Y UN DíA VOLVIó PERDEDORES POP
Leyenda de culto y referente estético del indie platense, el grupo maldito del sur conurbano regresó, pero enseguida fue afectado por la muerte del baterista Charly Piesco. En Homenaje, los hermanos Rial grabaron un EP.
› Por Julio Nusdeo
Celebrar la triste partida de un amigo; transformar la música en vivo y volverla el mejor tributo para sobreponerse a la muerte. Decisiones conjuntas del insigne grupo de culto del sur conurbano Perdedores Pop ante la noticia del fallecimiento de su baterista y miembro fundador, Charly Piesco. Una larga lucha contra un linfoma lo acompañó hasta el pasado 28 de enero. Era un melómano. Sus discos a menudo acababan boyando en El Montacargas, la sala de ensayo/estudio que llevó adelante junto a Darío Martínez por el Abasto. Sin embargo, si de pasión hablaba Charly, eso era para él el Celeste, el Club Atlético Temperley. “En realidad, Charly era conocido en la escena por ser el baterista de Perdedores Pop y DChampions, pero su popularidad es muy superior en el ámbito del fútbol de ascenso”, subraya Esteban Rial, cantante y guitarrista de este fugaz grupo que con un único CD y un casete alcanzó a sentar algunas bases para el free rock y se ubicó como influencia de culto para algunas de las bandas de la actual generación indie. “Todos en Temperley saben quién era Charly. Con su hermano José Luis armaron el Museo Celeste, que llegó a tener una colección de doscientas camisetas del club”, pondera Esteban.
Desde su debut homónimo, editado en 1995, Perdedores Pop construyó su espíritu a base de letras deudoras de tantas noches con amigos como amores inasibles. Pequeños hits como 1000 higos, Mujeres, Brincan y Planes, el curioso Carola del Bianco y hasta sus versiones en español desarrollaron una receta de canciones pop debajo de caóticos acercamientos y distorsiones que años después influenciaron a gran parte de la nueva camada indie de bandas platenses y del sur de Buenos Aires. En 1996 sacaron su segundo álbum, Tiempo de jóvenes, que salió sólo en casete y del que no se tiene rastro, aunque desde hace algunos años el sello Laptra coquetea con la idea de reeditarlo. En el medio hubo un casete de la revista Revolver, un compilado para el que hicieron el tema Ahora soy un hippie hijo de puta.
A tres semanas de la amarga noticia, el mayor de los hermanos Rial acepta que así como sus cenizas fueron arrojadas en la cancha del Cele, la forma de despedir a Charly es tocando. Su hermano Santiago, guitarrista y cantante de Perdedores Pop y DChampions (además de avezado redactor del NO), lo recuerda como una persona intensa: “A lo mejor coincidía un ensayo con un partido y el tipo te decía que venía, aunque ambos supiéramos que no iba a ser así porque él iba a estar viendo a Temperley”. La esencia barrial y esa especie de shoegaze tribunero que los Rial construían desde sus guitarras iban sostenidas por el ritmo de Piesco. “Su forma de tocar me hacía acordar a la del baterista de la Jon Spencer Blues Explosion. El tenía el ritmo adentro”, concede Santiago. En tanto que Esteban hace hincapié en el aspecto mecánico de su toque: “Siempre veía en Charly una caja de ritmos humana. Agarraba un patrón y lo seguía; era algo maquinal, pero con mucho corazón. Con mucho sentimiento futbolero, pero no como el que se suele dar en las bandas de rock, que es más de banderas y arenga. Era más un 5, un volante de marca: hacía el laburo que había que hacer”.
La reunión de Perdedores Pop comenzó a materializarse con el regreso de Esteban, luego de siete años en Madrid. Entretanto no pasaba oportunidad en que los Rial –que luego de la disolución de ese grupo dieron forma a sus proyectos Esteban R. Esteban y DChampions– no fueran encarados por pibes que pedían por una reunión. Incluso hubo señales que le aparecieron a Esteban en España: “Ya el año anterior había escrito algunas canciones por primera vez en mucho tiempo y pensaba que era material para Perdedores más que para algo solista”. A su regreso, el movimiento de piezas fue lógico: Mariela Bruzzone, bajista original de Perdedores Pop, estaba felizmente casada y con niños. Optó por ceder su lugar. A los otros tres integrantes, los Rial y Charly, se les sumó el bajista de DChampions, Mauro Salerno. “Era amigo de Charly y lo más natural fue mantener esa dupla, que venía bien rodada por tocar en los DChampions”, indica Esteban.
Conformado el cuarteto, Perdedores Pop grabó material nuevo después de 17 años. Se sumergieron en los Estudios DDR con la co-producción del guitarrista Diego Demarco, de Los Auténticos Decadentes, y Marcelo Belén (ingeniero de sonido, drum doctor y actual baterista de Siempre!), y registraron cuatro temas originales: Quinta dimensión, Supernatural, Lujuria asiática y Desearía encontrar otra forma de comunicarme, un tema viejo de Santiago que, según su hermano, tal vez sea la mejor canción de Perdedores Pop. “Cada uno acepta sugerencias del otro; siempre fuimos permeables. En líneas generales, a los dos nos gusta encerrarnos y hacer canciones.” Siguiendo la costumbre de versionar (Parece que no serás mía fue al I Can’t Seem to Make you Mine de The Seeds lo que Luz de amor al Light of Love de T. Rex), Perdedores aprovechó esta oportunidad, y la ocasión de contar con Demarco, para versionar Auténtica, de Los Deca.
La idea de tener una pronta edición física y bien presentada de este EP ronda la cabeza de los Rial como una forma de establecer, asimismo, el legado de Charly Piesco. “Es una verdadera pena, porque nunca nos sentimos tan bien como desde que volvimos a tocar. Creo que parte del proceso de asimilar su muerte va a ser este primer y último concierto hasta nuevo aviso”, confiesa Esteban. Este sábado, en el Festipulenta, los acompañará Tomás “Tifa” Corley, baterista de Los Reyes del Falsete. Se anticipa un concierto muy emotivo, un show que suena demasiado paradójico para un grupo llamado Perdedores Pop que tuvo estribillos como aquel que decía “el destino tuvo otros planes”.
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