Que las hordas de zombies amigables en stop-motion de ParaNorman no te confundan: una avanzada de muertos vivos sesófagos en animación no necesariamente implica ternura; también puede resultar inquietante, macabra, sorpresiva. La prueba está en Zombirama, tenebroso y colorido corto animado argentino en el cual los zombies dan miedo de verdad, sin necesitar esa verosimilitud que se atribuye a los coágulos de ketchup. ¿Cuánta violencia puede tener el ataque de unos zombies estilizados, ciegos y sintéticos? “Los zombies no tienen nada de lindo, la verdad, te hacen pegar unos julepes bárbaros”, evalúan con lenguaje de especialistas ante el NO Nano Benayón y Ariel López V., realizadores de proyectos independientes y publicitarios, y directores de Zombirama, que fue presentado en el Buenos Aires Rojo Sangre y cuyo estremecedor trailer está disponible en www.vimeo.com/zombirama

“Quisimos combinar un género cinematográfico que nos apasiona, con algo de crítica a la sociedad individualista, neoliberal, zombie”, precisan Benayón y López V., sobre su historia de muertos vivos que acechan entre lobos marinos de Mar del Plata, lagunas bonaerenses, Ford Falcon verdes e imágenes de la Virgen de Luján. “Es una atmósfera claramente reconocible, nuestra, que empieza en el golpe del ‘76 y encuentra su punto cúlmine zombie en los años ‘90”, definen, y reniegan del furor por los caminantes cadavéricos devoradores de cerebros que se respira por estos días: “Aunque hay películas de zombies muy buenas desde el ‘68, últimamente se viene gestando un furor con títulos como 24 Days Later, Shaun of the Dead, Dawn of the Dead”. Y clavan una estaca en el cráneo del gigante televisivo: “La serie The Walking Dead funciona en un público no acostumbrado a ver películas de zombies, al que el guión y las situaciones les resultan entretenidas; en cambio, a los que seguimos este género desde hace tiempo, nos parece poco creativa, todo bastante choreado”.

Y siguen faenando cráneos de moda: “A la Zombie Walk le va bien porque es bastante práctica, con un litro de jugo de remolachas y una remera rota ya sos un zombie; resultaría menos popular una Darth Vader Walk, porque sería bastante más difícil lograr un disfraz digno”, especulan Benayón y López V., y anuncian sus próximos planes: “Estamos trabajando en otros proyectos en animación, sobre temas más comprometidos que los zombies, como platos voladores, hombres-robot o arañas pollito gigantes”.