Difícil escapar del “hablemos de fútbol” en el zapping periodístico, aunque casi siempre es un habla inmediata, apedorrada, descartable, hecha de pequeñísimas noticias efímeras cual saque lateral en mitad de cancha, y que jamás quedarían en ningún clip ni compilado: que Gago está roto y no llega al Mundial, que los árbitros cagan sistemáticamente a All Boys en todos los partidos, que cuatro juegos sin goles para Messi es sequía...

Difícil escapar, también, de esa forma “anoticiada” de escuchar –de leer–- sobre fútbol, pero el libro De pies a cabeza (Interzona, 2013) te da una mano. Se trata de una compilación; o mejor, de un clip, pero un clip de textos, como los clips TyCSports-ESPN-FoxSportsescos de los mejores goles de las ligas europeas, o de las grandes burradas de la Copa de Africa. Distintos autores (Juan Manuel Sodo, Oliverio Coelho, Federico Levín) y planteles de autores (como los colectivos Inmediato y Juguetes Perdidos) abordan la emoción, la táctica, el talento, la poesía y la grosería bien usada: “Gol y la puta madre que lo parió, gol carajo la concha de su madre, gol, gol hijo de puta la reconcha de la lora”, escribe Rubén Mira (y usted preguntará por qué puteamos los futboleros cuando somos tan felices).

De pies a cabeza no es un libro armónico: su fuerte está en lo cambiante, en lo imprevisto. No recuerda a un equipo equilibrado, predecible y de funcionamiento aceitado sino a la anárquica, polifónica, azarosa experiencia de escuchar a la gente en la cancha: no los cantitos sino aquello que se discute. De las visiones universalistas a las obstinaciones con cierto crack. Del gol de Tevez a Serbia y Montenegro en Alemania 2006 a un 4 uruguayo de Deportivo Español que jugó el Mundial ‘86. De la emotiva, familiera experiencia iniciática con tu padre y tu abuelo a la sodomización serial que supone romperles el culo a 20 mil desconocidos que se quieren matar. Como sugiere al NO Coelho, uno de los autores: “En el fútbol cabe todo tipo de metáforas para ordenar terrenos cotidianos y sentimentales... No hay limitaciones de tono, género, y cada uno de estos textos, más que un acercamiento, es un testamento”. ¿O creías que ya nadie va a escuchar tu tribuna?