Jueves, 10 de enero de 2013 | Hoy
PERFILES DE VERANO: DEPP, DE BEBé LLORóN A ESTRELLA DE ROCK
El actor, para su construcción de los personajes, fue entrometiendo a la cultura rock en Hollywood de una manera revoltosa y mucho más infecciosa que de costumbre.
Por Luis Paz
Y entonces, por acción de alguna desconocida fuerza, proveniente quizá de aguas tenebrosas, del País de las Maravillas, de Nunca Jamás o de una fábrica de chocolate, Johnny Depp fue uno de los rockeros más importantes de 2012. “Johnny es una estrella de rock en el mundo de las películas”, dijo Steven Tyler, de Aerosmith, que pudo haber jetoneado, pero no por exagerado sino porque es jetón y ya. Lo dijo públicamente luego de que el actor estadounidense tocara con los Black Keys en una ceremonia de MTV en la que Depp fue distinguido como icono generacional. Pero el año pasado Depp también grabó con Patti Smith y Marilyn Manson, cotilleó con McCartney y Springsteen y zapó con Jack White. Y elucubró un compilado temerario que reúne a glorias transgeneracionales del rock entonando canciones piratas.
Hay dos tipos con los que uno no debería perderse una salida, si fuese un pirata añejo y, a la vez, un bebedor empedernido. Tom Waits y Keith Richards, autores de la balada de borrachera de ultramar Shenandoah, que fue estrenada este martes y es la puntita de lo que será la continuación de Rogue’s Gallery: Pirate Ballads, Sea Songs and Chanteys, un compilado ejemplar que había aparecido en 2006. Son of Rogue’s Gallery... es una obra incluso más cooperativa en torno del piratismo como estilo de vida: será publicada el 18 de febrero y en ella aparecerán Iggy Pop, Dr John, Patti Smith, Robyn Hitchcock, Michael Stipe, Todd Rundgren, Broken Social Scene, Marianne Faithfull... y Depp, quien además de ser productor de este álbum doble, y amigo de algunos de ellos, toca en un par de canciones.
No es la primera colaboración de Waits y Richards (de hecho, el stone tocó en varios temas del último disco del estadounidense), ni tampoco el primer cruce entre los tres. Waits interpretó al Sr. Nick, más conocido como “el Diablo”, en El imaginario del Dr. Parnassus. Johnny Depp fue uno de los Tony alternativos de esa película, un recurso aplicado luego de la muerte del protagonista Heath Ledger durante la filmación. Keith Richards y Depp son amigos; y de hecho el actor creó su personaje Jack Sparrow, de la saga Piratas del Caribe, inspirado en la estética y el humor de Keith.
De esta manera, el actor estadounidense de 49 años coronó una temporada en la que grabó baterías y guitarras para Patti Smith en la canción Banga, de su CD homónimo. Además, Patti le dedicó Nine, también del disco Banga. Y Depp también les dio a los parches y las cuerdas en el cover de You’re So Vain, de Carly Simon, por parte de Marilyn Manson. Y tocó con los Black Keys en la entrega de los MTV Movie Awards, donde fue distinguido con el Premio Generación. Y se reunió varias veces con Jack White para una banda de sonido que al final no prosperó. Y anduvo de chismes con Paul McCartney y Bruce Springsteen en una fiesta privada de Foo Fighters tras los Grammy. Un año excepcional en el anecdotario rockero de un tipo que venía de grabar con Oasis (metió guitarra slide en Fade In-Out de Be Here Now), armar una banda (la volátil P) con Flea, Gibby Haynes (Butthole Surfers) y Steve Jones (Sex Pistols), de componer y producir una canción para Iggy (Hollywood Affair), de grabar coros para Aerosmith, hacerle de guitarrista en vivo a Alice Cooper y de noviar con la más groupie de todas: Kate Moss. Actualmente está en pareja con la cantante francesa Vanessa Paradis, en cuyos discos a menudo se desempeña como ilustrador y diseñador de tapas.
Pero Johnny Depp está en la cumbre actoral contemporánea a tal punto que todo el puntilleo de rock y de guitarras y amigos famosos no empaña el hecho crucial: fue una cara transversal para las últimas generaciones. De Wade Walker, el “bebé llorón” de Cry-Baby, la peli de John Waters de 1990 (por cierto, ¡el Diablo de El imaginario... es igual a Waters!), hasta el Paul Kemp de Días de ron, la adaptación de la novela de Hunter Thompson (de quien Depp se convirtió en íntimo amigo luego de hacer de él en Pánico y locura en Las Vegas), Johnny viene sumando una rubricación generacional tras otra. Los teddy bear y la contracultura gonzo que narró Thompson en esos tres papeles. El entuerto dark de Edward Scissorhands. Su actuación de Willy Wonka y del Sombrerero Loco en plan de una nueva psicodelia para preadolescentes en los 2000. Su entrada al País de Nunca Jamás como el Sir James Barrie. Depp construyó su zona de confort en una fantasía entre oscura y lisérgica para los niños y jóvenes de las últimas dos décadas.
Y en eso, para su construcción de los personajes, fue entrometiendo a la cultura rock en Hollywood de una manera revoltosa y mucho más infecciosa que la merca que tomaba George Jung en Blow, otro de sus papeles. Sutil, puso a figurones del rock & pop histórico entre sus personajes y aquellos eventuales públicos: Jack Sparrow como una relectura fantástica de Keith Richards; el Joven Manos de Tijera como un espejo adelgazador del gótico Robert Smith; Willy Wonka como un desprendimiento de la estética beatle del combo Magical Mistery Tour - Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band atravesado por la maquiavélica actitud de Marilyn Manson. A la vista en las primeras fotos difundidas del film, el indio Toro que armó para la versión cinematográfica de El Llanero Solitario parece un KISS. En fin, todo lleva a un acercamiento más y más certero acerca del linaje rockero de uno de los actores más memorables del cine (¿y el rock?) contemporáneo.
La anécdota que narró Marilyn Manson recientemente lo resume todo: “Sí, hicimos una canción juntos y, al terminar, me dijo: ‘Chabón, es muy grosso hacer una canción con Marilyn Manson’. Y le respondí: ‘Cerrá el culo. Lo que es grosso es hacer una canción con Johnny Depp, pedazo de pelotudo’”.
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