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Jueves, 20 de febrero de 2014

LA FILOSOFíA DE STEVE AOKI

“Hagámoslo todos juntos”

El dj y productor electro house es uno de los músicos electrónicos mejor pagos, pero prefiere el éxito colectivo.

La primera vez que Steve Aoki se presentó en Buenos Aires, en 2008, era un perfecto desconocido para el público argentino. Aunque el puñado de trasnochados que se quedaron a verlo esa madrugada del lunes no olvidará jamás cómo el DJ y productor de electro house estadounidense, de ascendencia japonesa, puso a rockear a la pista de baile. No obstante, en su tercer show en la capital argentina, tras un Groove al palo en 2013, uno de los deejays mejor pagos del planeta según la revista Forbes (el año pasado cobró 14 palos verdes) regresa al país a manera de acto estelar de la primera fecha del Ultra Buenos Aires 2014. “Sé que mi éxito fue muy violento, pero se lo debo a mis fans”, afirma, vía telefónica desde Los Angeles, el artista que recientemente firmó A Light That Never Comes, EP de remixes junto a Linkin Park. “Hago un promedio de 250 presentaciones por año sólo para estar en contacto permanente con ellos, no importa si es en una sala chica o en un festival multitudinario.”

A pesar de que se te considera uno de los grandes laburantes de la electrónica, ¿cuánta suerte se necesita para llegar a ser un artista reconocido?

—En mi caso, el reconocimiento llegó gracias a mi trabajo. Laburo mucho durante todo el año. Si no estoy de gira, me encuentro en el estudio creando. Cuando produzco una canción, puedo pasar un montón de horas encerrado para luego ponerla en alguno de mis sets. Esas son mis prioridades para conectarme con la gente. Y el resultado de tanto esfuerzo, en definitiva, tiene su recompensa.

¿Cómo el hijo de un luchador libre como vos decidió ser DJ?

—Fue una situación bien espontánea. Al mudarme a California para estudiar en la universidad, al mismo tiempo que descubría los secretos del DJing, monté un sello, Dim Mak Records, y ese proceso me ayudó a adaptarme al medio. Así que alrededor de 2003, cuando terminé la facu, empecé a hacer mis propias fiestas.

¿Desde aquella época fue tan explosiva tu propuesta sonora, al igual que tus sets?

—Lo que me distingue de otros DJs es que vengo del hardcore. Soy guitarrista y bajista, y toqué con grupos del palo en el secundario. Cuando comencé a pasar música solía usar samples de guitarras, y con el tiempo me di cuenta de que ese espíritu agresivo propio del género no lo había abandonado.

Si bien tu trayectoria musical se remonta a muchos años atrás, tu primer álbum, Wonderland, recién salió a la venta en 2012. ¿Por qué la demora?

—A diferencia de una banda, ponele, que sale de gira, vuelve a su ciudad y se pone a componer, mi primer disco lo hice mientras iba y venía de mis tours. De hecho, algunos temas son de 2007 y otros de 2011. A pesar de que fue una cagada haberlo hecho de esa manera, eso me enseñó las ineficiencias que existen al momento de producir un disco en tanto tiempo. Por eso mi nuevo material, Neon Future, que estará a la venta en septiembre, saldrá a dos años del anterior.

¿Y en qué onda viene Neon Future?

—Sigue profundizando en mi sonido, donde rompo las fronteras entre los géneros. Al tiempo que tendrá participaciones estelares como las de Snoop Dogg, Machine Gun Kelly, Mac Miller y Waka Flock. Cada vez que trabajo con diferentes artistas, crezco en la producción y en la interpretación, pues trato de buscar ese punto intermedio entre mi mundo y el suyo.

Llegás al punto de aparecer con ideas como repartir tortas al público, ¿pensás mucho tus perfomances?

—Ciertamente las pienso. Cada año incorporo algo nuevo en mi espectáculo. No obstante, en esta ocasión en Buenos Aires me dedicaré más a lo musical. Voy a adelantar temas de mi nuevo disco y pasaré mis colaboraciones con otros artistas. En un show de Aoki sólo suena mi música.

Sos uno de los caballitos de batalla del EDM. ¿Creés que esa etiqueta ayudó a proyectar tu carrera?

—Sin duda. En lugar del concepto de “hacelo vos mismo”, lo que a mí me funciona es el de “hagámoslo todos juntos”. Eso significa que pertenecer a una comunidad electrónica me ayuda a conseguir herramientas a las que antes no tenía acceso. Y ésa es la manera como manejo todos mis negocios. A eso me refiero, por ejemplo, con el Grammy que ganó Daft Punk, pues además de merecérselo, porque son unos grandes artistas —a los que admiro mucho— beneficiará a toda la escena.

Aparte de tu sello, tenés una línea de ropa y calzado, una marca de auriculares, un par de revistas, y recientemente abriste Shin, un restorán de comida coreana, junto a celebridades del entretenimiento como Julian Casablancas y Laura Prepon (la colorada de That ‘70s Show). ¿Estás preparándote para abandonar las bandejas?

—No, para nada. Sólo soy un hombre de negocios. Seguiré enfiestando a la gente por muchos años más.

La última: tomando en cuenta tu rol de icono de la juventud estadounidense, si estuvieras en una tienda de música y vieras a un chico indeciso de si comprar una guitarra o unas bandejas, ¿qué le sugerirías?

—Lo que primero le sugeriría es que elija lo que lo haga feliz. Si no le gusta la música electrónica, entonces no tiene sentido que compre unas bandejas. En el arte, uno puede decir muchas cosas a través de diferentes elementos. Por lo que cualquiera que fuera la decisión, siempre y cuando te deje satisfecho, va a estar buena.

* Viernes 21 en Ultra Buenos Aires, Ciudad del Rock, Fernández de la Cruz y Escalada. A la 0.30 en el Main Stage.

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