ENTREVISTA EXCLUSIVA CON DIPLO
El productor y dj impulsó un sinnúmero de géneros marginales, llevó al éxito a figuritas nuevas y sigue siendo un terrorista que hace cimbrar una y otra vez las bases de la música bailable desde su pináculo mainstream.
› Por Yumber Vera Rojas
Cuando el Harlem Shake le dio la vuelta al mundo a fines de marzo último, Diplo, desde la base de operaciones de su sello Mad Decent, en Filadelfia, se crujía los nudillos ante la satisfacción de haber sumado un nuevo acierto en su trayectoria como cazador de talentos y ritmos, al reclutar a Baauer, un pendejo estadounidense que en la conclusión de abril alcanzará los 24 años, al que no sólo se lo reconoce por el megahit viral sino por convertirse en una de las mayores referencias que ostenta la música trap, el estilo por el que hoy apuestan casi todos los raperos de la nación norteamericana.
A pesar de que su pupilo fue demandado por chorearse la voces del reguetonero Héctor el Father (la que inaugura el track) y del rapero Jayson Musson (creador de la canción Miller Time, de la que se extrajo la frase “Do the Harlem Shake”), lo que también lo involucra a él, Thomas Wesley Pentz, el artista detrás del alias inspirado en el dinosaurio diplodocus, de esta manera se redime consigo mismo por no haber generado el año pasado un sencillo del tamaño del Gangnam Style.
No obstante, Diplo, en 2012, coló uno de sus temas entre los mejores del año. Se trata de Get Free, en el que canta Amber Coffman, del combinado neoyorquino Dirty Projectors, que nos visitó en noviembre pasado. Este exquisito dub reggae roots, condimentado con matices del palo onírico de la electrónica, es el primer adelanto de Free the Universe, segundo álbum del laboratorio orientado al folclore jamaiquino del productor, dj y empresario de Mississippi, Major Lazer, con el que visitó Buenos Aires recientemente para actuar en el Movistar Free Music, celebrado en el Planetario porteño.
A pesar de que fue el debut del grupo en la Argentina, circunstancia que aprovechó para presentar su nueva formación, en la que los mcs y djs Jillionaire y Walshy Fire reemplazaron –al menos en los shows en vivo– al dj y productor británico Switch, ésta era la cuarta cruzada oficial en el país –pese a que días más tarde saltó la anécdota de una primera expedición en Mar del Plata, cuando era un perfecto desconocido– del arengador más famoso de las pistas de baile de todo el mundo en la última década.
Si bien es cierto que el trío participó en un espectáculo en el que el acto estelar de la jornada eran los escoceses Franz Ferdinand, al menos la ocasión le servía para mostrar a una gran muchedumbre en qué consistía su oferta musical. Sin embargo, antes que esclarecerla, en medio de papelitos de colores, vuvuzelas y apoyados por el conjunto de bailarinas locales F.L.O.W., el show del combinado lo que provocó fue mayor confusión, pues, aunque, como bien se dijo antes, su sonido se encuentra enfocado hacia el reggae y el dub, lo que presentó esa noche fue un todo vale en el que los sonidos antillanos rodaron –incluso performáticamente debido a que Diplo se metió en una bola de aire muy similar a la que usó acá Wayne Coyne, de The Flaming Lips, para que el público la empujara por el predio– con el merengue Suavemente de Elvis Crespo, el Drop It Like It’s Hot de Snoop Dogg, el Smell Like Teen Spirit de Nirvana, el Harlem Shake y hasta con la cumbia villera. Al finalizar la puesta, y luego de tanta información, mashups y adrenalina pululando sin parar, algunos alucinados y otros recién llegados se preguntaban: “¿Qué fue esto?”.
