CINCO BANDAS QUE SOBREVIVEN A LA ARGENTINA
Grand Prix, Jaime Sin Tierra, Los Tipitos, Bristol y Razones Concientes no “triunfan”, no llenan estadios ni aparecen a cada rato por radio y televisión. Pero están: cada una de estas cinco bandas que poco tienen que ver entre sí se las arregla, a su manera, para mantenerse en forma y actividad con sus propias estrategias de supervivencia.
GRAND
PRIX Trabajo de hormiga |
Grand
Prix sobrevivió porque tuvo conducta económica. “Hicimos
de todo –dice Sebastián Arpesella, guitarrista de la banda. Nos
agarró la crisis apenas sacamos el primer disco y nos obligó a
buscar opciones de funcionamiento reducido. Tocábamos en formato acústico
al tiempo que decidimos grabar en el estudio en vez de gastar dinero y tiempo
en sala de ensayo.” Ahora ayuda, además, el hecho de mantener una
página web “rica y activa”, como una manera de llegar a mucha
gente que jamás los conocería. “También llegamos
a tocar en bares, con repertorio mixto (temas nuestros y versiones). Y nos pagaron
bastante mejor que en el circuito under: con eso pudimos pagar la sala y grabar
varios temas del segundo disco”, subraya Sebastián Rubín,
el cantante. La recaudación de cada show alcanza para cubrir gastos de
sonido, operador, flete y publicidad. “Si todo anduvo bien, nos llevamos
unos mangos extra que preferimos mantener en una caja chica grupal para afrontar
gastos futuros. Eso generalmente alcanza para todo, menos para grabar un disco.
Aquí sí tenemos que sacrificar nuestros bolsillos”, cuenta
Pablo Font, tecladista. Otra estrategia típica (vender cds en los recitales)
también les deja algún dinero. Llegan a vender 10 o 20 unidades,
a 5 pesos de ganancia neta por unidad. “El resto de la ganancia depende
del arreglo que hagas con los dueños del boliche. Muchas veces se cobra
un porcentaje de la entrada, otras a la banda le queda el 100 por ciento después
de cubrir los costos del sonido.”, según Agustín Casalía,
baterista.
Toleran conceder entradas y hasta se bancan que no les rindan la cantidad verdadera
de entradas vendidas, pero en el sonido no quieren transar. “Aunque suene
exagerado, exigimos puntualidad a la hora de probar sonido”, dicen. La
prensa de la banda, en tanto, funciona a pulmón. “Cada uno busca
contactarse con la prensa a la que puede acceder y se acercan gacetillas, cds
promocionales para repartir. Es un laburo de hormiga... Es cierto que pagarle
a alguien para hacer prensa no es una inversión superflua, pero no sirve
por sí sola. Tenés que tocar y tratar de que el disco esté
en todos lados, porque si no en 5 segundos la gente se olvidó”,
reflexiona Fernando Lee, bajista.
El ejemplo: Fun People. “Son increíbles. Llegaron a vender 25.000
discos con cero promoción, cosa a la que muchísimas bandas en
sellos grandes y con mucha guita atrás ni siquiera se acercaron.”
JAIME
SIN TIERRA |
Los Jaime Sin Tierra se
jactan de tener un “mailing fiel” que responde sistemáticamente
cuando se anuncia algún show en la página de Internet o cuando
ellos mismos envían la información a sus fans. Si en el rock argentino
2003 no queda otro camino que ser independiente, esta es una de las bandas ejemplo
de autogestión. Todo lo que hacen, desde la grabación o edición
de los discos, hasta la organización de recitales y la difusión,
corre por cuenta propia. “En los shows podes ganar 1500 pesos una noche
y la noche siguiente quedar debiéndoles a los plomos... Son los riesgos
que se corren si decidís por vos”, apunta Juan Stewart, el bajista.
Los ingresos del grupo son los habituales –venta de discos, shows, derechos
de autor–. Pero además reciben regalías por haberse incluido
su música en dos películas, Mercano el Marciano, y una por estrenarse.
Así se las arreglan como para no poner plata de sus bolsillos. “Al
principio eran muchos los gastos (sala de ensayo, instrumentos, cuerdas, cables,
etc.), ahora más o menos zafamos. El dinero que entra lo usamos para
financiar todo lo que la banda necesita.” La venta de discos corre por
cuenta del sello, pero también se manejan con un dinámico sistema
de venta por correo que, en muchas ocasiones, supera el otro método.
