Un fideicomiso es un contrato que perdura sólo para el proyecto que se emprende. Una vez disuelto, los contratados no se ven afectados en el futuro. La definición le queda bien a cualquier banda de acá y perfecto a Agathe y El Fideicomiso, una francesa carismática, una violinista irlandesa y un combo de músicos locales que están presentando su debut, A estrenar, donde mezclan el rock y el folk eléctrico franchute más oscuro.

Agathe Cipres dice que llegó a Buenos Aires “de curiosa” y que “quería vivir lejos”. Partió de su ciudad natal, Le Havre, a Dublín y se quedó un año haciendo un master en Relaciones Internacionales. Tocaba la trompeta desde los siete y había pasado una temporada larga en el conservatorio. En Dublín conoció a Nuala McLoughlin, enfermera y violinista con ganas de rajar. Y también al hermano de Federico Gómez, guitarrista que en Buenos Aires tenía una banda con otro violero, Maxi Mas, que se llamaba Amsterdam Playboy’s. O Mickey Mouse y sus quesitos, según sus cambios de humor.

Tan lejos quería vivir Agathe que en 2010 terminó en Buenos Aires. Ese año armaron la banda y a principios de 2011 concibieron su primer EP, que luego hicieron rodar. Agathe canta la mitad en francés, con una voz a la vez potente y cansina. Se jacta de no encasillarse en ningún género: tocan desde melodía con olor a Balcanes hasta rockabilly (Aire), valsecitos que terminan en polcas enfermizas (Danza final) o foxtrots arabescos rockeros. El tema más bonito, quizás el hit, es Ce soir la, balada suave y dolorosa.

“Son canciones muy visuales. Gente que nos escuchó dijo que nos parecemos a una peli de Tim Burton”, define. “Estamos intentando encontrar un lugar propio”, agrega Mas. Y Gómez deja en claro qué línea no les interesa cruzar: “Veo el Personal Fest y me digo que yo no quisiera estar ahí”.

Entre enero y abril, Agathe y el Fideicomiso grabó A estrenar, su primer disco, presentado en sociedad el 13 de septiembre en la Alianza Francesa y publicado en noviembre: el 5 liberaron el material por Internet y después celebraron en una vieja mansión de Coghlan, con una fiesta para amigos. Una de las curiosidades del disco es que cada una de las once canciones fue ilustrada por un artista. “A algunos los contactamos por Facebook, como Danielle Davis, una artista de Estados Unidos que ilustró Ce soir la”, cuenta Agathe. Su fideicomiso aprueba, mientras dure el contrato.