“¿Crees que Tévez debería tener una nueva chance en la Selección?” La encuesta aparece minutos después de que Carlitos convierta dos goles para la Juventus. Un ratito más tarde, la balanza, tendenciosa y oportunista, se inclina mayoritariamente hacia la positiva. El de la votación es otro título para Tévez, que no paró de salir campeón: ganó 18 títulos, dio vueltas olímpicas con las camisetas de Boca, Corinthians, Manchester United, Manchester City, Juventus y la Selección Argentina. Fue una pieza fundamental para salvar al West Ham del descenso.

Se hizo profeta en su tierra, pero también en Inglaterra y Brasil, plazas hostiles para los futbolistas argentinos. Llegó al Mundial de Sudáfrica como el jugador del pueblo, pero hoy, mientras Alejandro Sabella ya completó casi todos los casilleros para Brasil 2014, su nombre ni aparece, pese a que su nivel sigue siendo de elite y sus condiciones pueden competir con las de Rodrigo Palacio o Ezequiel Lavezzi, que tienen el bolso preparado.

“La verdad, si juega bien al truco o si juega demasiado a la play yo no lo sé. Creo que Sabella ha hecho lo que todos le pedíamos: un equipo en torno de Messi, al mejor de todos. Eso es lo que tanto se reclamaba. Entonces el tema no es tanto el grupo sino el equipo. Ya hubo seis años de intentos para que jueguen juntos Messi y Tévez, pero no fueron fructíferos”, advierte en diálogo con el NO el sociólogo Pablo Alabarces.

Messi aparece rápido en escena. Y Alabarces suelta una interesante definición: “Los hinchas y los futbolistas argentinos éramos los únicos que no estábamos convencidos de que Messi es el mejor futbolista del mundo”. Ahora, entonces, el objetivo es tratar de no romper la caja de cristal que costó tanto construir para proteger al mejor. “Sabella terminó con el narcicismo de los futbolistas argentinos y todos admitieron que Messi es el mejor. Tévez, en este caso, funciona de forma irruptiva: no puede estar en un lugar en el que no lo consideran el mejor y por eso tuvo problemas en varios clubes. No estaba dispuesto a quedar detrás de Messi”, amplía Alabarces.

El que mejor entendió el panorama es el propio Carlitos, que sacó de su cabeza la posibilidad de jugar el Mundial. Así y todo, de acá a junio, cada vez que la rompa en la Juventus se repetirán las encuestas que piden que el Apache vuelva a ponerse la celeste y blanca. El que salió campeón en todos lados. El que apoya la cola contra el defensor, aguanta la pelota con la punta del botín y empieza a retroceder arreando la marca hasta que gira a pura potencia y se lleva todo –y a todos– por delante. El que habla inglés a la fuerza, el que rompe cualquier protocolo. El mismo que tantas veces luce desencajado en la cancha y corre desesperado como los perros que sueltan luego de haber estado mucho tiempo atados. El jugador del pueblo.

Pero, ¿con eso alcanza? “En términos sociológicos me encanta Tévez, me parece un jugador fantástico. Por algo era denominado el jugador del pueblo y no el jugador de la gente. Porque Tévez es el único de esta nueva generación que tiene encima esa marca popular, plebeya. Pero me parece más fantástico que hablemos de fútbol y no de sociología”, concluye.