ALTOCAMET Y SU RELACIóN CON EL SELLO LA CASA DEL PUENTE
Con su pop electrónico preciosista y sofisticado y sus ediciones en vinilo (ya editaron cinco, entre reediciones y remixes), confirma su status de banda clásica y moderna.
› Por Santiago Rial Ungaro
La Casa del Puente es una célebre construcción marplatense, obra del arquitecto modernista Amancio Williams, una maravilla en forma de prisma ubicada sobre un puente curvo que cruza un arroyo que, a pesar de haber sido declarada de Interés Patrimonial y Cultural, ha sufrido repetidos actos de vandalismo y hasta algún incendio. Pero también la Casa del Puente es, desde hace una década, el nombre de mejor (prácticamente el único) sello discográfico de música electrónica a lo largo y a lo ancho de nuestra enorme Patria, sello que, no casualmente, tiene su sede en Mar del Plata. Allí es donde viven y siguen generando su música voladora y confortable los Altocamet, grupo de sibaritas integrado por Pedro Moscuzza (batería y programaciones), Mariana Monjeau (teclados) y Adrián “Canu” Valenzuela (voz y guitarra) quienes, después de una exitosa minigira por México y Chile, coincidieron con el NO durante un brevísimo paso por Buenos Aires antes de volver a La Feliz con la idea de hablar sobre su paradójico y privilegiado lugar dentro de la música pop local (ya fueron galardonados con tres Premios Gardel).
“Hace 10 años que no nos hacían una nota en el suplemento”, comenta Pedro en un coqueto bar de Palermo Hollywood, con la gracia de los que aún cultivan el poderoso arte de la cortesía. Altocamet tiene sus tiempos y sus discos son un ejemplo de eso: a 10 años de la reedición de Manzana de Metal y con el exquisito y oceánico Suave calor aún fresco, con su pop electrónico preciosita y sofisticado y sus ediciones en vinilo (ya editaron cinco, entre reediciones y remixes) confirma su status de banda a la vez clásica y moderna. “Hace dos años que salió el disco, pero como tardamos tres años en hacerlo la verdad que está bueno que la gente tenga tiempo de conocerlo”, dice Pedro dando una pauta de la atemporalidad de su música.
Con su cóctel de Drum & Bass, Trip Hop, Jazz, Electrónica y canciones, Veladabristolcasino (de 1998) sorprendió en su momento con algo absolutamente inusual: una banda marplatense que era lo nuevo, lo último, lo moderno. De esa época viene la amistad de la banda con Gustavo Cerati y con Cecilia Amenabar, quienes se encargaron de apadrinar a la banda con videos, producciones y mutuas hospitalidades. Canu: “La verdad es que a nosotros no nos conocía nadie, y de golpe estábamos quedándonos a dormir en la casa de Gustavo, con una buena onda que casi nos daba vergüenza”, comenta este ex instructor de yoga que sigue en la música, aunque llegó a irle muy bien con las clases. La decisión es lógica: los festejos por las reediciones y el buen presente de la banda confirma que la calidad de sus discos se mantiene y hasta acrecienta con el tiempo. A fines del año pasado los Altocamet estuvieron celebrando los 10 años de la edición de Manzana de Metal, disco que contó en su momento con la gráfica de Federico Klemm con producción de Gustavo Cerati.
Si Velvet Underground tiene el disco de la banana con diseño de Warhol, los Altocamet tienen la Manzana de Klemm. Hace apenas un par de meses atrás, en la presentación de este disco, los marplatenses tocaron con el barrio de Montserrat con Benito Cerati (sí, el hijo de Gus) y su proyecto Blank Tiger: “A nosotros nos parecía que invitar a Benito era algo así como cerrar un círculo. Cuando nosotros grabamos ese disco Benito era un nene, así que tocar con él es algo increíble”, comenta Pedro, que tocó la batería con Gustavo durante seis años, en la época de Siempre es Hoy y Ahí vamos. Resulta imposible no preguntarle a Pedro por su otro gran amor: esa otra Casa del Puente, no la del amigo Amancio, sino ese ejemplo de urbanismo sonoro que resiste, contra viento y marea a ese otro vandalismo que es la indiferencia hacia la buena música: “La verdad es que se podría hacer tranquilamente una nota solo sobre Casa del Puente: después de 10 años ya es un mundo en sí mismo. Yo creo que hubo la necesidad de generar una plataforma para que los artistas pudieran editar, porque es imposible que Sony o BMG editen un disco de Emisor o BK. Ellos piensan sólo en números, y la verdad es que en el catálogo de Casa del Puente no está basado en el negocio sino en la calidad artística”. Pedro: “La idea es tener toda la discografía editada en vinilo. Es complicado, pero eso es parte del atractivo y si no hacés tantas copias la vendés. No digo que este mal escuchar música en el iPod, pero la verdad que cuando editamos ahora en vinilo Manzana de metal escuché un montón de cosas que antes no las escuchaba, una profundidad del sonido tremenda. Tal vez con el tiempo aparezca otro formato que lo supere, como pasó con la cinta abierta en su momento. Pero por ahora es el mejor”.
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