FILHOS NUESTROS, EL SUBSUPLEMENTO MUNDIALISTA
El 25 de junio, la Selección enfrentará a Nigeria, un rival perfilado como clásico por la costumbre, dotado de apellidos adorables y tufillo a yetas.
› Por Javier Aguirre
¿Cuántas anécdotas hacen una historia? ¿Cuántas veces tenés que embocar y cuántas ser embocado como para que se forme algo parecido a una pica, una rivalidad, el germen de –digamos– un clásico? Nadie arriesgaría que Argentina-Nigeria conforme un clásico, a pesar de que el partido que jugarán por el Grupo F en Brasil 2014 será ya el cuarto en seis mundiales. Lo bueno es que la Selección les ganó siempre: 2-1 en Estados Unidos ‘94 (dos goles de Caniggia), 1-0 en Corea-Japón 2002 (gol de Batistuta) y 1-0 en Sudáfrica 2010 (gol del actual defensor de Newell’s, Heinze). O sea, total paternidad, aun ante equipos nigerianos que venían como promesa, incluían un par de tipos con prestigio europeo y aportaban nombres irresistibles para videojuegos de fútbol, como Amokachi, Okocha o Kanu.
Con camiseta verde loro, Nigeria es el país más poblado de Africa (166 millones de morochos), tiene la mayor economía del continente, se independizó de los ingleses hace apenas 53 años y cuenta con una Premier League (¿cómo?, ¿no se había independizado de los ingleses?) en la que pasa de todo, a juzgar por el escándalo del cierre de la temporada 2013, luego de que un equipo ganara 79-0 y otro 67-0, lo que generó suspicacias entre apostadores y amantes de las diferencias de gol salvadoras (un saludo al Don Julio nigeriano).
La selección para Brasil 2014 de Nigeria trae los buenos augurios de siempre: arrastra un 2013 invicta en Eliminatorias (vacunó en fila a Malawi, Kenya, Namibia y Etiopía) y con éxito juvenil (es campeón mundial Sub 17), y trae un par de estrellas a respetar: con su apellido de Jedi, Mikel Obi lidera el carísimo mediocampo del Chelsea inglés, e Ikechukwu “Ketchup” Uche es el 9 del Villarreal y lleva como 80 goles en España.
¿Debería la Selección tenerle miedo, por una vez, a Nigeria? Nah, salvo a nivel supersticiones: las tres veces que, hasta ahora, la Albiceleste enfrentó a nigerianos en mundiales, todo terminó con equipo estrolado y columnas de humo negro saliendo desde atrás, de esas que todavía hacen arder los ojos. En 1994, contra Nigeria, a Maradona le dio el doping positivo que derivó en su cortadura de piernas y en el colapso de la Selección de Basile; en 2002, after-Nigeria, la Selección de Bielsa perdió con Inglaterra y se fue en primera ronda chupando papelón, y en 2010, también después de bajar a los nigerianos, terminó con el humillante 4-0 de Alemania contra la Selección de Maradona. O sea, perder siempre es feo, pero esas tres lo fueron especialmente. Pero tranqui, que las estadísticas están para eso: para justificar pesimismos.
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