Jueves, 6 de febrero de 2014 | Hoy
LOS MAXIS DE LOS BARENBOIM
El efervescente combo reconstruye en Too Gay? el lado oscuro del tecnopop de los ’80.
Por Javier Aguirre
¿Puede generar lanzamientos de bombachas al escenario una banda de rock que produce EPs conceptuales destacando el lado oscuro de A-Ha, cuyo nombre alude a un director de orquesta hispano-palestino-argento-israelí, que cuenta con una formación efervescente y fértil en invitados, y que tiene como huraño líder a un productor discográfico y de shows de vasta trayectoria en la escena porteña? Así parece. Los Barenboim han cumplido el sueño de cabecear ropa interior femenina durante sus conciertos y eso –desde Sandro en adelante– siempre será un hito en la música popular argentina. “Fue en un show que dimos en una fiesta”, evoca en el estudio mayor del NO el cantante Rusky. “En cuanto voló la primera bombacha nos miramos y nos dijimos: ‘Estamos enfocados, esto no puede ser malo’.”
Los Barenboim preparan la presentación de su segunda obra, Too Gay?, un EP de versiones en castellano de bóvidos sagrados del tecnopop ochentoso como The Human League, Duran Duran o Pet Shop Boys. “Nos juntamos a trabajar canciones que nos gustan y cuando algo responde a una idea, le damos para adelante”, grafica Rusky. Ese mecanismo los llevó a su primera producción, Los Barenboim Meet Miranda? (2010), que procesaba canciones de la banda de Ale Sergi, y a tener un nutrido stock aún inédito de discos cortos temáticos, como uno sobre la ironía, otro sobre indie argentino de los ‘90 y un tercero contra el conformismo (“Para dedicárselo a Afo Verde, que dijo que ya no hay creatividad”, marca la cancha el cantante). “En el caso de Too Gay?, encontramos en esas canciones elementos fuertes de rencor, deseo sexual, amor y al mismo tiempo, odio. Hoy la música pop es tonta, puro diagrama, está trabajada desde un lugar vinculado con los segmentos de mercado. En los ‘80 el pop tenía restos de cultura rock, letras más reales, a los artistas pop todavía les pasaba algo”, señala.
Entre las particularidades de Los Barenboim está su potente capacidad para convocar invitados. Al plantel estable —que incluye a Alejandro Castellani, guitarrista de la banda de Benito Cerati— se le adjuntan artistas como Fernando Blanco, el tanguero Alfredo Piro o el cantante de Falsos Profetas, el siempre inquieto Martín Elizalde. “Cuando Los Barenboim me abrieron una partecita de su juego, me encantó”, concede Elizalde, quien resultó ser profeta en su casa: en su doméstico estudio de grabación se registró parte de Too Gay?, y terminó aportando voces y sintetizadores. “Hay pocas cosas libradas al azar en Los Barenboim —dice Elizalde—, es una banda con gran coherencia, dentro de todo lo marginal, contestatario y anárquico que tiene. El rock es un espacio lleno de muletillas y lugares comunes, y Los Barenboim se burlan de eso, inventan su propia corriente. Y las reversiones líricas que hace Rusky son impresionantes, es un cráneo conceptual.” Aunque eso de “conceptual” no parece gustarle tanto al cantante. “Sí... y no...”, gana tiempo Rusky. “Hacemos discos cortos, porque después de 4 o 5 canciones, ya está.”
* Sábado 8 en Ultra, San Martín 678. A las 23.30.
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