Con la excepción del showpresentación de cada disco (donde la
cifra puede subir), comercializan un promedio de 5 discos por cada fecha. Y
dicen que jamás vendieron entradas para tocar. “Si el lugar y los
números dan para que hagamos un show como a nosotros nos parece, vamos.
Si no buscamos otro”, dice Stewart. La prensa y difusión del grupo
se hace “a pulmón” y las condiciones que pondrían
para firmar con una multinacional les impediría hacerlo de por sí...
Salvo que sean La Renga. “Una de nuestras imposiciones sería que
no tengamos nada, pero nada que conceder en la cuestión artística”,
dicen.
El ejemplo: El Otro Yo. Nos parece piola como llegaron a tener una mini-empresa
alrededor de la banda, con más convocatoria que muchos artistas de multinacionales."
LOS
TIPITOS |
Desde hace cuatro temporadas,
Los Tipitos forman parte del cartel artístico que ofrece la peatonal
de Villa Gesell. Con esa rutina, lograron mantenerse y sobrevivir. Entre enero
y marzo, tocando todos los días, obtuvieron buen dinero: con una miniestructura
técnica y tres ayudantes todo terreno, armaron un set de una hora, pasaron
la gorra y vendieron discos y remeras. Los primeros días de enero llegaron
a ubicar 80 cds a 10 pesos cada uno. “Este año no sólo nos
alcanzó para alquilar una casa para todos y sobrevivir, sino también
para engordar un poco el bolsillo”, cuenta el frontman.
El método independiente de Los Tipitos prendió: ellos cuentan
que, tras cada show callejero, se acercaban músicos de otras bandas para
preguntar cómo había que hacer para obtener un permiso y tocar.
Pero la cosa es complicada. Según Raúl, lo que plantean los funcionarios
de Cultura de Gesell “es una tontería”. “Tienen un
concepto equivocado de lo que es ruido y lo que es rock. Hay espectáculos
de otro tipo que ponen música y suenan el triple que nosotros, pero no
hay caso: los primeros 15 días de cada año hay una pelea constante
con la municipalidad y los vecinos hasta que vienen los inspectores, miden los
decibeles y se quedan tranquilos.” El resultado económico de la
banda proviene de la enorme diferencia que hay entre ingresos y gastos. El gasto
se divide entre los 90 pesos que la Municipalidad cobra por mes en concepto
de canon, el sueldo de los dos plomos y de la chica que vende remeras y cds,
y el uso de una pequeña estructura de sonido. Entre los ingresos, solamente
con la venta de discos obtienen dinero suficiente para solventar los gastos:
a 20 discos colocados por día, un simple cálculo matemático
da más de 4000 pesos al mes. Todo un número. “El primer
año recaudamos lo suficiente para comprarnos un colectivo para trasladarnos
sin tener que pagar fletes. Si te ponés las pilas y hacés las
cosas como un ejército, te traés un billete”, confirma Raúl.
Esas ganancias, en un principio, iban a parar a un fondo común. Pero
no funcionó. “No nos alcanzaba para cubrir nuestras necesidades
personales y además nos administrábamos mal.” Para evitar
peleas, entonces, decidieron dividir la plata en partes iguales. Otro problema,
la piratería, se puede bancar: Raúl reconoce que cada disco que
venden provoca cinco copias... “Mata porque te difundís. Vendés
uno y te compran cinco. Además no me jode porque estuve mucho tiempo
de ese lado... A mí me pasaba lo mismo, nunca podía comprarme
los originales.”
El ejemplo: "No tenemos una banda en particular. Pero cualquiera que opte
por un camino de autogestión merece respeto."
RAZONES
CONCIENTES |
Razones Concientes nació
luego de la última separación de Malón. Uno de sus integrantes,
Antonio “Tano” Romano (ex Hermética, Visceral, Cancerbero),
dice que todo esto es como empezar de nuevo, pero con viejos métodos
de supervivencia. “Los verdaderos heavys no tienen un mango. Armar un
show, entre publicidad en diarios y radios, sonido y traslado, te cuesta 2 lucas,
y ni siquiera podés vender discos en los shows porque lagente en la puerta
te pide que le bajes la entrada de 6 a 4 pesos. En este marco, para salvar el
show tenés que meter 300 tipos. ¿Cómo hacés?...
Los grupos soporte siempre ayudan, ponen una guita y venden entradas anticipadas.
Ya contás con una guita para pagar un aviso en el diario o señar
el lugar. Pero igual casi siempre vas a pérdida.”
