Jue 22.11.2012
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EL EXITOSO MODELO DE TOURS DE ROBOT ZONDA

“Hoy tiene más fans en Twitter Silvina Escudero que Massacre”

El cuarteto recorre secundarias regalándoles a los pibes su música bailable y festiva. Muestran su disco debut en cien colegios al año y viven de la música.

› Por Brian Majlin

Suena la campana, el profesor de matemáticas les dice a los alumnos que pueden retirarse y las endorfinas revolotean por el cuerpo de un centenar de pibes que, al llegar a la puerta, como si no bastase la libertad y la sensación de que el mundo les pertenece, reciben una descarga de potente y bailable música festiva. Al principio desconfían, como si fuese una cámara oculta o les diera cosa ver a esos perfectos desconocidos sonorizando su escape hacia la libertad. Luego, ya sueltos de cuerpo, gozan. Bailan. Ríen. Robot Zonda –Kiko, Paki, Guido y Mou– arrasa entre el público juvenil, envuelve adolescentes en una leve ventisca preprimaveral, los quema con su sonido, los arrebata con su desparpajo. El cuarteto recorre, como si fuera algo natural, más de cien escuelas secundarias al año.

El tour escolar de Robot Zonda nació de la necesidad, en un 2009 en el que no lograban tocar y en el que la gripe A amenazaba a los que se atrevían a salir. “No había espacios, y aún no hay. Cuando armábamos una fecha en un parque, no caían ni los conocidos. Era desolador. Vos metés un evento en las redes sociales y sentís que llenás River, porque todos dicen que van a ir, pero la realidad es que tenés a cinco que te van a ver. Hoy, entre cuatro bandas no metés ni cien tipos. Te preguntás por dónde pasa la movida, dónde es que quedó el rock”, contextualiza Kiko.

Sabe que el de las escuelas es un público “jugado porque son pibes y es re bajón el horario”. Pero laburan y laburan: “Nos levantamos temprano, desayunamos, nos bañamos... cosas que nunca hacemos. Pero está bueno, porque es una intervención en la cotidianidad de la gente. Al principio nos rechazaban los pibes y las escuelas. Los pibes por desconfianza, y las escuelas porque no les gusta ese agite en la puerta. Pero ya no; nos buscan, nos reciben hasta con mate cocido”, relata.

–¿Hay una búsqueda de romper las bolas en la escuela, como antes?

–Sí, pero además el tour escolar es muy original, porque nadie lo hace; muy hippy, porque no ves un mango y lo hacés por el gusto de tocar; y muy bohemio. Es todo un elemento contracultural. Quizás ahí está el rock, en darles alegría a los pibes que salen de la escuela.

La familia Zonda –como les gusta llamarse– nació hace unos años, en los pupitres pintarrajeados del Liceo 5, donde se conocieron Kiko y Mou Robot. Kiko era un rebelde sin causa, Mou era un nerd. Por ese origen en común, que los hermana en la experiencia de haber pasado por múltiples escuelas debido a los problemas de disciplina que les adjudicaron, tal vez es que buscan descontracturar la escuela a puro rock. Aunque lo hagan tocando pop. Nacieron con un EP de cinco canciones en 2009, nunca se nutrieron de espacios virtuales: dicen que prefieren apostar en grande, hacer canciones y discos y salir a mostrarlos. Nada de esperar en la web. Desde el vamos fueron renegaditos. Tienen un empuje hormonal que los dispara a hacer, siempre hacer. Claro, apenas pasan los veinte años estos pequeños Peter Pan que nunca crecen. Son un grupo de pibes que lograron vivir de y para la música. De sus shows: venían de ver cómo hacer para tocar, de estar estancados y, de pronto, tocan hasta cinco veces por fin de semana.

Hablan de Robot Zonda como una marca, una maquinaria, algo que los excede. Hasta bromean y la llaman secta: “Es un viento que quema”. Hace dos años, dicen, entraron a la maquinaria del circuito y lograron el sueño de casi todos: abastecerse de la música. Paki: “Entramos a los codazos. Tenés que bancarte muchos lugares tremendos que te prometan algo y es otra cosa, el manoseo. Pero hay que ir y tocar”. Kiko: “Una vez, en Chile, nos tocó dormir todos en una sala de ensayo”.

–¿Qué buscan con esto?

–Nuestro mensaje es esperanzador. Que la gente se relaje, se sienta reflejada y pueda entrar en la misma sintonía. El post-Cromañón aniquiló al rock en general. Hoy tiene más fans en Twitter Silvina Escudero que Massacre.

–¿Y no les da miedo quedar encasillados como “la banda de las escuelas”?

–No, porque es una parte más de la banda. Además, entre tocar en un lugar de renombre un jueves a la noche por consumiciones y tocar para 200 pibes felices en la puerta de una escuela, me quedo con lo segundo.

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