NICOLáS MATTIOLI Y LA HERENCIA DE LEO
De cómo el hijo del León santafesino despunta sus sueños de cantor enamorado por todo el país mientras sus amigos van a la escuela.
› Por Luis Paz
“Mi papá cantaba ‘tratá de disimular si te ponés nerviosa por las cosas atrevidas y prohibidas que digo’ y los pibes de la cumbia villera de ahora dicen ‘tu novia entregó en el baño, zarpado en cornudo”, separa Nicolás Mattioli, el hijo del León santafesino, que quedará por siempre inscripto como uno de los más románticos de la movida tropical. “Nuestra generación está muy cambiada en la cumbia; los pibes cantan otras cosas y las chicas al amor lo toman de otra forma”, explica. “A mí me gustan casi todas las cumbias, la colombiana, la santafesina, la romántica, pero no la villera. Aunque escucho de todo un poco: Luis Miguel, Ricardo Montaner, la Bersuit, Los Redonditos, Chayanne”, enhebra una a una sus ¿influencias? a la hora de enfrentar, como su célebre padre, los micrófonos del país. ¡Ay, amor!
“Acá en Santa Fe son todos muy buenos cantantes y músicos de cumbia, es la capital de la cumbia, y el que no la sabe tocar no es de acá”, bromea Nicolás en un recreo de la gira que lo lleva por boliches y casinos de todo el país para presentar Una carta al cielo, su debut discográfico. “Sergio Torres o Marcos ‘Kaniche’ Castello son muy buenos cantantes, pero yo tuve el mejor maestro, que fue mi viejo”, añora Nicolás, que en una de esas hijoputeces de la vida lo perdió en agosto de 2011 en un hotel de Necochea en el que ambos se hospedaban para seguir su camino de recitales.
Es que Nicolás, que asistió al León en su viaje al hospital, acompañó a papá Mattioli sobre los escenarios desde sus siete años, güiro en mano. A los doce se le animó al acordeón, instrumento fundamental de la corriente santafesina que va de Juan Carlos Denis y Los del Bohío a la princesita Karina, pasando por Grupo Cali, Los Leales, Los Lamas o Los Palmeras. “Y a los dieciocho empecé a cantar”, indica. “Fue el 17 de septiembre de 2011”, a cuarenta días del fallecimiento de Leo. “Al cantar sus canciones y toda canción romántica se sienten muchas cosas lindas cuando escuchás que la gente canta con tanta fuerza”, grafica este actual cantante de 19 años.
La incipiente carrera de Nicolás al frente de La Banda del León, una selección de músicos de varias generaciones que le entra a la santafesina como Messi a cualquier defensa, perfila para encumbrar el legado de un clan Mattioli (de hecho, Nico ya es un precoz padre). Pero él no tiene el menor problema en cuanto a lo que tuvo que posponer o resignar para hacer música: “Son cosas del destino. Si no me hubiese subido a un escenario con mi viejo a los siete años no sabría qué hacer ahora. Disfruto de esto a mi manera. Más vale que a veces me da bronca que mis amigos salen a bailar y yo tengo que estar trabajando, pero después, en la semana, mientras muchos están yendo a la escuela yo disfruto de mi tiempo libre: voy a un bowling, ensayo, juego a la play o al fútbol. Soy de Colón y fanático de Riquelme, que era amigo de papá y sigue siendo un amigo de la familia”.
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