Jue 25.10.2012
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LISANDRO ARISTIMUñO PRESENTA MUNDO ANFIBIO

“El agua va a ser motivo de guerras”

El sonido étnico de percusiones que se repite a lo largo del disco tal vez sea lo único que tenga relación con los anteriores, donde el cantautor se plegaba más hacia la música autóctona.

› Por Julia Gonzalez

”Todo el mundo sale del agua”, canta Lisandro Aristimuño en Elefantes, el tema más rockero, el que abre su flamante y quinto disco Mundo anfibio. Una afirmación universal cuya verdad no depende de ninguna sintaxis y nadie negará. Todos venimos del líquido amniótico y aproximadamente al año de estrenar los pulmones comenzamos a caminar, como los anfibios, los primeros vertebrados en vincular la vida acuática con la terrestre. La comparación es porque Lisandro acaba de ser papá y su quinto disco está atravesado de comienzo a fin por este cambio orgánico. “Somos anfibios, salimos del agua a la tierra y adaptarnos a eso fue otro disparador para componer. Estás en la panza y de repente salís a esto”, coteja el músico, a la vez que compara el vientre de la mujer con el planeta. La paternidad no le permite esconder la sonrisa y es lo primero que cuenta en la entrevista. Más concreto y terrenal, pero siempre puntilloso en los arreglos, esta vez el cantautor sureño iguala los estados líquido y sólido de la materia, aunque con una búsqueda rockera definida por la asistencia de Diego Frenkel en el audio de las guitarras eléctricas, y en las participaciones de Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu y Nekro.

El sonido étnico de percusiones que se repite a lo largo del disco tal vez sea lo único que tenga relación con los anteriores, donde el cantautor se plegaba más hacia la música autóctona. Hilando fino, podría relacionarse esta simpatía por el rock con haberlo hecho durante cuatro años. Ese asunto suena raro en radio La Tribu. Allí fue donde conoció a Ricardo Mollo, entre muchos otros músicos que visitaron su programa.

El concepto de los dos medios fue pensado con un año y medio de antelación, casi cuando su mujer quedaba embarazada. Y así fue trazando el bosquejo de las ideas como guión que finalmente se une armónicamente al arte: una pintura de Gabriel Sainz, donde ensambla la ciudad y los hombres que van a trabajar en un universo submarino. Sería algo así como una visión apocalíptica de un mundo devastado por los humanos y la necesidad de crear urbes bajo el agua. “Me gusta laburar los discos con una temática general y no meter canciones así como así; me gusta que mantenga una línea o una estética. O por lo menos lo intenté en mis cinco discos, que tienen mucho que ver conmigo: siempre es la mirada de uno, lo que sucede en uno y cómo va madurando. Tuvo que ver especialmente el sistema en el que vivimos y el asombro de mí mismo, de cómo mutamos para poder adaptarnos a situaciones nuevas que el sistema nos pone día a día o mes a mes, como las tecnologías, las modas o las leyes”, cuenta.

De ahí nacen canciones como How Long (con Nekro) y Un dólar, un reloj y una frase sin sentido (con Ricardo Mollo en la voz), a través de una necesidad de usar la música como un puente de comunicación. Y sumamente lejos de enarbolar una bandera o un panfleto, Lisandro le pone voz a una poesía que habla de la mutación para ser mejor persona, de las bondades de no traicionarse o de la conciencia del medio ambiente. “El agua es fundamental para la vida, por eso hay que cuidarla y no contaminarla. Dios quiera que no pase, pero me imagino que en algún punto va a ser motivo de guerras, porque es algo muy primario que tenemos servido, pero en un futuro va a ser como es el petróleo hoy. Trato de dar un mensaje positivo para que haya conciencia”, dice.

Del agua del río Negro salió caminando este ex chico melancólico del sur, tal como describe su infancia entre la soledad de los campos neuquinos, y entró erguido en la ciudad. Hoy se hace cargo de la alegría tras haber formado una familia y le presenta a su hija todo un mundo por conocer a través de este álbum, nominado a los Grammy Latinos como mejor disco alternativo. “Me re sorprendió –dice Lisandro– porque no lo busqué, no estoy pensando en eso y no estoy en ninguna multinacional. Me dio una alegría grandísima, pero por el hecho de decir: ‘Qué bueno que se premie así o que se nomine a gente que no está dentro de las ligas’. Es como que están el Barça, el Real Madrid y lo llaman a uno. Entonces me parece que es más una nominación a eso, no lo veo como algo personal, para mí es un premio tener a Mollo, a Hilda, a Nekro en el disco. El premio es un reconocimiento de los colegas, músicos que admiro, y del público.” Uno de los músicos que Lisandro admira es Luis Alberto Spinetta, a cuya memoria está dedicada Mundo anfibio. Cuenta que, además de haber llorado como un marrano al enterarse de su muerte, tuvo el honor de cebarle unos mates en los ensayos de lo que fue el Vélez de Las Bandas Eternas. Sin saberlo, Spinetta estaba cantando una epifanía para un Lisandro adolescente cuando escribió eso de que “después de todo tú eres la única muralla, si no te saltas, nunca darás un solo paso”, en su canción La búsqueda de la estrella.

* Lisandro Aristimuño toca hoy y mañana en Niceto Club (Niceto Vega 5510) a las 21.

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