo si se trata de algo especial.

–A fines de diciembre de 2011, publicaste en tu perfil de Facebook un aviso en el que decías que estabas tras la búsqueda de un lugar soleado, donde no hubiese vecinos quejosos, para componer tu nuevo material. ¿Lo conseguiste?

–Me recomendaron muchísimos lugares, tantos que me estresé. Me fui de viaje a México, y cuando regresé me dieron ganas de quedarme en casa. Lo voy a hacer en otro momento. Después de publicar el anuncio, sentí que debía arreglar antes demasiadas cosas prácticas para irme así.

–A diferencia de tus anteriores shows en Buenos Aires, esta vez te acompañó un trío de percusionistas que empujó hacia una suerte de trance el minimalismo desatado por tu guitarra. ¿Hacia allá apunta el repertorio que estás cocinando?

–Tengo dos líneas a seguir por ahora: hacer canciones con mi guitarra y mi voz, y lo que hicimos en el escenario, de incorporar ritmos, sonidos orgánicos. A mí me encanta tratar de ser minimalista, pero de vez en cuando maximizarlo.

–Un día antes de tu recital acá detuvieron en Estocolmo al cofundador de The Pirate Bay, que es un portal creado en tu país. Si bien para muchos artistas de sellos chicos, como vos, ha servido para su exposición en todo el mundo, ¿cuál es tu opinión sobre la descarga ilegal de música en Internet?

–Así como en Suecia, en muchos países están de acuerdo con pagar un poco por música y por películas, y eso va a permitir que eso, que hoy se considera criminal, deje de ser importante. Lo que le hicieron a este chico es una señal de un gobierno frustrado.

–¿A Julian Assange lo meterían en cana si lo deportan a Suecia?

–Lo que han dicho es que si va a Suecia, y Estados Unidos pide que lo deporten, ellos lo tienen que hacer para cumplir con sus convenios. No sé, son leyes. Sin embargo, en mi país, como Estado, no quieren que eso suceda.