Jue 31.01.2013
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ENTREVISTA A GRIZZLY BEAR

“Tratamos de buscar momentos mágicos”

Los plantígrados del rock pasaron por la Argentina, vía Personal Fest Verano. Tomaron mate, mostraron su pop de orfebrería y charlaron con el NO a orillas del mar. Una banda que no odia las comparaciones.

› Por Federico Lisica

Sobre la arena marplatense vienen caminando Ed Droste y Chris Taylor, cantante y bajista, respectivamente, de Grizzly Bear. El calor de la tarde pica, y ellos lucen como de otra órbita: Taylor usa botitas de gamuza y Droste, con su andar como de Pantera Rosa, llama la atención de una nenita. “¿De dónde son?”, pregunta con un inglés escolar pulcro y algo nervioso. “Somos de Brooklyn, Nueva York, encantado de conocerte”, responde Droste, cálido como la temperatura ambiente. Falta media hora para su debut en suelo argentino y sobre el escenario habrá más que sudor. La banda demostrará una reciprocidad prodigiosa entre sus integrantes (falta mencionar a Daniel Rossen en guitarras y teclados, y a Christopher Bear en batería y coros). Los cuatro cantan. Los cuatro tocan e intercambian instrumentos. Los cuatro juegan una tocata con los ecos para convertirlos en armonía. “Un día como el de hoy te influye para que des buen show; está soleado, brillante, seguramente antes hubo lluvias, como en nuestras canciones”, define Droste. Mientras, Taylor se toma unos mates. “Hace un montón que lo hago, en un momento casi me vuelvo adicto y tuve que parar, pero ahora, que estamos acá, el vicio ha vuelto”, dice, cebándolo con agua mineral fría (el NO se vio en la obligación de contarle sobre el tereré y de aclararle que lo suyo era casi una provocación).

En esa faena de tomar elementos tradicionales para hacer lo que les place, los Grizzly Bear tienen su razón de ser. Sus referencias son reconocibles (pop de orfebrería que puede ser psicodélico, indie, folkie, coral), pero con una hechura que asume riesgos de tiempos, evita patrones fijos e incluye letras reflexivas, que van de acá para allá sobre la melodía que esconde cada canción.

Siempre fueron bien tratados por la crítica, pero con sus dos últimos trabajos, Veckatimest (2009) y especialmente Shields (2012) –de los mejores discos del año que pasó–, alcanzaron un nuevo nivel. Aunque la mayoría de quienes estaban por verlos en la primera fecha del Personal Fest Verano 2013, desconocía esos argumentos, después del show todos se dieron por satisfechos: el público sacudió la cabeza y patitas. Antes de todo ello hablaron los Grizzly Bear con el NO.

–Han dicho que su último trabajo fue el más democrático, ¿por qué?

Ed Droste: Diría que en la composición, de allí nació el espíritu.

Chris Taylor: Confiamos más entre nosotros, nos escuchamos más, las creaciones de uno estaban abiertas a las sugerencias de los otros.

–Su música ha sido definida en estos términos: rumiante, sofisticada, cerebral, literaria, ambiciosa, dramática. ¿Con cuáles concuerdan y con cuáles no?

E. D.: No están mal, salvo cerebral, que es un término raro. Implica una racionalidad, y yo disfruto que el público nos preste atención, pero me gusta la reputación de crear canciones híper difíciles. Sabemos que no es música dance, pero es música. Es gracioso cuando leés reseñas y dicen que tenemos ritmos locos y arreglos muy complicados; cuando si te ponés a escuchar bien es un 3x4, o 4x4. Tal vez sea por el modo en el que afinamos las guitarras, o por la batería, con su libertad y sentimiento. Entiendo que se lo tome como algo complejo... Trabajamos, eso sí, muchísimo en las armonías; en mi opinión se trata de música pop, para los demás puede ser confuso.

–Se los ha llamado los Radiohead de Brooklyn –giraron con ellos en 2008–, pero ustedes surgieron temporalmente junto a otras bandas como TV on The Radio, Dirty Projectors y Fleet Foxes. ¿Notan esa conexión?

E. D.: Es que somos amigos y hemos hecho cosas juntos. Con Robyn de Fleet Foxes grabamos un tema –el campestre y bello “I’m Losing Myself”–. Y Chris ha producido las otras dos bandas que mencionás.

–Además son bandas que han nacido al compás de plataformas digitales, que pueden incluso utilizarlas, pero tienen algo como de retorno a la inocencia musical, a un período perdido de finales de los ‘60...

C. T.: Es muy lindo eso. Me gusta escucharlo. Tratamos de buscar esos momentos mágicos, creo que nos dimos cuenta con el segundo disco, Yellow House, todo era nuevo, allí fue cuando nos asentamos como cuarteto y nadie sabía qué esperar. Siempre buscamos sorprendernos y a veces sucede que terminás sonando, sin pensarlo, a otros períodos. Es divertido cuando se da espontáneamente.

E. D.: Las referencias surgen de forma misteriosa, por asociación.

C. T.: Puede ser a nivel de producción. En las formas de grabar una guitarra, las voces y coros. Esa vibra de los ‘50 y también de los ‘70. Como productor me gusta mezclar esas décadas, a veces en una canción, y conseguir un viaje temporal. Quienes lo escuchen van a tener sus propios puntos de referencias, buscando en su memoria, tratando de encontrarle un significado para ellos. No se trata de sonar como los Stones, que son geniales, sería muy aburrido querer sonar como una banda en particular.

–Volviendo a lo de las plataformas digitales, ustedes han criticado sitios, como Spotify, que permiten escuchar música online. ¿Por qué?

C. T.: No me molesta para nada que sirvan para que nuestra música llegue a lugares en donde no hemos sido editados, como aquí. Es genial que tu obra circule libremente, pero en otros países las que terminan perdiendo son bandas como la nuestra, a las que se les paga muy poco por las reproducciones. El otro día un amigo de San Francisco me dijo que había escuchado toda nuestra discografía en Spotify. “¡Dale loco!”, le dije, comprate al menos uno de los discos.

–Tienen una postura de banda natural y relajada, y desde allí es como que cada uno de sus discos asume su singularidad, ¿cómo definirían a Shields?

E. D.: El más cargado. No sé si será el más confrontativo, pero sin dudas el más enérgico y muscular.

C. T.: El menos relajado, tal vez (risas).

El tour del Personal Fest Verano 2013 continúa el 2 de febrero en Las Grutas, Río Negro, con la presentación de los uruguayos de No Te Va Gustar; el 9 de febrero, en Salta, con Illya Kuryaki, Molotov y Fer Gril; el 12 de febrero Miranda! toca junto a Airbag en Corrientes. El cierre será el 2 de marzo, en Córdoba, con Jonas Brothers. También se podrá ver online en www.personalfest.com.ar

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