Con todas las ganas de gozar al NO, el cantante de la banda uruguaya Once Tiros saca un billete de 10 dólares y lo zarandea de arriba a abajo, haciendo un cantito burlón que da bastante risa. “Me encanta hacerles esto a los argentinos, con todo este tema que tienen con el dólar”, dice. El asunto podría terminar con caras largas si no fuera porque el chiste pasa, porque los pibes de la banda son macanudos y porque, por algún motivo que desvela a sociólogos y estudiosos, los yorugas tienen esa capacidad de caer simpáticos, casi como una inmunidad diplomática que los distingue.

Acovachados en el primer piso de un café tristísimo en Corrientes y Riobamba, el cantante Pablo Silvera y el guitarrista Santiago Bolognini toman cerveza y comen tostados a mansalva. Mientras tanto, la jefa de prensa responde llamados, tipea como loca en su Mac y, sobreactuada, jura que el grupo tiene 25 notas agendadas en una tarde. A los Once Tiros nada los perturba: están los dos prendidos a un jueguito que consiste en reconocer famosos en la compu. “¿Sabés quién es éste? ¿Es Woody Allen?”, preguntan. Sólo se ponen un poco serios cuando cuentan que están en Buenos Aires para promocionar el show de este fin de semana en Groove, en el que festejan sus 15 años de carrera con la grabación de un CD y DVD en vivo.

Si La Vela Puerca fue, hace década y pico, la avanzada del nuevo rock uruguayo en la Argentina, seguidos por No Te Va Gustar y Cuarteto de Nos –el orden no tiene que ver con antigüedad sino con el momento en que la fueron pegando acá–, otras como Once Tiros, Abuela Coca, El Congo y Cuatro Pesos de Propina, entre otras, vendrían a ser las tapadas de la baraja, con una estampa más de culto y no tan masiva de este lado.

Cuando Once Tiros arrancó, andaban por los 18 años (¡el cantante recién cumplía 15!), pero siguen siendo los mismos cinco. Cuando empezaron a cruzar el río para capital (debut en el Salón Pueyrredón) penaban con el barco que sale de Carmelo y tarda más de diez horas hasta Tigre. “Durante tres años viajamos gratis en la Cacciola, por un canje que hicimos cuando salió el segundo disco. Era como cruzar el Amazonas”, se acuerda Silvera.

En sus primeros discos, Parvadomus (en el que colaboró Sebastián Teysera de La Vela Puerca) y Glamour y violencia, Once Tiros pelaba un combo de punk, ska y reggae. Luego, ese sonido se fue encrudeciendo y las violas pasaron más al frente en Momento extraño e Imán, último disco de estudio. En el medio, salieron tocadas por todo Uruguay y giras por Argentina con NTVG, en Río Negro, y La Zurda, en el N/D Ateneo, entre otros viajes.

En marzo de este año, Once Tiros giró por Cuba con Abuela Coca y El Congo, y arrancó con el pie izquierdo porque llegó a La Habana en pleno luto oficial por la muerte de Hugo Chávez. No sólo no pudieron difundir la gira en radio y tevé, sino que temieron que no los fuera a ver nadie. “Tocábamos en una plaza de La Habana y estaba vacía; la gente cayó minutos antes de empezar y se llenó”, cuenta Silvera, y dice que los cubanos no entendían nada cuando veían a la comitiva yoruga haciendo pogo. “Se pusieron a agitar y los cubanos los miraban como marcianos; después de un rato entendieron el ritual y se prendieron”, recuerda aliviado.

Sobre el final de la entrevista, sube al primer piso Alfredo Gianotti, alias “Chole”, cantante de Abuela Coca, que de casualidad está en Buenos Aires por una fecha con El Congo, su otra banda. Todos se saludan, se hacen chistes, se palmean. “A las bandas uruguayas acá no se las juzga”, celebran los chicos de Once Tiros antes de irse.

* Sábado 12 en Groove (Santa Fe 4389). A las 19.