Romano nunca dejó de trabajar como fletero. Ni siquiera en los tiempos
más exitosos de Hermética. “Persistir en el rock me llevó
a transformarme en luthier y mecánico. Hoy no hay método de autogestión
que alcance... Si se te rompe la viola, a laburar para arreglarla, y si se te
para la camioneta, a tirarse debajo del motor. Te la pasás remendando...
Hasta las púas se fueron a la mierda: salen un peso. Los rockeros, hoy,
somos todos laburantes”, determina. Razones Concientes no tiene agente
de prensa. Sólo un amigo del Tano que armó una página web
para mostrar de qué va la banda. Dice que la difusión del grupo
pasa, exclusivamente, por las radios alternativas. “Las radios grandes
no te reciben. Ni siquiera observan que viajaste como un boludo durante una
hora hasta la radio para que te den cabida. En cambio, en las alternativas te
reciben de primera... Los tipos ven el sacrificio que hacés para llegar
a las 9 de la noche después de haber laburado todo el día.”
A diferencia de Los Tipitos, Romano está harto de la piratería.
Dice que anula cualquier posibilidad de autogestión. “Los pibes
que vienen a los shows tienen la moneda justa, sin chamuyo. Salvo que el disco
haya salido recién, la mayoría prefiere comprarlo grabado por
cinco mangos, sin darse cuenta de que te cortan las piernas. Los que truchan
discos te terminan perjudicando. Ellos ganan y vos, que te rompiste el lomo,
perdés.” Para tocar, Razones Concientes arregla sí y sólo
sí por el 50 por ciento de puerta con entradas vendidas en la puerta.
“El resto, auspiciantes, etc., es para pagar los gastos”, dicen.
“Ganamos poca plata en los shows. Hay mucho gasto y poco público”.
El ejemplo: Hermética. “Teníamos un sello, pero hacíamos
lo que queríamos. Recorrimos el país bancándolo nosotros...
Sin pensar en ganar un mango.”
BRISTOL Autoabastecidos |
Bristol está a mitad
de camino. Hace poco firmaron con el sello de Zeta Bosio que, sin embargo, “no
se parece en nada a una multinacional”, previene Juan Rowina, el guitarrista.
Todos los integrantes del grupo, menos Rowina (profesor de guitarra), trabajan
de otra cosa. Pero nadie pone plata de su bolsillo para sostener al grupo. “Tenemos
un pequeño ahorro generado por la banda durante su existencia. Por eso,
si tenemos una racha donde no ganamos plata, podemos contar con eso. Lo mismo
si hace falta poner plata de nuestro bolsillo... Lo hacemos y después
reponemos con lo que genera la banda. Si bien no vivimos de Bristol, el grupo
se autoabastece”, cuenta el guitarrista. Si se rompe un instrumento, por
ejemplo, cada uno se hace cargo de la reparación, a menos que no pueda.
“Hace poco, cuando entramos a grabar el segundo disco, compramos con plata
de la banda todo lo que necesitábamos para los instrumentos.” La
plata que el grupo obtiene sale de tres fuentes: shows, venta de discos y SADAIC.
Y va directo a un fondo común. “Por suerte, los shows siempre alcanzan
para cubrir todos los gastos. Cobramos un cachet o negociamos un porcentaje
por entradas. Defendemos que los organizadores cubran los gastos básicos.
“Además, Bristol se asegura que se trate de un lugar ‘agradable’
para tocar, que se respete la prueba de sonido y luces y, sobre todo, que haya
lugar para cambiarse. Lo que tampoco puede faltar son los tragos”, exige
Rowina. Pero no siempre lo logran. “A veces las condiciones en las que
tocamos no son las ideales.” La máxima cantidad de discos que vendieron
en un show fue 25. Habían ideado una promoción que incluía
los dos discoseditados más un demo inédito. “Es muy relativo
lo que puedas vender en un show. Depende de cada noche, y si presentás
un disco”, razona Juan. Los números que genera el grupo resultan
muy justos como para, por ejemplo, pagarle a alguien que les haga prensa. “La
encargada de difundirnos es nuestra manager. Nos cuesta mucho tener que pagarle
a alguien para que se ocupe específicamente de eso.”
El ejemplo: El Otro Yo. "Han desarrollado su carrera desde cero. Con la
mochila al hombro comenzaron a vender discos (auto editados), hasta llegar a
tener su propia discográfica y una gran trascendencia."
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