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Jueves, 24 de octubre de 2013

CMMN SNS PRJCT O LA PERFORMANCE LíQUIDA

Sin sentido común

Para hacerle fuerza al corset de los mandatos sociales, esta obra cada vez única e irrepetible llega hasta el punto de desnudar cerebros y partes.

 Por Facundo Gari

Algunas obras la invitan más que otros, aunque también es una pregunta típica cuando se valúa interesante el discurso del entrevistado: “¿La música/el teatro/la danza/la literatura/el cine/el circo/etcétera de disciplinas, ¿puede cambiar el mundo?”. Es ejemplar que la consulta romántica sea circunscripta al contenido del producto (es decir, al “qué”). Si una pieza teatral versa sobre la trata de personas, es posible que a su referente se le pregunte sobre la “potencia transformadora” del arte. Es menos frecuente que la duda se asiente en un cambio formal (“cómo”). Si la propia pieza es objeto de cambio con respecto al teatro convencional, se la concibe elitista, y de esa manera la noción de transformación social (o una intencionalidad de ella) cae por la borda. Tiene que ver con lo que lamenta Stephen King al comienzo de Mientras escribo: a los best-sellers nadie les pregunta por el lenguaje, sólo por la historia. Para las obras que tensionan las maneras de hacer aparece el comodín de la “contemporaneidad”, y alta paradoja que la vanguardia sea “presente” en lugar de “futuro”. De hecho, en CMMN SNS PRJCT, el actor Ignacio Sánchez Mestre se pregunta qué viene después de la danza contemporánea.

La paradoja es que muchas producciones que podrían enriquecer la reflexión sobre qué se es y cómo se podría ser, en tanto puesta en crisis de un estado de cosas, suelen convenir a un público y a un periodismo que las degusta como propuestas estéticas más que cosmovisiones políticas. Si no fuera así, a esta altura este mundo debería ser otro. O al menos ser otra esta dramática ciudad de Buenos Aires, tan llena de ese arte del que menos enciclopedias hay en circulación. Es insoslayable el calificativo “romántica”: en alguna medida, los discursos artísticos y los artefactos que los desandan influyen en los pensamientos, como apoyatura o contradicción, pero nunca tanto como para hacer la revolución que no se nombra al decir “transformación social”; nunca a mayor velocidad que la esponja de la realidad que los absorbe.

Creación de Laura Kalauz y Martin Schick, e interpretada por ella y Sánchez Mestre, CMMN SNS PRJCT es una recomendable performance con ingredientes de teatro y danza que pone en jaque desde el formato las nociones de entretenimiento e interacción; y desde el contenido, las convenciones de comunicación y la lógica de mercado, y no de un modo absolutamente cerrado. En cuanto a la cuestión de la “transformación social”, la pieza parece haberle encontrado la vuelta: acaso para dejarte desnudo el cerebro, te dejará desnudo el cuerpo o, al revés, con más adornos encima de los que llevaste a la función.

Como dijo Paula Sabatés en la entrevista que les hizo el año pasado en este diario a Schick y Kalauz: hay más de una chance de que te vayas del nuevo Centro Cultural Matienzo sin pantalones. Cada función es distinta: en la que este cronista “participó”, concurrentes y actores terminaron en una esquina de la avenida Córdoba entregándole un billete de 100 pesos al primero en pasar, un joven barbudo que pensó que se trataba de una joda para YouTube. Es cierto que es un cliché decir que tal obra que le hace fuerza al corset de los mandatos es provocativa. En esa línea, CMMN SNS PRJCT –que se mostró en varios países de Europa y en China– lo pone a doble o nada. Es complicado contar más sin atentar contra una experiencia “guía” que interpela mucho a sus concurrentes. En ese laboratorio, ocupar el lugar del científico o el del conejillo de Indias depende de vos. Y, para bien o mal, del grupo que te toque en suerte. n n n

* Jueves 24 y 31 en el nuevo Centro Cultural Matienzo (Pringles 1249). A las 20.30.

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