Hubo un tiempo que fue hermoso en el romanticismo del melómano. Epocas en las que Internet no existía e ir en busca de un disco con la plata quemándonos las manos era un plan ideal, y mucho más frecuente para un sábado. O para cualquier otro día. Las tardes se evaporaban entre bateas mientras el vendedor recomendaba tal o cual banda, cambiaba de disco y encendía la llama que nos tendría nuevamente la semana próxima detrás del mostrador, ávidos de una nueva adquisición. Ese tiempo fue hermoso para los músicos también, y algo de eso intentan explicar los 16 entrevistados en Cisma, documental del cordobés Julián Lona que será estrenado hoy en la Universidad de Belgrano. “Si nos contextualizamos en la industria de la música, Internet fue algo que marcó un antes y un después, entonces quería que justamente esa palabra genere dudas. Pero es básicamente un sinónimo de quiebre, de cambio”, explica el cineasta.

En Cisma, los músicos hacen un recorrido cronológico desde su juventud y cuentan cómo se fueron amoldando a los cambios: “Me interesaba ver cómo funcionaban los medios, cómo se compartía la música, como vivían el día a día. Y cuando apareció Internet, me interesó saber cómo se amoldaron”. La mirada del director pone el foco en la pregunta de cómo vive hoy un músico después de que el mp3 y las descargas desplazaron a la venta de discos. Para desentrañar el misterio se mezclan las voces de Leo García, Walas, Gustavo Santaolalla y Edu Schmidt con las de Villa Diamante, Ale Schuster, Juan Manuel López Manfré (Superfluo) y Fede Cabral (ex Sancamaleón).

Cada cual, desde su lugar, intenta descubrir la incógnita de esta ruptura post-Internet. No hay voces en off, sólo los músicos que aparecen con una actitud relajada ante la cámara de (en ese entonces) un estudiante de cine que venía de Córdoba con 22 años, y que conocía muy poco acerca de aquella obsesión de los melómanos por los discos. Lona pedía que le contaran acerca de esa época, y pedía también que los músicos se salieran de la pose de rockstar y hablaran con el corazón. Por eso se consiguieron capturas en las que se ve a Edu Schmidt hablando del antes y el después de Arbol o a Santaolalla afirmando que vivimos en una sociedad capitalista donde todos los meses hay que pagar la renta. “Todo lo que buscaba era una charla fluida, no una posición ficticia donde ellos estuvieran maquillados o que fuera planeado. Yo necesitaba conversar. De hecho terminé como muy amigo de la mayoría porque era un contacto muy humano; aparte yo necesitaba que me cuenten esa informalidad del día a día”, indica Lona.

Entre 2011 y 2012 viajó unas diez veces a Buenos Aires en busca de los testimonios, con las condiciones mínimas para llevar a cabo el rodaje, además de financiar el documental de su bolsillo. Cuenta que a Santaolalla lo contactó en Tecnópolis, después de haber estudiado toda una tarde sus movimientos. Para su sorpresa, el laureado productor le dijo que sí y fue uno de los primeros nombres que funcionó de anzuelo para que otros músicos estuvieran dispuestos a participar. En cuanto a las expectativas para con Cisma, Lona no se engaña: “Yo sé que el documental tendrá más reproducciones que espectadores, entonces lo tengo que aprovechar”.

* Cisma se estrena este jueves 21 en el Auditorio Roca de la Universidad de Belgrano (Zabala 1837). A las 19.30.