Miau
(Miss Bolivia,
Alta Yama Records)
“A vos te gusta el champán, a mí me gusta el vino, a vos te gusta la pala, a mi cabe el pino”, diferencia Miss Bolivia desde los primeros versos, demostrando por qué se ganó en los últimos años su lugar en la escena: como una Tita Merello en plan yoguini, Paz Ferreyra se puso esta vez en manos de los talentosos Guillermo Beresñak y Juanito El Cantor para un disco sincero y costumbrista, a mitad de camino entre el dancehall y la cumbia. Esta Miss Bolivia puede sonar memoriosa (como en el emotivo Rap de las Abuelas), picante y zarpada (como en su hitazo Bien warrior, con DJ Krass), explícita y cancionera a dúo (Tomate el palo, con Leo García, o Noche polar, con Mimi Maura) o animarse a cualquiera (como en Caprichosa, hilarante dúo con Pocho La Pantera), que como buena gatita salvaje y flashera, siempre cae bien parada.
Humo
(Leonchalon, Sony)
La trayectoria de Santiago Benítez (aka Artifex León) es curiosa: desde el hip hop al reggae, el muchacho oriundo de ItuZion (un Ituzaingó mítico y ahumado) tuvo la astucia y la perseverancia para darse cuenta de que, con una banda atrás, sus rimas podía resultar irresistibles. Acompañado por un ajustado septeto, cuenta en criollo su vida, colgada pero lúcida, arengadora pero reflexiva. Con producción de un experimentado como Tweety González, aunque sin ser demasiado originales, tienen la capacidad expresiva para nombrar a Jah y Babilonia sin sonar ridículos. A pesar de su crudeza y limitaciones (la dicotomía entre la Ganja y Babilonia, a la larga, resulta pueril), los Leonchalón son unos auténticos reggae dealers; un grupo a la vez auténtico y comercial, con buen ritmo y ganas de imponer, desde ItuZion, una nueva plaga: el reggae barrial.
Buenos Aires respiro
(Atentado Arrabalero, Oui Oui Records).
Solo por su apropiación hip hopera de Se dice de mí (recordada por la inmortal interpretación de Tita Merello), el nuevo proyecto de Ioja y Sansound merece atención. Pero además de poner las cosas en su lugar con la protoMC Tita Merello (la mejor rapera surgida de este gueto), el combo no se queda ahí. Ni ahí. Con sensibilidad y maestría para el funky rap, aprovechan la dialéctica (chica) blanca & (chico) negro rapeando a dúo en un promisorio debut bailable sin ser frívolo, que se mantiene bien arriba en once tracks donde demuestran ser buenos respirantes. Es que en 37 minutos tienen aire para citar a Merello, la física cuántica y el tantra con un flow más influenciado por las aves que por el raperío MTV. El hip hop local no es chamuyo, o quizá ya aprendió a chamuyar a pleno por los arrabales del siglo XXI.
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