Más tarde, bien entrada la madrugada, y no muy lejos del Planetario, en el club Crobar, el exponente estadounidense volvió a presentarse, pero esta vez de forma unipersonal, en el ciclo Mstrpln. Pese a que repitió casi toda la lista de canciones de su show con Major Lazer, la audiencia que acudió a verlo también fue parte de la fiesta, pues comprendía bastante bien de qué iba su propuesta. Y es que Diplo, retomando el inicio del Harlem Shake, aunque singularizándolo, es el gran terrorista de la electrónica de esta época. Amén de cualquier encarnación artística que invoque, sigue siendo él mismo el que va al frente. Cualquier cosa que suene, lo incorpora a su ADN rítmico. De esta manera, apenas dejó sus estudios en la Universidad de Florida Central para dedicarse al loable acto de hacer bailar a la gente, fue impulsando un sinnúmero de géneros que hasta su aparición en la escena eran considerados marginales o ni siquiera eran tomados en cuenta como tal, de los que destacan el kuduro angoleño y el baile funk de Río de Janeiro, lo que lo relacionó con noveles figuras que alcanzaron el éxito una vez que fueron tocados por su varita mágica.
“La diferencia entre esta vez y la anterior, en Argentina, es que hoy me reconocen un poquito más, y eso está buenísimo”, le explicó Diplo al NO, en exclusiva, antes de subirse al escenario del Movistar Free Music, escoltado por Jillionaire y Walshy Fire (del soundsystem Black Chiney), mientras se terminan de ataviar con sus trajes onda Men in Black. “Crecí escuchando Miami bass en Mississippi, y un poco de heavy metal, aunque también algunas cosas de pop. Mi curiosidad va de la mano con mi carácter nómade. Viví en muchas ciudades de Estados Unidos, y en algunos lugares me encontré con los niños haciendo música o grafiti. Eso fue lo que me trajo hasta acá. Me moví mucho en solitario, lo que me permitió trabajar con chicos en todas partes. De esa forma fue que me decidí realmente a salir adelante, a dedicarme a crear arte y a ser tan raro como mi imaginación me lo permitiera. Luego comencé a producir a artistas de la talla de Beyoncé y Usher, armé el sello Mad Decent, formé Major Lazer y ahora estoy acá.”
–Hay mucho más reggae que otra cosa porque es un estilo de música que me interesa en este momento, y a través del cual puedo mostrar lo que quiero. Se dio de esa manera. El disco saldrá el 16 porque se retrasó debido a que el sello que nos editaba antes nos dejó porque apostó a la EDM (N. del R.: Electronic Dance Music). Pero bueno, así lo pulimos mejor.
–Fue súper complicado porque trabajamos juntos desde el disco Kala de M.I.A. (2007). No hay bardo entre nosotros: lo que sucedió es que sentí que estaba haciendo esto solo. No sigue por diferencias artísticas.
–Esa cosa va y viene, y en realidad no tiene fans. La música es genial, pero no hay arte en ello, no hay conexión con el público. Es mi opinión.
–Me gusta disfrutar de todos los estilos, del sonido de otros artistas, de pasarla bien y de hacer amigos como los de Zizek. Cuando vengo a la Argentina, voy adonde está la cumbia villera, a esos lugares donde puedo encontrar nuevos sonidos y en los que tengo la chance de descubrir a personajes con temperamento como DJ Negro.
–No me importan los estereotipos. Sólo voy por lo que considero buena música, no importa si es una estrella del mainstream, un chico que recién empieza o un artífice experimental. Fijate: soy un blanco haciendo reggae.
–Acabamos de lanzar el sencillo No Guns Allowed, al que le fue muy bien. Así que explotó. Snoop es un artista que labura para su familia y su música y, a pesar de las críticas que ha tenido, estamos muy contentos por el alcance de lo que logramos. Imaginate, fue una experiencia muy buena producir a un exponente tan importante y legendario como él.
–Estamos concentrados en Major Lazer, en el nuevo disco y en las presentaciones en vivo. Si bien tengo mucho material para lanzar un material firmado como Diplo, aún no encontré el momento ni el espacio para editarlo. Pero seguramente en algún momento va a surgir.
–Me gusta lo que está pasando con el hip hop en los Estados Unidos. Unos amigos dieron un show recientemente en Moscú, que se agotó, y al que todo el mundo fue porque tenía mucha curiosidad acerca de lo que es el trap music. El futuro no está en la percusión.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux