CHICHES QUE CHIFLAN *
› Por Julio Nusdeo
“Siempre uso dos sonidos de bajo y Carmen usa dos sintes: el Moog, que es monofónico y analógico, y el microKORG, que es digital y polifónico. El setup se completa con dos cajas de ritmos, otro sinte chiquito y un sampler, pero cuando viajamos en avión llevamos sólo el sampler. Normalmente tocamos sin amplis, todo por línea. Llevamos lo nuestro, enchufamos y ya está. Lo más importante con nuestro sonido no es el equipo sino quién lo opera. Por eso la mayoría de los grupos electrónicos se hacen sonido ellos mismos. Nosotros no podemos porque estamos los dos cantando y tocando instrumentos con las dos manos. Entonces, con el sonidista, todo depende de que el tipo tenga una actitud abierta para que entienda el sonido de la banda.
‘’Mi bajo es el Fender Precision mexicano que compré cuando tocaba en DIOS. Está viejo y hace ruido, pero me gusta. De pedales, no uso nada muy especial: un octavador DigiTech Whammy, una distorsión y un delay Boss. Todos son de guitarra; no creo en los pedales de bajo. La disto que uso, un Boss Metal Zone MT-2, es bastante mersa si la usás con la guitarra, tiene mucho sustain, pero descubrí que eso me sirve para generar feedback (acople) aunque esté tocando por línea. El delay es un Boss DD-5, que me gusta mucho. No tiene un sonido muy copado pero es un pedal muy extremo, igual que la disto. No me interesa mucho ‘adornar’ o mejorar el sonido, sino destruirlo y convertirlo en otra cosa. Por eso me gustan estos pedales; son muy bestias. El delay más que un pedal es un instrumento. Y más que un instrumento, es otro músico: lo seteo y tocamos juntos. No son ‘buenos pedales’ y yo medio que los cago a palos, así que cada tantos años se han roto y he comprado de nuevo los mismos.
‘’Nuestra forma de tocar es medio antimanual: usamos las cosas, no para lo que fueron fabricadas, sino que les damos una vuelta. La electricidad es magia; hay que estar conectado con eso. Los instrumentos son herramientas, medios. En DIOS éramos bajo, batería y voz, medio de casualidad. Yo no agarré el bajo porque me atrajera. Al contrario, no me atraía nada, pero cayó en mis manos un bajo y lo empecé a tocar. Quería generar sonidos para los cuales no estaba pensado. Empecé a ponerle pedales. Incluso desarmé una guitarra y quise meterle otro circuito adentro. Probando muchas cosas, llegué a esto que hago: dos sonidos, uno octavado y el otro con distorsión y delay. El octavador me da la armonía y los microtonos, porque el Whammy tiene pedal de expresión, o sea que podés modular la frecuencia como con un sintetizador; la distorsión me da el feedback, y el delay, la repetición y la mecanicidad. Entre los tres tengo las posibilidades que necesito.
‘’No me considero un bajista ni pienso que sepa tocar ni nada, nunca me intereso mucho ese asunto. Pienso en términos como ‘sucio’, ‘limpio’, ‘suave’, ‘fuerte’, ‘atonal’, ‘disonante’, ‘melódico’, ‘dulce’, ‘brutal’. Esas son mis referencias, y mi desafío, en todo caso, es sacarle el sonido que quiero al instrumento que tenga. Muchas veces hice algo que sonaba a otra cosa y entonces lo eliminé. Me quiero matar si suena igual que otra banda. Es así para mí, sé que no es así para los demás, o no existiría Interpol ni la mitad del indie argentino, ni todas las bandas que imitan a Los Redondos.”
* Testimonio de Tomás Nochteff, de Mueran Humanos, que acaba de editar el simple “Culpable” b/w “Amuleto” vía el sello inglés Louder than War. Más info en facebook.com/mueran.
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