Jueves, 30 de mayo de 2013 | Hoy
DESDE TEMPERLEY LLEGA EL ECO DE TRACY LORD
Devotos de la distorsión guitarrera y los estribillos intensos tanto como de la buena producción y las canciones bellas, lanzan disco y documental.
Por Mario Yannoulas
nRodeado de tanto dispositivo, el hombre posmoderno se puede hamacar entre el éxtasis y la angustia para responder a los inabarcables flujos informativos que lo atraviesan. Con tanta data girando, ¿qué justifica que una banda todavía edite cosas? En un replique impulsivo, Tracy Lord está a punto de lanzar un documental sobre la grabación de Eco, su segundo disco de estudio, publicado en 2012, con una razón de ser. “A nosotros nos coparía ver una pequeña trastienda de cómo es hacer un disco para una banda under como la nuestra, y éste va a ser el registro de una banda under que no empezó ayer. En el documental habla la gente que trabajó en el proceso, están el productor Ray Fajardo, el Tordo Mondello, de Massacre, que fue el guitar tech; Gula, que trabajó con el bajo, y Fabián Lavelli, que fue drum doctor. Es gente que trabaja mucho con discos y está bueno aprender de ellos”, devuelve el cantante y violero Andy González.
El aporte del quinteto de Temperley es el de un grupo subterráneo que apuesta a la producción artística como vehículo para traficar su música. Hecho que, en algún punto, divide aguas en el estado actual del under local. “Ahora cualquiera puede grabar, el tema está en la búsqueda de cada músico. Discos como el nuestro no son un negocio, cuestan un montón de guita y son comercialmente un suicidio”, consuma el cantante suburbano.
Las trece nuevas canciones de Tracy Lord ratifican un sendero de trabajo autogestivo que acopia casi diez años –tocaron en todos lados, hasta en cumpleaños de 15, “pero siempre rock, para reinvertir en la banda”– y además acusan una pertenencia tanto geográfica como estética. La devoción por la distorsión guitarrera y los estribillos intensos anuncia que mamaron de la teta grunge, pero sin acoger esa sordidez adolescente: les importa que haya canciones y que suenen bien. Le dieron más pelota a Incubus que a Pavement, y eso no sólo los hermana con otras bandas sureñas como Aladelta, Cirse o Pork –”Con todos nos fuimos juntando casi sin querer, compartimos la misma música desde chicos”, relatan–, sino que los ubica en una calle diferencial respecto del indie. “El documental también habla de que cuidamos lo que hacemos, que no será lo más grande, pero tratamos de sacarle todo el jugo posible, tanto en el estudio como en los shows”, aporta el bajista Pablo Galano, también encargado de los sintes.
“El espíritu del sur se acerca más a lo que es el rock de verdad: el caos, el quilombo... la noche”, compara el batero Matías Sanfelippo en relación con lo que pasa en capital, donde las normas se endurecieron después de Cromañón, y las bandas ya no suelen tocar pasada la medianoche. Andy: “El tema de los horarios es una pelotudez: se tiene que poder tocar a cualquier hora, el peligro es el mismo. Creo que en algún momento se va a terminar esa gilada, como la de vender alcohol hasta las nueve”.
Pablo Galano: –Claramente. Siempre hubo algo de poca vuelta en el sur, esa mística de barrio y de buena onda entre la gente.
Matías Sanfelippo: –Eso lo heredamos de bandas como Babasónicos, Juana La Loca, El Otro Yo... a todas las íbamos a ver durante los noventas a El Borde, en Temperley.
Andy González: –Los lugares también influyen y las ondas siempre existieron. Desde Tío Bizarro, en Burzaco, que tiene su palo alternativo-punk limado, hasta el “Spielberg” de Peteco’s, que es como un palo más glam, más Palermo, aunque desde que se mudó no tanto. Esos lugares ayudaron porque hacen que las bandas se junten y armen circuitos.
* Jueves 30, en The Roxy Shows, Niceto Vega 5542. A las 21.
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