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Llegó la resinosa tuca de 2013, el año definitivo del boom del autocultivo en la Argentina, y aunque la escasez hace de Buenos Aires otro agujero negro de buenflashes y buencopes, todavía las últimas caladas alcanzan a despedir alguna noticia, cual voluta de humo en su andanza rauda hacia el calidoscópico cielorraso del Universo. Ponele.

La Procuraduría contra la Narcocriminalidad (Procunar) reveló que, en la Argentina, cada hora una persona es apresada por tenencia de drogas en cantidades homologables a las del consumo personal. La legisladora porteña Gabriela Cerruti, de Nuevo Encuentro, presentó un proyecto de ley a la Legislatura para que se regule la venta de semillas. La revista THC lanzó su Plan Nacional Semillas para Todos y parte de su staff integró el Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (CeCCa). El padre Juan Carlos Molina fue designado titular del Sedronar. Pero la noticia fumeta indiscutida del año fue rioplatense y popular: Uruguay, donde no estaban penalizados el consumo ni la tenencia en cantidades prudentes, legalizó la venta de marihuana e implicó al Estado en su producción y comercio. La revista británica The Economist, de hecho, lo consideró el País del Año.

Puertas adentro, casi 50 mil personas marcharon el primer sábado de mayo desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, por la legalización del cultivo y el uso de marihuana. Una cantidad de fumo que rebalsó cualquier picador y, como en la teoría de la copa que derrama, dejó caer alegría por calles y avenidas porteñas, aunque la marcha se replicó en el resto del país. El NO se hizo eco de los fetiches de parte de estos usuarios con los dibujitos animados flasheros (en la tapa del 20 de junio), videojuegos (el 12 de diciembre, cristalizó el fenómeno GTA V), series, la nueva psicodelia argentina (25 de julio), el dub como música definitiva del cuelgue (17 de octubre) y, especialmente, del auge del autocultivo, con una producción e investigación publicada en tapa el 25 de abril. Hasta Darío Sztajnszrajber habló sobre “la piedra filosofal” (guiño guiño) en este suple antes de ser tapa de la THC.

Con el acceso de la generación más cannabizada de la historia al mundo de la producción, fue el albor de los motivos psicodélicos, las palabras claves del fumón y la imaginación desencadenada, justo en el año en el que el reggae, por primera vez en una década, desaceleró su crecimiento. En el anecdotario queda la aparición de algunas bandas con nombres afines (como La Ultima Seda o Rolando Motta), el estreno de películas colgadas de bajo presupuesto (como la local KV62) o la aparición de otro disco de Babasónicos, la banda argentina cannábica por excepción, con un tema que menciona al porro (Uso, de Romantisísmico). Ojalá que también como anécdota caiga en 2014 la escasez de fumo. Y si no, habrá que sumarse a la moda verde y plantar uno también. Plantarse contra la prohibición y también contra el narcotráfico.